Del 25 al 29 de octubre se realizó en Asunción el XIV° Congreso de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES). Cientos de profesionales de la salud, investigadores, intelectuales, activistas socioambientales de todo el continente participaron del evento. La Red Ecosocialista integrante del Colectivo “Andrés Carrasco” fue invitada a participar. Debates, tensiones y perspectivas en América Latina.
El evento congregó cerca de 700 participantes de alrededor de 25 países. ALAMES es una organización política que tiene más de 30 años de existencia. Surge como punto de referencia para agrupar el pensamiento crítico, marxista, de izquierda que impugnaba el avance privatista en materia de salud. Hubo un salto en la densidad política del espacio en la década del 90 cuando cobró peso como organización que no dejó de defender la salud pública, gratuita y universal, combatiendo a fondo la mercantilización de ese derecho. Sin embargo, la última década impactó fuertemente en ALAMES, ya que algunos de sus históricos referentes terminan asimilados a la estructura estatal de los gobiernos definidos como progresistas. Así, la organización pasó de ser una referencia independiente y crítica del capitalismo, a estar hegemonizada por una corriente claramente definida: el posibilismo latinoamericano que reclutó cuadros técnicos para sus ministerios y subsecretarías en esta entidad. El XIV congreso en Asunción se dio en el marco de un nuevo período caracterizado por el retroceso global de las experiencias bolivarianas en la región. El balance de la década y la valoración de la relación fuerzas y la orientación, fueron las claves del debate en el congreso.
No se pudo, no se quiso: relaciones de fuerza y decisiones políticas
Los principales paneles, cada taller o encuentro transversal en Asunción estuvo cruzado por un debate crucial: el balance de los gobiernos progresistas y la perspectiva para lo que se viene. Sea que se discutiera del buen vivir o de género y salud, siempre en últimas, la síntesis se definía por responder a esa polémica central. En este punto, pudimos constatar una muy significativa corriente de izquierda al interior del evento, que empatizó con nuestro planteo categórico: hay que enfrentar a las expresiones de derecha en el continente y sus políticas de ajuste, es una obligación. Pero no es menos importante asimilar que el progresismo timorato, que se adaptó reformistamente al capitalismo, pavimentó la “ancha avenida” a los proyectos más conservadores. Macri, Temer o Capriles se explican no por el reflujo derrotado de los pueblos de América Latina, sino por la decisión de no confrontar a fondo y tomar medidas de ruptura con el capital por parte de los liderazgos progresistas de esta parte del mundo. Es Maduro y no Capriles, el que impulsa el Arco Minero del Orinoco en Venezuela. El “golpista” Temer fue el vice de Dilma bendecido por Lula y todo el PT, y después del “impeachment”, en las elecciones municipales del 2 de octubre, el “destituido” PT de Dilma hizo alianzas con el PMDB de Temer en casi 700 ciudades de Brasil. Y en Argentina, está claro que Macri asume como política oficial el extractivismo y es anti-abortista amigo de la curia medieval. Pero, de 2003 a 2015 el agronegocio con Monsanto se consolidó, la megaminería en la cordillera creció 1750 % y el fracking entró de la mano del acuerdo entre YPF -devenida “Sociedad Anónima”- y la corporación yanqui Chevron. Y ya que estamos repasando, agregamos: CFK dio instrucciones siempre, ante cada pertinaz presentación del proyecto para despenalizar el aborto en el Congreso, que el oficialismo eludiera el tratamiento. Así fue siempre. Entonces: hay derecha sí, pero el centroizquierda fue su salvoconducto, su previsible facilitador.
Coordinación regional, programa alternativo
La participación del colectivo que integramos junto a FESPROSA y Médicos de Pueblos Fumigados se hizo notar. Debatimos fuerte con el posibilismo y pusimos blanco sobre negro las contradicciones de la etapa. Colocamos con énfasis la necesidad de asumir un tema totalmente desjerarquizado en ALAMES los últimos años -para encubrir la política del “progresismo productivista”: la relación causal directa entre la profundización del modelo capitalista extractivo y el impacto sobre la salud de los pueblos. Así lo planteamos en talleres y conferencias, en volantes y petitorios. Finalmente como un saldo positivo de nuestra orientación militante, logramos impulsar una Plataforma de Coordinación con colectivos y activistas de México, Chile, Paraguay, Brasil, El Salvador, Dominicana, Colombia, Uruguay y otros países. El eje es una consigna muy nítida: América Latina sin agronegocios, agrotóxicos ni extractivismo. Ahora queda por delante concretar iniciativas de carácter internacional, arrancando por una fecha emblemática: 3 de diciembre, día mundial contra el uso de agrotóxicos. Vamos lejos, crece la resistencia.
Mariano Rosa