El fuerte ajuste que Macri está descargando sobre los trabajadores y el pueblo, la enorme transferencia de ingresos a las multinacionales y sectores más ricos de la población, justificarían que el próximo 24 de marzo, al cumplirse 40 años del golpe militar, una enorme movilización unitaria llenara la Plaza.
Y más cuando semejante ataque a los derechos de los que menos tienen viene acompañado de represiones a los que luchan y los pobres, como fue la que se descargó contra los obreros de Cresta Roja, contra los estatales despedidos de La Plata, contra los estatales en Río Negro, o contra el acampe jujeño con la ilegítima e ilegal detención de Milagro Sala. Ni hablar del accionar policial brutal contra 7.000 manteros y la impunidad de las fuerzas represivas, que pueden balear una murga en la villa 1-11-14.
Como el macrismo prevé un marzo caliente, sus funcionarios de seguridad están preparando el llamado “protocolo” para “ordenar” la protesta social. La fórmula “legal” para impedir, reprimir, procesar y encarcelar a los que corten u ocupen parcialmente alguna calle o avenida, utilizando leyes completamente antidemocráticas como el famoso artículo 194 del Código Penal o directamente la ley Antiterrorista.
Aprovechando la confusión y bastardeo de la lucha por los derechos humanos que dejó la gestión kirchnerista, empieza lenta pero sostenidamente una campaña dispuesta a reinstalar la “teoría de los dos demonios”. Por eso el editorial tan resistido de La Nación, ahora continúa con la recepción del gobierno a los familiares de las “víctimas del terrorismo”, con las declaraciones de Lopérfido cuestionando el número de desaparecidos, que es seguida por una serie de declaraciones y notas de opinión que señalan que más importante que discutir el número, lo que se tiene que discutir es el rol de las organizaciones guerrilleras.
Todos estos ataques justificarían una acción unitaria. Lo cual no quiere decir bajar ninguna bandera, ni embellecer el accionar kirchenerista de sus mandatos de gobierno ni su política actual. Sino lo más elemental de una movilización unitaria: un programa y una organización común para enfrentar los embates del gobierno de turno, ahora de Mauricio Macri.
Maniobras y actitudes sectarias
Esta posibilidad es impedida en primer lugar, por la actitud de los distintos referentes de derechos humanos ligados al kirchnerismo y luego por las actitudes sectarias de un importante sector de la izquierda.
Los K, tras la correcta bandera de que ahora tenemos que pegar juntos, en realidad solo desarrollan maniobras tendientes a que la unificación de las dos convocatorias separadas durante 10 años, sea al servicio de que puedan copar la acción y convertirla en una reivindicación de la gestión de Néstor y Cristina. El llamado a la unidad de Patria Grande, sin advertir de esta política, no ayuda a que se concrete la unidad reclamada.
El PO y el PTS, facilitan con su accionar estas maniobras. El extremo más delirante es el del PO, que ahora descubre que tener una política “independiente” significa no mezclarse con el kirchnerismo para pedir la libertad de Milagro Sala o explorar la posibilidad de una acción unitaria el 24. Cuando se les cuestiona por qué estaban dispuestos a marchar con Pérsico en diciembre para reclamar el bono de fin de año, explican que una cosa son los derechos sociales o de los trabajadores y otra la lucha por las libertades democráticas del 24 de Marzo. Parecería que para el PO la lucha democrática no es una lucha de los trabajadores…
Luego de una efímera voltereta el PTS (que tuvo una dura discusión con el PO), termina en la misma. El 24 sería una marcha política, no una movilización de unidad de acción. Entonces no podemos marchar con los partidos que han sido parte de los gobiernos patronales de la Argentina. Con lo cual el 24/03 se convierte en un acto de diferenciación política de la izquierda (y algún sector de la centroizquierda) y no un evento de lucha para enfrentar la impunidad, las políticas represivas y de ajuste del gobierno de turno.
Pasada la última reunión conjunta entre los organismos de DDHH ligados al kirchnerismo y los organismos del Encuentro, los coordinadores de la iniciativa propusieron que aunque hubiera dos marchas y dos documentos, se firmara una declaración común que incluía gran parte de las consignas que levanta el Encuentro Memoria Verdad y Justicia y se coordinara la entrada a la Plaza.
Frente a la negativa sectaria del PO y otros partidos, para nosotros esta es una gran oportunidad para explorar una alternativa unitaria posible en la situación actual. La mejor diferenciación con los organismos K pasa en primer lugar por la exigencia de luchar consecuentemente contra la política represiva de Macri y luego por señalar sus limitaciones para ir hasta el final. Si el Encuentro M V y J estuviera armado así se abriría un fructífero dialogo con miles que quieren un 24 unitario y se podría avanzar un importante trecho en ese sentido.
El sectarismo te ata las manos cuando se trata de disputar la dirección de los procesos y fortalece al adversario de turno. Desde el MST seguiremos empujando la necesidad de un 24 lo más unitario posible enfrentando las maniobras y las actitudes sectarias.