El gobierno K de Lucía Corpacci presentó un proyecto para la reforma de la constitución provincial que mantiene lo escencial de la matriz productiva de nuestra provincia. El texto en cuestión sólo plantea algunas modificaciones institucionales para lavarle la cara al viejo régimen catamarqueño, una reforma cosmética para que nada cambie. Se conserva intacto el modelo neocolonial extractivista que desde hace 20 años se instaló en Catamarca con multimillonarias ganancias para las corporaciones, y contaminación y pobreza para el pueblo. Por eso no se puede confiar en la reforma de la constitución a los mismos que dejaron a Catamarca como un banquete de los pulpos megamineros.
No sólo no cambia nada sino que se pretende hacer sin debate amplio y a espaldas del pueblo. Lo que hace falta es convocar a elecciones para asamblea constituyente, la cual debe ser libre y soberana para discutir cómo reformular completamente el modelo de provincia. El pueblo quiere saber de qué se trata y tiene que decidir cómo refundar a Catamarca. Hace falta democratizar la democracia ampliando los derechos populares, cambiar el modelo económico social para que haya trabajo, salud y educación para todos y preservar el ambiente del saqueo y la contaminación de las corporaciones. Para terminar con los privilegios, con control directo del pueblo sobre las decisiones. Para que los funcionarios ganen lo mismo que una maestra y vayan con su familia al hospital, la escuela o el transporte público. Que los trabajadores y usuarios controlen los servicios y empresas estatales. Que los políticos deban rendir cuentas y responder con su patrimonio con revocabilidad de los mandatos. Y que haya elección de todos los jueces y comisaros por el voto del pueblo.
Estas medidas, entre otras, apuntan a un profundo cambio en el régimen político y el modelo económico social. Necesitamos rechazar esta “reforma” cosmética y abrir un amplio debate popular convocando a una Asamblea Constituyente para cambiar de verdad nuestra provincia.
Daniel Blanes