La política económica del gobierno de Macri es clara de punta a punta: una brutal transferencia de recursos desde el pueblo que vive de su trabajo a los grupos económicos concentrados, nacionales y transnacionales. Lo que es visible para todos es que el ajuste, los despidos y la inflación no anuncian un «segundo semestre de alegría» sino algo peor de lo mismo, que parece pasar inadvertido frente a los ojos de las conducciones sindicales, que hacen la plancha y nos quieren hacer creer, como si fuéramos chicos, que en el segundo semestre vienen los reyes magos.
El nuevo IPC confirma la escalada de la inflación
La corrida inflacionaria no se detiene y el propio Índice de Precios al Consumidor, reelaborado por el gobierno después de varios meses sin estadísticas, anuncia un 4% de inflación mensual en abril, lo que supone un 42% interanual. Otros indicadores, nacionales e internacionales, coinciden en que la inflación de 2016 va a estar rondando los 35 puntos cuando lleguemos a diciembre. Como ya dijimos en estas páginas, el capítulo de la inflación es, sin dudas, uno de los más cínicos, porque si baja algunos puntos en el segundo semestre, será sobre la base de una recesión económica muy pronunciada y un «enfriamiento» violento de la economía, en el que millones que vivimos de nuestro trabajo somos los que pagaremos los platos rotos de una fiesta a la que no fuimos invitados. Pero así baje un par de puntos, esa reducción será luego de un manotazo a nuestros salarios de más del 40%, con cero paritaria que haya cerrado por encima de ese número y cerca de 250 mil despidos. Es decir, el segundo semestre es la metáfora que utiliza el gobierno para las nuevas condiciones de superexplotación que prepara en beneficio de sus socios capitalistas.
Precarizando empleo con la fórmula McDonald´s, vaciando las universidades vía recorte presupuestario, reventando las economías cooperativas o autogestionadas con el tarifazo y la inflación… (y así podemos seguir un rato largo). Por eso, lo importante es pararle la mano.
Comprar burócratas y compararse con el pasado, la fórmula para avanzar
El millonario que nos gobierna y su partido de CEOs vienen por todo. Pero difícilmente podrían haber llegado a este punto si no fuera por un verdadero «consenso del ajuste» construido con el Frente Renovador, el FPV y la burocracia sindical. Como antes en la ciudad de Buenos Aires aunque con los papeles invertidos, hacen como que pelean, pero, en definitiva, ambos aprovechan polarizando un debate entre opciones burguesas de las cuales nada podemos esperar los trabajadores. Para atacar el ajuste necesitamos medidas de fondo, un aumento general de salarios, un estricto control de precios con severas sanciones a los especuladores, impuestos progresivos a las grandes fortunas, anular todos los tarifazos a hogares, cooperativas, fábricas recuperadas, etc. Por supuesto que no solo no hay que esperar al segundo semestre, sino que también necesitamos con urgencia un paro nacional y un plan de lucha para combatir por estas demandas. Desde el MST peleamos por esa perspectiva frente al consenso de los ajustadores.
Martín Carcione