Desde hace cuatro meses, la clase obrera está en una pulseada por el retiro de la ley El Khomri. Por segunda vez, el 5 de julio esa ley se impuso sin debate ni votación en la Asamblea nacional, por el decretazo 49-3 (…) Es el desguace del Código del Trabajo (…)
Pero para el presidente Hollande y su primer ministro Valls los daños son irreparables: su mayoría parlamentaria está rota, el PS y sus aliados del PCF, Frente de Izquierda y Verdes están en ruinas. La única mayoría que aún tienen es la de su impopularidad, que bate todos los récords.
Los hechos ilustran claramente la tendencia a la integración de los sindicatos en el Estado y el rol de sus direcciones. Sostén del gobierno y su política, impusieron todo su peso para impedir el choque total. Los líderes de la CGT y FO, con aval de la FSU y SUD, rechazaron el “todos juntos” y la huelga general. Se negaron a llamar al retiro total de la ley. Dividieron los paros por ramas, sectores y regiones. “Esperaron” más de tres meses para llamar a un día de paro nacional y marcha a París el 14 de junio. Suplicaron renegociar el “artículo 2” para mejor traicionar a los trabajadores, desocupados, jóvenes y jubilados que querían ir hasta el final.
Y ya se perfila la sacrosanta campaña electoral presidencial para tratar de neutralizar la lucha por el Código laboral, por el retiro de la ley y demás reclamos urgentes, sobre todo en los hospitales al borde de la explosión. En su mayoría, los trabajadores no esperan nada de estas elecciones y esta lucha de espacios (…)
El movimiento obrero debe librarse de esa trampa y reorganizarse en base al eje de una triple ruptura: con el gobierno; con el régimen antidemocrático de la
Vª República; y con la Unión Europea, sus instituciones y directivas. Después del Brexit, todos quieren salvar a la UE. Hablan de un “cambio”, una “nueva orientación”, un “nuevo tratado”. Como Jean-Luc Mélenchon (FI), que declaró: “Europa, la cambiamos o la dejamos”. Pero él eligió: quiere convertirla como Alexis Tsipras en Grecia con Syriza o Pablo Iglesias en España con Podemos, con los desastres que conocemos para los pueblos de esos países.
Bajo la presión de la lucha de clases, la crisis económica y social del régimen se acentuará aún más, abriendo a la clase trabajadora nuevas perspectivas políticas. Esto nos impone una tarea: construir un partido independiente, de clase y de masas, para defender las conquistas obreras, derrotar la constitución antidemocrática de la
Vª República y el 49-3 (…) levantar ya el pre-estado de sitio, prohibir los despidos y defender un plan de emergencia en favor de los trabajadores y sus familias. Nosotros elegimos la lucha de clases.
Editorial del periódico Nº 108 de La Comuna, nuestro partido hermano francés (extractos, 10/7/16)