Macri tuvo que recular de una nueva medida que beneficiaría a su familia y postergar la habilitación de la aerolínea de bajo costo Avianca. Pero el negociado de las low cost despegó igual con la luz verde que le dio a otras tres empresas.
El 7 de marzo el presidente anunció el Plan Aerocomercial, adjudicando 135 nuevas rutas aéreas a las aerolíneas de bajo costo Alas del Sur, American Jet y Andes. Postergó la habilitación de otras dos: Flybondi, por faltarle presentar los contratos de compra de aviones y Avianca, por el escándalo que generó, al tratarse de la continuadora de la empresa Mac Air, que fue propiedad del Grupo Macri.
Como explica La Nación: “El asunto es que la empresa de origen colombiano llegó a la Argentina y en vez de pasar por la audiencia con un expediente y varios contratos, como sucedió con las otras empresas, compró la empresa de la familia Macri. Esto le dio cierta ventaja burocrática frente a las otras ya que tenía muchas autorizaciones y expedientes terminados y presentados.”
Quieren autocontrolarse
Inicialmente Macri acordó habilitarle a Avianca todas las rutas que solicitó, beneficio que no obtuvo ninguna de las otras aerolíneas. Sin embargo, el revuelo de indignación que esto generó, con el intento de estafa del Correo Argentino tan fresco, obligó al gobierno a retroceder. Decidieron esperar hasta decretar una modificación en el procedimiento que regula los conflictos de intereses de la Oficina Anticorrupción, para luego habilitar a Avianca con ese aval.
Pero no esperemos nada de esos decretos de “autocontrol”. El borrador del primero de ellos estipula que en la intervención en juicios en los que exista un conflicto de intereses, como es el caso de Correo Argentino, el Estado pasaría a estar representado por el procurador del Tesoro. Es decir que, en lugar de Macri, un hombre designado en su cargo por el propio Macri y dependiente del mismo poder ejecutivo, decidiría cuánto regalarle a Franco Macri.
El segundo anteproyecto de decreto se refiere a las contrataciones del Estado: incluiría la adquisición de bienes y servicios, obras públicas, concesiones, suministros, cesiones, habilitaciones y permisos. El caso de la habilitación de rutas aéreas a Avianca sería alcanzado por este decreto. ¿Qué indica el decreto en casos de conflicto de intereses? El funcionario involucrado debe abstenerse e informar al jefe de gabinete para que designe a otro funcionario.
Parece una burla. El mismo gobierno de empresarios, en caso de querer tomar medidas que beneficien a sus funcionarios o sus familias económicamente, solo debe designar un lugarteniente de confianza para efectuar los negociados.
Corrupción sistémica
“Panamá Papers, Avianca, el Correo, la denuncia de Arribas, en ninguno de esos hechos ha habido corrupción,” dijo Macri en una reciente entrevista. Estos son los que no iban a robar porque ya eran ricos. La verdad es que se hicieron ricos robando, y van a seguir robando porque la corrupción es sistémica en el capitalismo. Por eso ninguna Oficina Anticorrupción ni decreto de autocontrol va a ser más que una cortina de humo para que siga la estafa.
La única manera de combatir la corrupción es con cambios estructurales. Para empezar las licitaciones tienen que tener un estricto control social independiente. Y habría que acabar con los privilegios de la casta política: que todos los funcionarios cobren como una directora de escuela, que tengan que rendir cuentas todos los años y que todos sus cargos sean revocables. Habría que democratizar todas las instituciones: que los jueces, fiscales y comisarios sean elegidos por voto popular y que sus cargos también sean revocables.
Una estafa de bajo costo
Más allá de las corruptelas nepotistas, las aerolíneas de bajo costo representan en sí una gran estafa tanto a los trabajadores aeronáuticos como a los pasajeros. El Plan Aerocomercial que presentó Macri promete crear 25.000 puestos de trabajo y duplicar la cantidad de pasajeros aereos. Según el plan, Aerolíneas Argentinas se beneficiaría con una renovación de su flota y 4 millones de pasajeros nuevos hasta 2019. El boom aeronáutico sería impulsado por una inversión estatal de $ 40,000 millones en infraestructura aeroportuaria y la introducción en el mercado de las aerolíneas de bajo costo. Sin embargo, si miramos cómo operan estas empresas, es dificil creer que el plan otorgue lo que promete.
Las aerolíneas low cost operan hace largos años en Europa y otras partes del mundo. Ofrecen vuelos mucho más económicos que las aerolíneas tradicionales, incluso generalmente más baratos que alternativas terrestres como el tren o el micro. Reducen costos quitando servicios de la oferta. El despacho de equipaje o la comida a bordo la cobran aparte. Cualquier cambio de fecha u horario suele costar varias veces más caro que el pasaje mismo. Suelen operar en aeropuestos secundarios, de menor costo para ellos, lo que implica que el pasajero debe calcular el costo y el tiempo de llegar a esos aeropuestos más alejados. Hasta ahí todo bien: uno puede elegir prescindir de algunas comodidades para viajar más barato.
Ahorran en seguridad y salarios
Pero donde realmente recortan costos las low cost es en la maximización del tiempo de vuelo de sus naves, a costa de la seguridad de los pasajeros y en la extrema precarización de su fuerza de trabajo, a expensas de los trabajadores aeronáuticos.
Entre vuelo y vuelo, un avión necesita entre 40 y 50 minutos en plataforma para realizar el desembarco y embarco de pasajeros y equipaje, el abastecimiento de combustible y el control del estado de la maquinaria. Las low cost reducen ese tiempo a 30 minutos o menos. De esta manera maximizan el tiempo que sus aviones están volando, hasta 12 horas por día en lugar del promedio de 8 horas de una aerolínea tradicional. Todo tipo de procedimientos de seguridad de sacrifican en pos de maximizar ese tiempo de vuelo y las ganancias de la empresa, resultando en accidentes fatales como el reciente choque del equipo brasileño Chapecoense, en una low cost boliviana.
El otro gran ahorro lo logran las low cost reduciendo su costo laboral. Estas aerolíneas tienen planteles de trabajo más reducidas y más precarizadas que otras. Sus trabajadores suelen trabajar más horas por menores salarios y realizar múltiples tareas. La llegada de las low cost a Argentina vendrá de la mano necesariamente de una ofensiva flexibilizadora contra las condiciones de trabajo de los aeronáuticos. Esta precarización, a su vez, agrava los problemas de seguridad.
Por otro plan aeronáutico
En cuanto al impacto que tendrá el Plan Aerocomercial macrista sobre la aerolínea de bandera nacional, las declaraciones optimistas de Macri se contradicen con el sincericidio de su ministro de Transporte Dietrich, quien reconoce que “Aeorolíneas Argentinas debe competir y se está trabajando para ello”. ¿Qué quiere decir “competir” con las low cost? Bajar los costos, bajar la calidad del servicio, reducir personal y precarizar a los trabajadores.
El Plan Aerocomercial es un excelente plan para las ganancias de los empresarios y sus socios en la política. Para el resto de nosotrxs, es pésimo. Más sabiendo que bien se podría poner en pie un servicio aeronáutico eficiente y accesible, único y nacional. Pero requeriría la estatización real y completa de Aerolíneas, y un régimen de control social y democrático por parte de sus trabajadores y usuarios.
Federico Moreno