A fines de setiembre viajé a Europa para participar de distintas actividades, varias de ellas en solidaridad con los inmigrantes que diariamente desafían miles de obstáculos para escapar de la barbarie en la que se encuentra Siria. Me invitaron organizaciones sociales y políticas de distintos países con las cuales nuestro partido mantiene relaciones fraternales.
Mi primer destino fue Barcelona donde la movilización independentista del heroico pueblo catalán sigue resquebrajando el dominio del Estado español. En París pude intercambiar experiencias con compañeros de nuestra corriente internacional y estrechar lazos con otras organizaciones. Pero me quiero detener brevemente en mi visita a Grecia y Turquía.
Llegué a una Atenas muy distinta a la que había encontrado en mi viaje anterior, cuando Syriza recién había llegado al gobierno. Aquella vez se respiraba esperanza en cada rincón de la ciudad y los anhelos de cambio parecían haberse hecho realidad. En esta oportunidad me encontré un pueblo más reflexivo y con elementos de cierta resignación. Habrá que ver qué sucede cuando el nuevamente electo Alexis Tsipras tenga que comenzar a aplicar el brutal plan de ajuste que aceptó mansamente llevar a cabo. Me reconfortó encontrarme con compañeros de Unidad Popular, la fuerza política que enfrentó el brutal giro a la derecha de Syriza, primero en su interior y luego constituyéndose como fuerza independiente. UP es una coalición de distintas corrientes políticas de izquierda y gran parte de sus dirigentes tuvieron cargos de responsabilidad en el primer gobierno de Syriza. Están en pleno proceso de reorganización y elaboración programática. Y convencidos de que no es posible sacar a Grecia del pantano en que se encuentra sin romper con la zona euro y aplicando un plan económico en base a medidas anticapitalistas. Nos pusimos de acuerdo en la necesidad de concretar iniciativas internacionalistas frente a la catástrofe humanitaria que se desarrolla en Siria y que tiene en los inmigrantes su costado más terrible.
Mi viaje finalizó en Estambul, en medio de una Turquía conmocionada por el atroz atentado que costó la vida a más de 100 manifestantes opositores al actual gobierno de Erdogan. Participé de multitudinarias movilizaciones, donde uno de los principales actores fue el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), expresión política de la resistencia pro kurda y con el cual desde hace un tiempo nuestro partido viene teniendo relaciones fraternales. Pude constatar el avance extraordinario de la causa kurda en el conjunto de la sociedad turca y el terror del gobierno y el establisment ante una situación que se torna cada vez más explosiva y revolucionaria.
Volví más internacionalista y dispuesto a seguir batallando por la necesaria coordinación nacional e internacional de los revolucionarios.
Alejandro Bodart
