El 19 de octubre se renuevan la conducción provincial, las de Río Gallegos y Caleta Olivia y los congresales de ambas filiales. No es una elección más, este año ha encontrado a la docencia santacruceña dando una pelea histórica con más de 100 días de paro.
Aunque no pueda afirmarse que esté cerrado, es un hecho que hay un desinfle del conflicto y no se han obtenido las reivindicaciones que reclamábamos. El 14 de agosto finalmente comenzó el ciclo lectivo cuando el congreso de la ADOSAC resolvió aceptar las condiciones del gobierno nacional de volver a las aulas para llevar adelante una mesa de negociación entre el Ministerio de Educación, el gobierno provincial y los gremios docentes. De esa negociación hasta el momento sólo se ha obtenido un aumento salarial del 5% y la realización de los ofrecimientos de cargos y horas del nivel secundario. Por el contrario el gobierno provincial ha desatado desde entonces una serie de resoluciones unilaterales e inconsultas que atacan los derechos laborales, el calendario escolar y el régimen de licencias mientras sigue pagando los salarios fuera de tiempo y forma. Al momento de escribir esta nota aún nos adeudan el 27% del sueldo de agosto. Si bien se realizó un nuevo paro junto a la Mesa de Unidad Sindical la semana pasada y se prepara otro para esta semana no parece lo más probable que se pueda retomar en lo inmediato la fuerza de la lucha necesaria para romper el congelamiento salarial.
Una pelea difícil y una política equivocada
La dureza del conflicto se explica por varios factores: 1) el acuerdo de Macri y Alicia para congelar los salarios 2) la decisión de la conducción de ATE de participar del acuerdo social impulsado por el gobierno provincial que impidió dar una pelea unificada como el año pasado y 3) la actitud de CTERA que no movió un dedo para que triunfe nuestra lucha. Un cuarto factor fue la falta de orientación política de la conducción Lila para superar esos obstáculos a partir de la enorme fuerza de la docencia que mantuvo durante largos meses una adhesión superior al 70% en las medidas.
En el pico del conflicto, a fines de abril, cuando la fuerza de la lucha y una serie de acciones como el sitio de la casa de gobierno y de la residencia oficial pusieron al gobierno provincial en una situación de debilidad y obligaron al gobierno nacional a intervenir en el conflicto, en lugar de profundizar las medidas se mantuvo durante más de un mes la expectativa en la negociación entre Frigerio y Alicia a pesar de que todxs sabíamos que pactaban el congelamiento salarial. Frente a la necesidad de una lucha de conjunto, aunque hubo una buena iniciativa con las asambleas públicas, no se les dio continuidad ni se profundizó esta orientación convocando por ejemplo un congreso de delegados de base a través de la CTA. Cuando ya el desgaste se hacía notar se abrió una posibilidad de retomar el camino de abril en el momento en que lxs jubiladxs tomaron la casa de gobierno pero se siguió con la expectativa en la negociación. Ante el aislamiento de la CTERA era necesario coordinar acciones con los sindicatos docentes combativos y en su momento, a pesar de haberse votado en un congreso no se llevó adelante la delegación para viajar a Bs. As.
Una pelea política, no sólo sindical
Ante el discurso de la gobernadora sobre la provincia quebrada y sin fondos, que buscaba la resignación, era necesario plantear una alternativa demostrando que había recursos y de dónde sacarlos (sobre todo cuando el gobierno beneficiaba a las corporaciones extractivas) y la necesidad de que se vaya Alicia si no daba soluciones. Al mismo tiempo embretar a la oposición de Cambiemos que paseaba por los medios utilizando el conflicto como campaña electoral mientras su gobierno pactaba el ajuste con Alicia. Muchos de estos planteos realizados por Alternativa Docente y otras agrupaciones fueron incluso votados por asambleas y congresos pero no se llevaron a cabo. La falta de perspectiva aceleró el desgaste y cuando el gobierno nacional exigió la vuelta a las aulas para negociar, en lugar de condicionar esa vuelta a la realización de una oferta concreta y la devolución de los descuentos (como propusimos desde AD) se impulsó desde las conducciones la vuelta a cambio de casi nada.
Por una nueva dirección en ADOSAC
Los ataques que venimos sufriendo por parte del gobierno provincial, el impulso del Plan Maestro, la reforma del secundario y el ajuste salarial que va a continuar pontean dos tareas: la de recomponer nuestras fuerzas para las peleas que vienen y la de construir una nueva dirección en la ADOSAC. En ese sentido las elecciones del 19 cobran gran importancia. En Río Gallegos Alternativa Docente y Tribuna Docente hemos mantenido el frente Rosa-Bordó que el año pasado conquistó la mayoría de congresales extendiéndolo ahora a Caleta Olivia y a la lista de directiva provincial. Estaba planteado (y así lo propusimos desde A.D.) presentar una única lista de oposición a nivel provincial para poder disputar a la Lila y la 7 (ex Lilas y conducción de C.O.) pero la política autoproclamatoria de la Naranja-Docentes en Marcha y la impugnación de la Rosa hacia un integrante de esa agrupación lo impidieron. Es necesario rever esas prácticas si queremos construir un gremio democrático, representativo y combativo.
Con la Rosa-Bordó vamos a dar la pelea por una nueva dirección a las ADOSAC, `por la reforma del Estatuto para que haya representatividad en todos los organismo gremiales, por cuerpos de delegados en todas las filiales y comisiones abiertas de los diferentes niveles. Por la unidad con la comunidad educativa y todos los sectores para defender la educación pública y enfrentar la reforma anti educativa, la armonización previsional y el ajuste salarial.