Luego de la brutal devaluación de enero, que seguimos padeciendo, la crisis sigue avanzando y se abre el capítulo del estancamiento económico o lo que es peor una recesión. De nuevo, gobierno y empresarios acuerdan en que la crisis la paguemos nosotros con suspensiones y despidos en la industria y cierre de negocios en el comercio. Hay otra salida para lograr que la crisis la paguen los que la generaron.
No hay ninguna sorpresa en la profundización de la crisis económica argentina. Desde hace tiempo sostuvimos que este plan consistía en medidas de ajuste cada vez más brutales sobre los trabajadores y el pueblo. El parate de la industria, sobre todo del sector automotriz que ha venido siendo la vedette en todos estos años, no es más que un nuevo capítulo, anunciado por cierto, de la crisis económica mundial con su refracción particular en países como Brasil y el nuestro. Como siempre los grandes empresarios salieron a pedirle al gobierno beneficios impositivos y planes de reactivación. Entretanto , unos y otros acuerdan en profundizar el ajuste.
Crónica de una crisis anunciada
Nuestro país tuvo un “viento de cola” producto del alza extraordinaria del precio de la soja , que sumados al saqueo que significó la megadevaluación de Duhalde, le permitió al Kirchnerismo aplicar su plan de clientelismo político y algunos beneficios menores al movimiento de masas como la asignación por hijo, mientras a las empresas las beneficiaba doblemente con un dólar altísimo, salarios bajos y energía subsidiada, cuando no con subsidios en dólares directamente. Pero esa situación se acabó hace tiempo, luego de las elecciones del 2011 el gobierno dio un claro volantazo a la derecha, aplicando cada vez más medidas de ajuste (inflación, impuesto al salario, etc.), pero no fue suficiente, se seguía gastando más y no entraban dólares frescos, se fueron quemando las reservas del BCRA y tuvieron que profundizar el rumbo conservador de ajuste, así aplicaron la devaluación de enero, que aceleró la espiral inflacionaria junto con la altísima emisión monetaria. Luego vendrían las negociaciones con FMI y Club de París y la quita de subsidios que preludian tarifazos y la necesidad de otorgar aumentos por debajo de la inflación real a los trabajadores.
A todo lo anterior hay que sumarle que por la propia crisis de la economía mundial Brasil, nuestro principal destino en exportaciones industriales como automóviles, también detuvo su crecimiento de años anteriores.
La combinación de retracción del mercado interno y caída de la exportaciones a Brasil hizo que la industria automotriz, se derrumbara estrepitosamente, con un estimado del 35% de las ventas y en el resto de la producción industrial un 10% y la aparición de cierres cada vez más frecuentes de negocios en las principales ciudades del país. Esta combinación de inflación con estancamiento (estanflación como la denominan algunos) prendió las luces rojas en los industriales que soñaban con zafar de la crisis.
Inflación, recesión y ajuste
No importa que hayan ganando millones a costa de salarios relativamente bajos y energía subsidiada en los últimos 10 años, tampoco que el 2013 representara un récord de ventas con más de 900 mil unidades vendidas. A la primera caída importante en las ventas, la decisión de las patronales de toda la industria automotriz ha sido unánime: Descargar su crisis sobre los trabajadores. Ya admiten más de 15.000 suspensiones, en Fiat, VW, Peugeot , Renault, General Motors y Volvo entre otras, a lo que habría que agregar las no declaradas de la industria autopartista y los despidos que se vienen. Por ahora están pagando entre el 65-75% del salario, pero ya anuncian despidos definitivos. Estos despidos y suspensiones a su vez son utilizados por los empresarios para presionar sobre el gobierno, como ya lo hicieran en 2009 a fin de obtener subsidios, baja de impuestos o planes de “reactivación” que sin duda consistirán en líneas de crédito a tasas subsidiadas que después pagamos todos. A estas medidas de ajuste se sumará el resto de la industria que al igual que sus socios de la automotriz coinciden en ajustar a los de abajo. Coincidencia que más allá de las contradicciones político electorales y de discurso, tienen con el Gobierno de Cristina que como ya hemos escrito, hace más de 2 años que tomó el mismo ritmo. El problema que tiene el gobierno es que la bronca de los trabajadores puede volver a pegar un salto, llevando a nuevos paros, huelgas y movilizaciones que siempre terminan en más y más ruptura con el oficialismo y sus variantes. Desde el MST-Nueva Izquierda estamos llamando a todos los trabajadores, delegados e internas a exigirle a las CGTs y CTA que llamen urgente a un paro de 36 hs y un plan de lucha progresivo para enfrentar la inflación, los despidos y suspensiones y detener este brutal ajuste, que hace aumentar día a día los números de pobreza e indigencia.
Algunos datos elocuentes
- En 4 meses el sector automotriz pasó de una venta anual récord de más de 950.000 unidades, a un sector en crisis con 15.000 operarios suspendidos y una caída de las ventas del 40%, según informó la Asociación de Fábricas, una retracción del 21,6% de la producción y una proyección de venta anual que, siendo optimista, llegaría a las 600.000 unidades.
- Suspensiones: 4.000 trabajadores de Volkswagen, 2.200 de FIAT, más 700 de Iveco (camiones de Fiat).
- En la Peugeot, según el sindicato son 1.000 las suspensiones y otro tanto en Renault, agravado con problemas para conseguir repuestos.
- General Motors suma 3.000 suspensiones
- Los trabajadores afectados perciben el 70% de sus haberes habituales.
- En otras terminales automotrices hay reducción de turnos y suspensiones de sus trabajadores, algo que también impacta en el conjunto de la cadena de producción, ya con despidos y suspensiones en pequeñas o medianas empresas proveedoras de las grandes terminales automotrices.
Hay otra salida. Que la crisis la paguen los capitalistas
- La crisis de la economía mundial con su feroz impronta en Europa y la propia de nuestro país no han sido generada por los trabajadores y sectores populares, sino que son producto del agotamiento final del sistema capitalista que con sus múltiples contradicciones de enriquecimiento y concentración en cada vez menos manos, lleva a la exclusión y pobreza extrema de cientos de millones, lo que a su vez impide que puedan vender sus productos y así recuperar su tan ansiada como «necesaria» ganancia capitalista. En esta loca carrera en las últimas décadas, la descomposición ha sido tal que avanza sobre la subsistencia de millones con hambrunas generalizadas, destrucción de la naturaleza y agotamiento de las reservas energéticas, por solo nombrar algunos.
- Por eso sostenemos que la única salida es aplicar un plan opuesto a las viejas recetas conocidas de más y más ajuste a los de abajo para salvar a los de arriba. Proponemos 5 medidas de emergencia para enfrentar el estancamiento o recesión que vivimos:
- Prohibición por ley de toda suspensión o despido
- Reparto de las horas de trabajo conservando el salario completo
- Expropiación y estatización bajo control público de toda empresa que no cumpla con la Ley
- Suspensión inmediata de todos los pagos de la Deuda y a Repsol para utilizar ese dinero para reactivar la economía. Plan de obra pública y de construcción de viviendas populares para generar empleo.
- Contra la inflación: Actualización trimestral de los salarios, jubilaciones y planes al nivel de la inflación real y eliminación del IVA a los productos de consumo popular-
- Con estas primeras medidas de emergencia podemos detener los intentos de hacernos pagar los platos rotos al pueblo trabajador y que empiecen por primera vez a pagar los costos de la crisis los capitalistas que la generaron.
Gerardo Uceda