Polémica sobre la pobreza, los planes sociales y el clientelismo
En los últimos días se desató una polémica sobre los planes sociales, los niveles de pobreza, la utilización clientelar de la asistencia social y las oportunidades de trabajo y estudio para millones de argentinos, entre ellos casi 2 millones de jóvenes que no tienen acceso a nada. Desde la derecha, utilizando las declaraciones cuasi fascistas de Babi Etchecopar, se pretende denostar a los millones de argentinos que tienen planes sociales y se hace campaña por un fuerte ajuste que liquide la mayoría de los programas asistenciales.
En la otra vereda los funcionarios K defienden a rajatabla el actual sistema de asistencia social, incluyendo sus vicios clientelares y fundamentalmente señalan la imposibilidad de crear en el corto plazo fuentes de trabajo genuinas, para los millones de argentinos desocupados o precarizados que viven de alguna changa y el plan social, muy miserablemente. Dicen tener programas para la juventud, pero en realidad son apenas unas pequeñas ayudas, para un tremendo drama social que constituye los ni-ni, los jóvenes que no trabajan ni estudian. Mientras que la mayoría de las “asistencias” o “subsidios” se degradan mes a mes con una inflación de más del 30% anual y jubilaciones de $ 3.500.
Tras la pirotecnia electoral, lo que se está discutiendo es como van a seguir ajustando a la mayoría del pueblo. Los socialistas del MST-Nueva Izquierda y los integrantes del MST Teresa Vive creemos que la discusión de fondo es que modelo productivo queremos para nuestro país. El actual basado en el extractivismo de nuestros recursos naturales, en una baja y cada vez más pobre industrialización, al servicio de los intereses de las multinacionales y las potencias imperialistas, deja fuera del mercado de trabajo a millones de argentinos o los coloca en sus bordes, con un trabajo en negro generalizado de casi el 40%, que es usado a su vez para presionar a la baja los salarios de todos los trabajadores.
Con la recesión crece la pobreza y la desocupación
Hace ya bastante tiempo que el INDEC dejó de medir la pobreza y la indigencia en la Argentina con la intensión de ocultar la gravedad del cuadro social. Pese a la falta de indicadores confiables, el propio organismo K ha tenido que admitir una pérdida importante de las fuentes de trabajo dada la importante recesión que se desarrolla en el país, a partir del impacto de la crisis mundial, de la del Brasil en particular y a la total incapacidad del gobierno argentino para desarrollar un plan para combatir este incremento.
En medio de este desastre, la existencia de planes y programas sociales no es un “regalo” del gobierno kirchnerista, sino una conquista de millones que viven en situaciones de extrema pobreza y que no acceden al mercado de trabajo. Cuando se le reclama al gobierno por salidas laborales para los desocupados, su gran fórmula es la creación de “cooperativas” y un gran ejemplo son los puestos de La Salada. “Si el gobierno los ayuda pueden pasar de un trabajo en negro a un trabajo cuentapropista más formal” comentan.
La realidad es que el trabajo cuentapropista y de pequeñas cooperativas sin recursos , desarrolla una gran autoexplotación de los que la utilizan como medio de vida, que es muy difícil de sostener en el tiempo, ya que no pueden competir con las grandes empresas y sus recursos técnicos, financieros, comerciales, etc. Por eso la mayoría de las cooperativas que promueven los K, son meros dibujos, “negocios” de algún funcionario o alguna forma encubierta de precarización laboral.
El financiamiento
Desgraciadamente los planes sociales que en su gran mayoría eran sostenidos por el presupuesto del Estado ahora los financia el ANSES. Con lo cual se utilizan los aportes de los trabajadores y futuros jubilados para asistir a la pobreza. Esto igualmente es un parte menor, ya que la gran sangría del ANSES es la que produce el propio gobierno al utilizar sus fondos para financiar deuda pública. Por eso es que los jubilados no pueden acceder al 82% móvil y tienen mínimas tan bajas. Con Menem, los radicales, Duhalde las AFJP se llevaban los aportes de los jubilados para hacer negocios con las multinacionales. Con los K los aportes se los lleva el Estado para pagar deuda pública… a los grandes banqueros y multinacionales.
