El viernes 27 el pleno del Senado Español se apresta a intervenir al gobierno autónomo de Cataluña. Cuando este AS salga a la calle comenzará a sesionar el Parlament y miles de catalanes convocados por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) se concentrarán en sus puertas a esperar la declaración definitiva de la independencia. Se aproxima un duro choque entre la revolución democrática catalana y la contrarrevolución
El sábado 21/10 el Consejo de Ministros del Estado Español, presidido por el presidente Mariano Rajoy, del Partido Popular, decidió intervenir Cataluña, su ejecutivo y parlamento autónomo, policía y medios de comunicación. Usando el poder de su Guardia Civil y Policía Nacional que actúan como un ejército de ocupación, intentan liquidar los derechos del pueblo catalán y cortar de cuajo el proceso independentista. Lo hacen con el aval entusiasta de Ciudadanos y el apoyo vergonzante del PSOE, que no abandona su rol de “policía bueno” hasta último momento.
La avanzada final sobre la revolución catalana se decidió con el apoyo del rey, todas las instituciones del régimen monárquico, la gran burguesía española y europea, los mandamases de la UE que se negaron sistemáticamente a mediar en el conflicto declarándolo una cuestión interna de España. Una decisión fue tomada ante la negativa del presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, a volver para atrás, desdecirse de la declaración “en suspenso” de la Independencia y llamar de inmediato a elecciones autonómicas.
La respuesta a semejante ataque no demoró sino unas pocas horas. El pueblo salió masivamente a la calle y en Barcelona 450.000 catalanes marcharon contra el golpe. Exigieron su derecho a decidir ser independientes y la libertad inmediata de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, los dirigentes de la Asamblea Nacional Catalana y de Ómnium, recientemente detenidos por la justicia madrileña.
El centro se derrite
Si algo ha caído en estos días son las medias tintas de un Iglesias de Podemos o de su referente en Cataluña, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, que condenan el autoritarismo del Estado Español, pero se oponen a la lucha por la independencia del pueblo catalán. Su posición ideal de un estado plurinacional, cuando las tropas de Rajoy se aprestan a imponerse en Cataluña, sólo favorece al régimen del Estado Español.
El estalinismo ibérico, que junto al PSOE, han sido cómplices abiertos de la prepotencia del régimen gobernante, mostró en estas horas decisivas de qué lado está. El secretario general de la Comisiones Obreras (CCOO), Unai Sordo “ha aconsejado a los funcionarios catalanes que cumplan la normativa vigente en el caso de aplicarse el artículo 155 de la Constitución en Cataluña,…” (El día.es, 25/10/2017).
El PSOE, con dificultades para presentar una imagen progresista y también porque se le está partiendo su partido catalán, el PSC, hasta último momento juega su rol “conciliador”. Le pide a Puigdemont que lance elecciones autonómicas para detener la aplicación del art. 155, aún cuando Rajoy ha declarado una y mil veces que con esto no alcanza, que es necesario que reniegue de su declaración “suspendida” de independencia.
En el medio de un ritmo vertiginoso de acontecimientos, se caen los últimos intentos de diálogo, que ahora son igual a una rendición incondicional, como la ida de Puigdemont al Senado español para hacer su descargo sobre el art. 155, algo que sus ministros más conservadores habían aconsejado. También se estaría cayendo el llamando a elecciones autonómicas anticipadas, que ha sido varias veces considerado en la mesa de la Generalitat y sus aliados más firmes. En cambio se llamaría a una Constituyente.
¿Estará Puigdemont a la altura de la circunstancias e irá hasta el final en este tramo de la revolución catalana o buscará algún desvío como hizo al declarar y suspender la independencia para dialogar el pasado 10/10?
Salvo un cambio brusco a último momento de Rajoy y el régimen español, algo sumamente improbable cuando cada bando esta afilando las armas para la batalla, no tendría opción la dirección de la Generalitat: o enfrenta el golpe de estado declarando la independencia y llamando a resistir o es tragada por los acontecimientos.
La fuerza de la revolución catalana
La respuesta al primer intento del golpe de las grandes movilizaciones del 20S abrió un verdadero periodo revolucionario en Cataluña.
A esta revolución le siguieron varios intentos contrarrevolucionarios: la represión a los votantes del plebiscito del 1-O, las importantes movilizaciones de la “mayoría silenciosa” junto a los fascistas, los cambios de sede fuera de Cataluña de más de 1.500 empresas, la detención de los Jordis.
Ahora, el nuevo golpe en ciernes con la aplicación del 155, que no solo amenaza con una suspensión “provisoria” de la autonomía como pretenden enmascararlo, sino que persigue desarticular hasta las fuerzas más profundas en las que abreva el proceso de independencia, como es la escuela catalana gravemente atacada por los personeros del régimen en estos días.
Cada golpe de la contrarrevolución produjo una reacción masiva del pueblo que los derrotó. En estas acciones el pueblo catalán ha ido templando su espíritu. El valor que demostraron jóvenes y viejos, hombres y mujeres de toda edad, para enfrentar a la represión el pasado 1-O, nos habla de un pueblo dispuesto a pelear si su dirección se coloca a la altura de las circunstancias.
Y cuando hablamos de su dirección no solo mencionamos a la dirección burguesa y pequeño burguesa nacionalista de Puigdemont y Junqueras, hablamos de los cientos, miles de caudillos que han surgido al calor de la movilización.
Hablamos de los más de 600 Comités en Defensa de la República (CDR) surgidos en la pelea de estas semanas, de la izquierda independentista consecuente de la CUP, de las organizaciones sindicales independientes que organizaron el paro general del 3 de octubre, de los dirigentes y cuadros medios de ANC y Ómnium, que pese a estar cerca de la conducción de la Generalitat, son los responsables de las marchas masivas, vienen reclamando se declare la DUI y tienen presos a sus máximos referentes, del movimiento de “escuelas abiertas” y de muchos aliados del momento, que si bien han estado en contra de la independencia, van a resistir la furia represiva del Estado Español, si ven al pueblo catalán resistiendo.
Y de la fuerza de esta respuesta va a depender la actitud de una gran parte de la policía catalana, los Mossos D’Esquadra, cuyo sindicato es independentista y su dirección, el mayor Trapero, de conocida posición a favor de la independencia, se encuentra procesado y al borde de ir preso si el golpe triunfa.
La suerte está echada. Como en toda gran batalla su resultado final, no depende en primer lugar de sus medios técnicos, sino de la disposición de las masas a la pelea y de la firmeza de su dirección. Lo primero está garantizado, basta comprobar si la dirección nacionalista estará a la altura de las circunstancias y de verificar la fuerza de aquellos que se postulan y organizan para superarla.
La revolución catalana se ha colocado en el centro de la lucha de clases de España y de Europa. Lo que está en juego no es sólo una causa nacional, sino la sobrevivencia del bonapartista y monárquico régimen del estado español y el curso inmediato de la revolución europea.
No hay tarea más importante para los revolucionarios y luchadores democráticos por la libertad de los pueblos de España, no hay campaña de solidaridad internacional más importante para los trabajadores y la izquierda de Europa y del mundo, que apoyar la heroica lucha por la independencia catalana enfrentando este nuevo y brutal golpe de Rajoy y el Estado Español.
Gustavo Giménez