Marcos Antonio Ayala Fernández es delegado de UTA en la línea 151 (Metropol) desde el 2014. Antes de postularse, integraba una agrupación de 10 miembros. Al enterarse de esta pequeña organización de lucha, la empresa comienza a limpiarlos de a uno. Despidieron a 9 compañeros y sólo quedó Ayala.
Ya sin tiempo para reorganizarse, se postula como puede. En menos de seis meses cae el aparato de la burocracia de la UTA con su patota y la urna para las votaciones, y con una denuncia de «ética gremial» a Ayala piden su cabeza. La de su compañero no, porque horas antes había presentado la renuncia llevándose de regalo una camioneta 0 km. El compañero Ayala igual se impone como nuevo delegado.
Desde ese día comenzó la etapa más dura de su lucha por el bienestar de sus compañeros contra este monopolio ya bien conocido como Negropol (Metropol). Ayala hizo varias denuncias por mala liquidación de sueldos, seguridad e higiene, falta de descanso, pago de días por enfermedad y lo principal y más temido por los empresarios: el cierre de libreta.
El 23 de febrero Marcos «El corto» Ayala iba a salir a trabajar. Apenas sale de la cabecera, nota que a sus compañeros que salían adelante los desviaban del recorrido. Y al llegar a Constitución a él no lo desviaron, haciéndolo caer directo en la trampa. Comenzó a cargar pasajeros en su unidad cuando de pronto en forma cobarde, desde atrás, le dan un golpe de puño. Siguió una brutal paliza realizada por dos personas. Escaparon, pero antes le dijeron: «Seguí siendo delegado y te va a ir peor».
Ayala quedó inconsciente sobre el volante, con rotura de pómulo y tabique nasal. Tuvo que atenderse en el Hospital Ramos Mejía porque la ART lo rechazó porque la empresa no denunciaba el hecho. Después de muchas vueltas, la ART lo atendió y fue operado. La empresa no le paga el salario y se pasa la pelota con la ART. Además de estar golpeado y lastimado, Ayala está pasando necesidades junto a su familia. El 16 de abril debería renovar su mandato como delegado en la 151. Por ahora eso está en duda por su lenta recuperación después del ataque, pero él pone todas sus fuerzas para recuperarse y seguir luchando. Lo acompañan varios cuerpos de delegados de otras empresas del transporte. ¡No vamos a dejarlo solo a Ayala! ¡Todos los choferes estamos con él!
Gastón Maddelo, chofer línea 60