Nuestra salida: un modelo productivo independiente que genere trabajo
La década neoliberal de Menem, y la Alianza generó la crisis del 2001 y la mayor desocupación de la historia. Los K se ufanan de haber superado ese pozo y haber provocado algún rebote del empleo. Lo que no dicen es que con los miles de millones de dólares que entraron al país en estos años se podía haber generado un modelo productivo distinto y no lo hicieron. Por eso ahora que nos golpea la crisis internacional, los peores males de la crisis (desocupación, pobreza, bajos ingresos) nos vuelven a golpear con fuerza. En su huida hacia adelante, Cristina no hace sino agravar la situación, creando convenios con las multinacionales, con Chevron o los chinos, que no generan empleo…sino dependencia, miseria y exclusión.
Hace falta un verdadero programa de emergencia laboral. En la medida en que no haya trabajo debería existir un seguro al desocupado cuyo valor contemple el costo de la canasta familiar. El Estado deberá capacitar laboralmente a los que sean beneficiarios del mismo. Los fondos no deberían salir del ANSES, sino de un fuerte impuesto a la renta financiera y a las grandes empresas, liquidando los subsidios que benefician a los grandes empresarios que suman cerca de $ 230.000 millones de pesos al año.
Este programa solo podrá desarrollarse si existe un modelo productivo que privilegie un desarrollo energético e industrial independiente, que cambie la matriz agrominera exportadora dependiente de nuestra economía, por otra que privilegie el trabajo nacional por encima de los negocios con las grandes multinacionales. Y este modelo será necesariamente anticapitalista.
Algunos datos de la pobreza y desempleo:
El INDEC calcula que el 30% de los hogares tiene menos de $ 6.300 de ingreso mensual, cuando la canasta básica para una familia tipo (incluye alimentos, ropa y servicios básicos, pero no alquiler) ronda en los $ 8.000-
Más de la mitad de los trabajadores gana menos de $ 5.500 y el trabajo precarizado “en negro” ronda el 38% de la fuerza laboral.
Hay 10 millones de argentinos con problemas graves de vivienda en el país.
2.300.000 jóvenes, el 6 % de la fuerza laboral, no tiene trabajo.
El 28% de los menores de dos años en la Argentina está desnutrido.
Más del 70 % de los jubilados gana la mínima de $ 3.800.
Desocupación: en noviembre de 2014, sobre 18,5 millones de trabajadores había 1,4 millón de desocupados plenos y 1,7 millón de sub ocupados (menos de 35 horas semanales). O sea 3,1 millones de argentinos con problemas de empleo.
Los planes sociales
Existen alrededor de 8 millones de planes sociales en la Argentina. Su característica central es que sus montos son absolutamente insuficientes para cubrir las necesidades básicas de enormes sectores de la población desprotegida y que una gran parte está al servicio del manejo clientelar de punteros e intendentes K.
Algunos ejemplos:
Asignación Universal por Hijo: paga $ 700 por hijo por mes ($ 23 por día)
Programa Argentina Trabaja: exige cuatro horas de contraprestación laboral por $ 2.500- al mes (no tiene aportes jubilatorios). Tuvo un aumento de un 15% anual ya que hacía dos años que no se actualizaba. Esta congelado su ingreso, salvo para los intendentes y punteros K que siguen metiendo gente en el programa en forma restringida.
Seguro de Capacitación y Empleo: paga $ 1.200 mensuales por capacitación en oficio 3 días a la semana. Su ingreso se hace por cupos arbitrarios que maneja el Ministerio de Trabajo.
Plan Progresar: para los jóvenes que completan estudios son $ 900 por mes.
Gustavo Giménez coordinador del MST Teresa Vive