El 1/7 el senado entrerriano se apuraba a dar media sanción a una nueva ley de agrotóxicos. Entre otros aspectos regresivos, reducía la distancia de fumigación a 100 mts terrestre y 200 mts aérea dejando sin efecto la legislación actual que establece una distancia de 3000 metros para la aérea. No establecía como zonas de riesgo las áreas de recarga de los acuíferos de los cuales toman agua alrededor 140 ciudades y pueblos de nuestra provincia. Tampoco establecía una barrera para proteger la agricultura ecológica. Todo esto bajo la “supervisión” del ministerio de producción y de un “consejo” que se crearía donde tendrían voz, voto y mayoría los representantes empresariales y políticos de este modelo.
En la calle contra la ley
Los senadores contaban con el monopolio del oficialismo del FPV en la cámara, y también con el silencio cómplice de todos los partidos del régimen. Sin embargo, ante el anuncio del tratamiento de la ley, desde la asamblea “Entre Ríos sí, Entre Venenos NO” que integramos y que venía organizando actividades y coordinando con otras asambleas a nivel provincial, lanzamos la convocatoria a una concentración y vigilia durante la sesión del senado. Pese al intento de desmovilizar cambiando la sesión del martes al jueves por la mañana, el martes por la tarde cientos de personas nos hicimos presentes en la casa de gobierno para rechazar la ley y lo hicimos nuevamente el jueves por la mañana logrando que se suspenda la sesión y se prorrogue hasta septiembre su tratamiento.
Del rechazo a la ley, a la pelea por otro modelo
Esta ley no es un hecho aislado, es un engranaje de un modelo de saqueo y contaminación que tiene una de sus principales expresiones en el avance del monocultivo de soja aplicando el “paquete Monsanto”: semillas transgénicas, siembra directa y agrotóxicos.
Este modelo ha quedado plasmado en el plan agroalimentario 2020 que busca duplicar la extensión de tierra cultivada con soja.
Este objetivo, orientado por las ganancias de los pooles de siembra que controlan nuestras tierras y las multinacionales que producen las semillas y los agrotóxicos, requiere de leyes como la que el senado entrerriano busca aprobar.
Por eso debemos seguir organizados y en la calle para que los senadores retiren este proyecto como parte de la pelea por un cambio radical hacia un modelo orientado por las necesidades del pueblo y no por las ganancias, prohibiendo los agrotóxicos y los transgénicos y avanzando en una reforma agraria que termine con el agro negocio y los pooles de siembra.
Luis Meiners – Nadia Burgos
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