En1886, en la ciudad de Chicago (EE.UU.) los obreros que habían iniciado una huelga por la jornada de ocho horas el 1º de mayo fueron brutalmente reprimidos y algunos condenados a muerte y ejecutados. El Congreso Obrero Socialista reunido en 1889, en París (Francia), decidió que, en homenaje a los “Mártires de Chicago”, se declaraba el 1º de mayo como Día Internacional de los Trabajadores, una jornada de lucha.
No fueron los primeros muertos de la clase obrera que se cobró la historia sangrienta del capitalismo. Ni los últimos. Pero la brutalidad de la justicia yanqui y su economía pujante a costa de la vida de los trabajadores transformaron estos hechos en una referencia internacional.
Internacional es también la voracidad del capital, que ha llevado la explotación a todos los rincones del planeta, ha generado innumerable cantidad de mártires en las filas de la clase obrera, que a pesar de las traiciones y las derrotas sigue luchando a brazo partido por mejorar sus condiciones de vida y, la mayor parte del tiempo sin saberlo, por el futuro de toda la humanidad.
La lucha de los obreros de Chicago era por mejores condiciones laborales y de vida, por obtener una parte mayor de lo que producían y que, como hoy, era robada por los capitalistas. La cantidad de horas de trabajo, los montos de los salarios, las condiciones laborales en general, siguen siendo hoy tema de luchas y debates. En nuestro país, el gobierno nacional batalla por cuidar el bolsillo de los empresarios enchalecando los reclamos de los trabajadores, pretendiendo condicionar las paritarias y desmontar cualquier tipo de organización independiente. Más allá de los recursos “populares” en el lenguaje, la práctica política del kirchnerismo esta más cerca de la justicia yanqui de 1886 que de defender los derechos de los trabajadores. Por eso fortalece sus vínculos con lo peor de la burocracia sindical, por eso hace que los trabajadores tengan que pagar impuesto al salario mientras que los grandes capitalistas no ponen un peso, por eso favorece un modelo económico extractivista y primario que consolida la dependencia.
Son incontables los mártires de la clase obrera, son incontables las luchas que ha librado y las que tiene por delante. Y esto es así porque aún no hemos sabido resolver la pelea fundamental, la pelea por el poder, la pelea por cambiar el paradigma social que el capitalismo construye desde hace siglos y que explica que el “mercado” decide sobre la vida y la muerte de la gente teniendo en cuenta un parámetro fundamental: la cantidad de riqueza que eso reporta a los capitalistas.
Dos procesos deben combinarse en el camino para lograr esos objetivos: la construcción de una nueva dirección sindical del movimiento obrero en nuestro país y en el mundo, que sea capaz de conducir de manera democrática, independiente y sin privilegios, toda la potencia de la clase obrera en sus peleas particulares. Y la construcción de una herramienta política que proponga de manera permanente la necesidad de terminar con las lacras del capitalismo y cambiar el paradigma social, para construir una nueva sociedad de iguales.
Pero no sólo a fuerza de leyes y represiones se han mantenido en el poder los capitalistas, sino también sosteniendo por siglos la idea de que es imposible que las cosas sean de otra manera. Mediante religiones o pseudociencias, mediante todo tipo de artimañas nos empujan a vivir para trabajar, en las peores condiciones posibles, por la menor cantidad de dinero. Nos obligan a convivir con la violenta idea de que la muerte de miles que buscan una oportunidad del otro lado del mar es algo “natural”.
Acompañar y participar en cada lucha de los trabajadores, mantener viva la memoria histórica de las experiencias de nuestra clase y tener el coraje de superar las derrotas para transformar el sueño de un mundo diferente en una realidad, son desafíos que tenemos por delante los revolucionarios. A pesar de los intentos del capitalismo, de sus gobiernos, de sus instituciones, de sus cómplices, de quitar todo carácter combativo a esta jornada, el 1º de Mayo sigue siendo un día de lucha y solidaridad internacional, un homenaje vivo a los mártires de chicago y a todos los mártires de nuestra clase.