El presidente Maduro lanzó la convocatoria a una «Asamblea Constituyente» totalmente antidemocrática, que proscribe a todos los partidos políticos opositores y elimina el sufragio universal, para reemplazarlos por «constituyentes» de organismos satélites de su gobierno.
Unas semanas atrás, el Tribunal Superior de Justicia, en acuerdo con el presidente Maduro, disolvió la Asamblea Nacional dominada por la oposición del MUD y luego retrocedió ante la intervención de la Fiscal General, Luisa Ortega, el descontento interno y la presión internacional.
Ahora, el régimen del PSUV ha llamado a una Constituyente amañada. Lo hace en medio de una grave situación del país, en la cual más de 30 personas han muerto y hay más de 700 heridos en los enfrentamientos entre la oposición con las fuerzas de seguridad, a manos de las bandas civiles que apoyan a Maduro y también por los francotiradores apañados por la cúpula del MUD.
Como señalan nuestros comapñeros de Marea Socialista de Venezuela, esta es una Asamblea «sin partidos, ni clara participación ciudadana universal, sin que se respete la consulta al pueblo en un referéndum… de características corporativas, con la división en dos tipos de constituyentes que la integrarían y poca claridad en sus objetivos… un verdadero asesinato de la Constitución de Chávez» (1)
La crisis humanitaria y la rapiña burocrática
Lo cierto es que esta convocatoria del gobierno no soluciona ninguno de los problemas acuciantes del pueblo venezolano. Es otra vuelta de tuerca en el derrotero madurista para perpetuarse a cualquier costa. La emergencia de falta de alimentos y medicinas necesita medidas urgentes como la suspensión de los pagos de la deuda externa para adquirir estos insumos vitales para la sobrevivencia del pueblo venezolano.
Lejos de responder a estas necesidades, Maduro al igual que cualquier gobierno burgués clásico, profundiza una larga lista de negocios con las multinacionales. Así lo describe Gonzalo Gómez: «el Arco Minero del Orinoco, la prioridad del pago de deuda ilícita por encima de las necesidades de la población, la preparación de Zonas Económicas Especiales como espacios territoriales con régimen neoliberal, las nuevas empresas mixtas con transnacionales…». Son operaciones financieras lesivas, como el escándalo de haber donado 500 millones de U$S a la asunción de Donald Trump.
Frente a la política del MUD de propiciar la intervención de la OEA y del imperialismo, esta entrega de Maduro a las multinacionales a costa del hambre del pueblo no hace sino allanarles el camino.
En vez de una Constituyente tramposa hace falta un programa contra la crisis
Como señala Marea Socialista, se debe respetar la realización de un referéndum consultivo que apruebe el llamado a Constituyente, tal como fija la Constitución vigente desde 1999.
Es necesario que cese la represión y la violencia vandálica y se termine con el estado de excepción. Que se libere a los presos políticos que no estén implicados en crímenes ni atentados a servicios públicos. El Consejo Nacional Electoral debe llamar en forma inmediata a elecciones regionales y presidenciales sin ninguna proscripción, como las que hoy pesan sobre la mayoría de los partidos por fuera del PSUV y la MUD, con respeto por los derechos que fija la actual constitución.
La suspensión del pago de la deuda externa y su investigación, la ruptura de los negociados con las multinacionales como el Arco Minero de Orinoco y una acelerada investigación con una Auditoria Ciudadana de los hechos de corrupción como el desfalco y la fuga de capitales deben completar este programa de emergencia.
Más que nunca, a partir de Marea Socialista, es necesario fortalecer en Venezuela una alternativa política distinta, que a partir de la lucha por este programa rescate lo mejor de la revolución bolivariana y luche por una salida anticapitalista para Venezuela.
Gustavo Giménez
(1) Declaración de Marea Socialista, 7/5/17