El romance político de Schiaretti y Mestre da más miedo que ternura. Impulsan un ajuste a dos bandas que ahoga a los cordobeses con tarifazos, despidos y recortes. La conflictividad gremial y social marca el pulso del enfrentamiento a estos ataques.
«¿Prestarles? Si nosotros también estamos pidiendo», dicen que fue la respuesta que recibieron los funcionarios municipales cuando solicitaron un nuevo préstamo al ejecutivo provincial, para afrontar el pago de salarios. Esta situación ilustra el estado financiero de las principales administraciones locales y explica -en parte- el seguidismo hacia el gobierno nacional, único expendedor de los indispensables avales para endeudarse en dólares en el exterior. Pagar gastos corrientes con deuda, no es lo único con aroma noventista en Córdoba.
Ansenuza, el Hotesur de De la Sota
Las prioridades del gobierno están invertidas por completo, la decisión es ajustar sin miramientos. Así lo demostraron al reducir 60.000 raciones alimentarias del PAICor (Programa de Asistencia Integral) que reparte medio millón de raciones alimentarias en las escuelas. Justo en la semana en que la cifra de estudiantes pobres trepó al 30% en las escuelas públicas. Haciendo gala de su insensibilidad, los funcionarios argumentaron que no eran necesarias y que había que cuidar el presupuesto. La indignación ante esta medida sólo fue superada días después cuando se conocieron los costos de la construcción del Hotel Ansenuza, un lujoso emprendimiento de sólo 30 habitaciones, destinado al turismo de élite, presupuestado en 40 millones y que sin haber finalizado aún, la obra ya ha consumido diez veces más, 336 millones. La justicia que supuestamente investiga las irregularidades de esta obra, debería comenzar por el principio: su constructor es un aportante a la campaña presidencial de De la Sota, principal impulsor de la innecesaria obra.
La bronca de los de abajo
«Sobra el 60% de la planta» explican los representantes de las conducciones de SMATA y UOM a los trabajadores, al tiempo que recomiendan aceptar los retiros voluntarios que ofrecen las grandes automotrices. En los pequeños talleres en cambio, las patronales se inclinan al despido liso y llano. El denominador común es el silencio de las conducciones vendidas que trabajan para evitar el conflicto y para que pase el ajuste.
La rebelión de los choferes de UTA contra la conducción gremial, la patronal y el gobierno es un ejemplo a seguir por el sector privado, en el camino de defender los puestos de trabajo. Durante las 72 horas en las que no se acató la conciliación la desesperación estuvo del lado del gobierno, que debió ofrecer soluciones concretas a los reclamos para poder resolver el conflicto.
«No podemos permitir que pasen los despidos. Si la conducción no quiere luchar, lo haremos nosotros desde las bases. Decidiendo en asambleas por empresas como siempre lo hacemos. Tenemos que seguir organizándonos para frenar el avance de las empresas en contra de nuestros derechos y el de los usuarios», estas palabras de Luis «Cacho» Acosta, compañero de UTA, sintetizan acabadamente el sentir de sus compañeros.
Otro frente de conflicto que el gobierno no logra desactivar es la lucha que involucra hace semanas a los hospitales provinciales, que rechazaron el aumento acordado por el traidor Sindicato de Empleados Públicos y que ya ha logrado ofertas superadoras por parte del ministro de Salud. Las razones del conflicto son las que explica Ariel Gómez, secretario general de la UTS-FeSProSA: «Exigimos una paritaria de salud que refleje las necesidades de nuestro sector. Aumento del 45%, pase a planta de los contratados, regularización laboral de residentes y concurrentes, recategorización y recuperar el 82% móvil, entre otras cosas. Luchamos por la salud pública gratuita y de calidad que este gobierno intenta destruir».
Las patronales y el gobierno están decididas a profundizar el ajuste, Macri promete que en el segundo semestre todo se resolverá, pero lo único seguro es el aumento de la bronca, el crecimiento de la presión para reabrir las paritarias a mitad de año y que eso preparará nuevas luchas.
Luciana Echevarría