El pueblo peruano, con semanas de enorme movilización popular alentadas por el nefasto recuerdo de la dictadura Fujimori, impuso la derrota de la candidata Keiko, hija del ex dictador. Una enorme masa popular le dio el triunfo a otro candidato liberal, no por apoyo a este sino para dejar claro que Keiko No Va. Fue la forma que encontró el pueblo de Perú de frenar el regreso del mafioso régimen de los Fujimori. A partir de este hecho, comienza una nueva etapa en el país, con un gobierno que intentará aplicar un ajuste antipopular y negociando con el fujimorismo en el Congreso. De ahí que tiene gran importancia la actitud que asuma el Frente Amplio, la fuerza plural ubicada a la izquierda y que en primera vuelta obtuvo con Veronika Mendoza casi el 20% de los votos. Será clave una posición opositora al gobierno y tener propuestas alternativas antiimperialistas y anticapitalistas.
El FA ha declarado que «Nos proponemos derrotar no solo el autoritarismo de los grupos de poder, sino el modelo neoliberal que sostienen con tanto afán al punto que no tardarán en hacer viable una conjunción de acuerdos para cerrar el paso a una salida de izquierda… construir una nueva mayoría ciudadana que no solo rechace el autoritarismo y el neoliberalismo, sino que se comprometa con un programa de cambios que reoriente el manejo de la economía hacia el bienestar de la gente, que proteja nuestros recursos naturales y el medio ambiente para las futuras generaciones, que afirme el carácter plurinacional de nuestra república, que cuestione todas las formas de discriminación y exclusión por razón de género, religión, raza, e identidad sexual…». Se abre un nuevo desafío para la izquierda peruana.
Corresponsal