Los gritos en los Tribunales de San Isidro se hacían un eco que recorrían toda la zona, vallada por la policía que como siempre, protege a los femicidas: «Libertad a Yanina», «Nos tocan a una, respondemos todas», «No estamos todas falta Lulú». Mientras abajo hacíamos el aguante, en el tercer piso de los Tribunales los jueces leían la sentencia que absolvió y liberó a Yanina González. La habían acusado de abandono de persona seguido de muerte de «Lulú», pero su hija de dos años falleció por los golpes de la ex pareja Alejandro Fernández.
Cuando se conoció el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 todos aplaudieron. Las cámaras de TV retrataron lágrimas y abrazos. La joven de 23 años, que media hora antes tenía mala cara por un dolor de muelas, ahora sonreía y recibía besos de sus compañeras. Cuando la noticia llegó a las militantes que esperaban en la puerta, comenzó el festejo y un nuevo grito: «Hasta Fernández preso no paramos».
La alegría del fallo no nos puede hacer olvidar de la fiscal «especializada» en Violencia de Género de Pilar, Carolina Carballido Catalayud, que había imputado a Yanina por abandono de persona seguido de muerte, agravado por el vínculo, y que la semana pasada pidió 7 años y 6 meses para la joven. La fiscal Carballido es el símbolo de una justicia machista y patriarcal contra la que luchamos desde el movimiento de mujeres y desde Juntas y a la Izquierda.
Luego de la sentencia, a Yanina le sacaron la pulsera del arresto domiciliario. La fiscalía no le había permitido ir al velorio de su hija: ahora, por fin, pudo visitar a Lulú.
El caso de Yanina es el de miles y miles en todo el país. No enfrentamos sólo a los femicidas, sino a una justicia que los ampara y a una sociedad capitalista corrupta que los engendra. Por eso la lucha no terminó. Desde Juntas y a la Izquierda, el MST y nuestra compañera Vilma Ripoll acompañamos todas las acciones por la libertad de Yanina, y ahora seguiremos exigiendo cárcel a Fernández y justicia para Yanina.
María Damasseno