Con el anuncio de la reforma político-electoral, Macri aprovecha que la gente está harta del robo de boletas, las listas sábanas, las colectoras y las candidaturas testimoniales para profundizar un camino antidemocrático y reaccionario. A cambio solo promete que el sistema de voto electrónico será más transparente y moderno.
Nadie duda de que el sistema de boletas en papel es cuestionable, sobre todo por el manejo clientelar y corrupto que de él hacen los partidos mayoritarios, PJ y UCR. De allí a que la reforma de Macri sea progresiva hay un mar de distancia.
En primer lugar, porque mantiene y profundiza los peores rasgos reaccionarios de la ley electoral vigente, modificada por el kirchnerismo en acuerdo con la UCR. No es de extrañar entonces que esta reforma hoy sea consensuada con el PJ. Como las PASO que con su piso del 1,5% dejan afuera al que no lo alcance y que son además una intromisión completa en la vida interna de los partidos, permitiendo y obligando a ciudadanos que no son integrantes ni simpatizantes del mismo voten cuál sería el candidato, reglamenta también sus tiempos y procesos internos. Pero no es sólo esto, sino que la reforma macrista avanza más aún en el peor sentido ya que ahora los votantes solo pueden votar por un solo partido, por lo que la supuesta libertad democrática de elección no puede ser invocada. Y dieron marcha atrás en que las internas no fueran obligatorias, sabiendo que esto podría abrir la puerta a que cayeran las PASO.
El proyecto mantiene el sistema de financiamiento de los partidos políticos que beneficia a los grandes partidos y no habla sobre el financiamiento de las campañas electorales, que es fuente de corrupción por múltiples vías. Así está saltando en los medios días tras día, porque el «robo para la corona o la campaña» es una práctica cotidiana no sólo del kirchnerismo sino de todos los partidos mayoritarios, que utilizan para hacer sus campañas los fondos públicos y la chequera de los grandes capitalistas, a los cuales luego les votan todas las leyes a su medida.
Por eso llamamos a rechazar esta reforma político-electoral enérgicamente, por tramposa, reaccionaria y manipuladora. Y exigimos que se abra un debate serio, democrático y profundo sobre una verdadera reforma de todo el régimen electoral, que incluya la eliminación de las proscriptivas PASO, la prohibición y penalización de utilizar fondos públicos o privados en las campañas y la modalidad de voto, entre otros puntos.
Gerardo Uceda