Hace años que la relación del gobierno con la Unión Industrial Argentina dejó de ser lo que fue en los primeros años de kirchnerismo, cuando los industriales le cantaban loas al «proyecto» y aplaudían cada medida, incluso se pusieron de su lado en el 2008 cuando la crisis con el campo. Pero los cruces de este año entre lo más rancio del empresariado y el oficialismo, que salieron a la luz con todo para el Día de la Industria el 2/9 tienen dimensiones inéditas. Suspensión de festejos, actos separados, boicots y faltazos de ambas partes son la expresión cabal que lo que sostenemos sobre la profundización de la crisis económica del país es parte de la realidad que ya no pueden ocultar.
De nada valió la presencia los días previos del gabinete económico en pleno en el Consejo de las Américas, en donde Kicillof trató de quedar bien con los grandes grupos económicos Norteamericanos, mientras «dibujaba» como siempre los números de la economía a su antojo como nos tiene acostumbrado también Cristina en cada aparición pública. Apenas unos días después, Méndez de la UIA les enrostraba que la industria está cayendo año tras año desde el 2009 y que este año cerrará con un nivel de actividad menor que el de 2011, que no hay inversión ni posibilidades de generación de nuevos empleos sino lo contrario, según sus palabras. A lo que Cristina contestó como siempre, con algunas amenazas y críticas a los empresarios a los que acusó de no apoyar el proyecto, de querer volver para atrás, etc.
Pero no se engañe compañero, no se trata de una pelea en serio, entre un gobierno que defiende los intereses de su pueblo frente a la voracidad de los empresarios. Para comprobarlo no sólo hay que escuchar el discurso oficialista (que siempre termina con un tono conciliador, componedor digamos) sino analizar las políticas concretas que realizó el gobierno en estos 12 años con estos empresarios que hoy critica. A ellos benefició en los primeros años con un dólar por las nubes que les permitió amasar fortunas mientras Ud. veía su salario evaporarse por una devaluación del 300%. A los bancos (los buitres internos que tenemos) les garantizó y garantiza aún las ganancias más fabulosas de toda América. A los empresarios amigos les garantizó las ganancias a través de subsidios a sus empresas como pasó con los transportes, trenes o energía. En 2009 cuando se caía la industria, les salió a pagar los sueldos de los trabajadores privados con plata del Estado, en vez de exigir que los pagaran ellos con la plata que se habían robado durante más de 6 años, y así podríamos seguir dando cientos de ejemplos que muestran cómo el kirchnerismo siempre benefició a los grandes empresarios, sean amigos o no tanto.
Entonces por qué tanta pelea actual? Muy sencillo, se acabó la plata, atrás quedó el superávit fiscal paralelo de los primeros años, la competitividad garantizada por un dólar alto, la recaudación récord, las grandes reservas del BCRA, etc. Todo eso es ya parte del pasado, hoy la crisis avanza y tanto gobierno como oficialismo saben que hay que ajustar. Y lo que discuten y por lo que pelean es por quién paga el ajuste. El gobierno no quiere pagar el costo político de un ajuste masivo sobre el pueblo sobre todo en épocas electorales y con su principal candidato ubicado en primer lugar. Los empresarios, como siempre no piensan relegar un peso de sus ganancias y quieren que el gobierno avance rápidamente, en forma de shock, en aplicar un ajuste clásico sobre el pueblo, haciendo el trabajo sucio ahora, para que el próximo gobierno, lo continúe pero sin pagar todo el costo y así pueda durar un poco más.
Por eso exigen bajar el déficit y el gasto del Estado (lo que quiere decir congelamientos salariales, despidos, suspensiones, etc.), retirar los subsidios a los servicios que llevará a aumento de las tarifas exorbitantes y una devaluación inmediata para aumentar su «competitividad» y poder exportar cobrando dólares caros mientras ellos vuelvan a pagar salarios e impuestos en pesos baratos.
Como vemos todas estas medidas exigidas por la UIA son para que la crisis la paguemos una vez más los trabajadores y el pueblo. Como ya dijimos muchas veces tanto el gobierno, su delfin Scioli como Macri o Massa son parte del mismo modelo, para cambiar de una vez por todas esta lógica tenemos que poner en marcha un modelo opuesto al de la gran burguesía y sus partidos, un plan económico al servicio de los trabajadores y el pueblo. Para que esto sea posible necesitamos construir una gran alternativa de toda la izquierda política y social que es la única que puede llevar adelante hasta las últimas consecuencias este plan.
Gerardo Uceda
