MST - Movimiento Socialista de los Trabajadores Lunes 27 de Agosto, actualizado hace 4 hs.

Venezuela: Qué reflejaron las recientes elecciones a gobernador

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A continuación publicamos un extenso documento elaborado por la Dirección Nacional de Marea Socialista, organización hermana de nuestro partido. Allí los compañeros abordan el balance del reciente proceso electroral y un analisis sobre los importantes cambios políticos que se vienen sucediendo en Venezuela.

Los resultados de las elecciones a gobernador, la crisis económica y las tareas impostergables

¿Se consolida un sistema autoritario con maquillaje electoral?

Con una demora de casi un año de acuerdo a lo que exige el texto de la Constitución, el 15 de octubre se realizaron las elecciones a gobernador. Los resultados, para muchos sorpresivos y dudosos, cuentan además  con una denuncia de fraude por parte del candidato Andrés Velázquez[1] del Estado Bolívar, denuncia que de comprobarse y las pruebas mostradas por Velázquez indican que es muy probable que haya ocurrido, cuestiona la legitimidad de todo el proceso.

El resultado, que contraría por mucho los pronósticos de todas las encuestas, y que es contradictorio con el clima que se ve en la calle, abre un debate muy importante. Hay que analizar los números, la transparencia del proceso, pero sobre todo, se deben tener en cuenta, queramos o no, las características plebiscitarias de esta elección que obligan a debatir el contexto político en el que se da el proceso electoral y que al mismo tiempo explica el resultado. Este contexto abre a la vez la comprensión de la coyuntura en la que hemos ingresado, donde la crisis económica y la necesidad de su resolución ocupa el centro de la escena. Pero vamos poco a poco…

Un proceso viciado y fraudulento

Todo el proceso estuvo cargado de trampas y engaños. Como señalamos cuando afirmamos que las condiciones en las que se estaba dando el proceso electoral eran completamente anormales, estaban viciadas, con múltiples ventajismos y maniobras, con una extensa gama de violaciones a la ley electoral y con abusos de poder, a lo que habría que agregarle como lo demuestra Andrés Velázquez, un fraude en la totalización de votos. Todo esto fue necesario para lograr que una minoría de aproximadamente el 22%, como es la que hoy expresa el PSUV, se pudiera imponer.

Volver a señalar  las maniobras y violaciones a la legislación es útil para ver en proceso la construcción, paso a paso, de un nuevo sistema político opuesto por el vértice al que en las últimas dos décadas se desarrolló en el país, una falsa “democracia”, de la que sólo quedarían unas “elecciones” tuteladas, controladas, manipuladas, como maquillaje de un autoritarismo ramplón, reaccionario, derechista y entregador del  proceso bolivariano y del país y que está llevando a condiciones humillantes a la mayoría del pueblo venezolano.

Las manifestaciones de esto se vieron ya en las elecciones de 2015 con la eliminación de hecho de partidos, la sustitución de directivas, y la negativa a legalizar otros, como Marea Socialista, en lo que en su momento tomó estado público como el “pacto del polvo cósmico y la arena de playa”, donde, tanto la MUD como el PSUV acordaron la exclusión de partidos, dirigentes y corrientes políticas que intentaban abrir un espacio por fuera de  la polarización. Continuó con la anulación de facto del referendo revocatorio contemplado en la Constitución del ’99 y la suspensión de las elecciones que tocaban en el 2016. Este mecanismo fue perfeccionado y multiplicado hacia el 15/O.  La lista de todas las maniobras y ventajismos es larga por lo que sólo mencionaremos algunas de ellas: Retraso en la convocatoria y luego adelanto arbitrario e inconsulto de las elecciones desconociendo la norma constitucional y acomodando la fecha a las necesidades del PSUV por encima de la ley. Imposibilidad práctica de desarrollar un proceso de primarias y de acuerdos programáticos que facilitaran la organización de las oposiciones tanto de la derecha como de los sectores despolarizados o la oposición de  izquierda. Eliminación de hecho del derecho de sustitución de candidaturas según lo establece la Ley Orgánica de Procesos Electorales. Manipulación del registro de votantes. Cambio a última hora de centros de votación. Amedrentamiento y violencia para impedir la votación de un sector de la población. Una fuerte campaña  para lograr la abstención de amplios sectores desde el gobierno y los principales dirigentes del PSUV.

De confirmarse la denuncia de Velázquez estos abusos podrían haber llegado hasta el fraude directo. Eso significa la manipulación de las actas de resultados para cambiar el ganador como se está viendo en el Estado Bolívar.  Y este proceso sigue luego de la elección con las amenazas a los ganadores de la oposición de que serán separados de sus cargos si no se juramentan frente a la constituyente fraudulenta. Y continúan con el traspaso de funciones y atribuciones de las gobernaciones a instituciones de facto o la intervención directa por parte del ejecutivo nacional de las policías estadales. La última novedad de la lista es la amenaza pública de Nicolás Maduro de que se repetirán las elecciones en los estados en que los gobernadores de oposición no reconozcan a la constituyente[2].

De hecho estamos en presencia de un sistema electoral vigilado, controlado, autoritario. Se trata de una nueva arquitectura electoral con un conjunto de mecanismos de facto, clientelares, de control social, además de una estructura de contención a través de la maquinaria del PSUV-Estado.

Lo qué dicen algunos números

Haciendo abstracción, de lo fraudulento del proceso, analizaremos algunos datos oficiales. Con esos números, que no son confiables para el sentido común, intentaremos obtener una fotografía del estado actual de las fuerzas políticas de la polarización.  Pero, ¿cómo comparar resultados? ¿Con qué elección anterior hay que relacionar para poder estimar la evolución de la situación política? Para nosotros sería equivocado compara con las elecciones regionales de 2012. El país es otro. En los últimos meses hemos atravesado un conflicto de alta intensidad que puso la disputa nacional por el poder en el centro de la escena. Y por lo tanto estas elecciones tenían un fuerte sesgo plebiscitario. Por eso el punto de referencia por el que optamos es la última elección nacional: las legislativas de diciembre de 2015.

Visto así, lo primero que salta a la vista de manera contundente es que entre diciembre de 2015 y octubre de 2017 la MUD perdió más de 2 millones 500 mil votos y este es quizás el dato más sobresaliente del 15/O. Pero el resultado también desmiente las afirmaciones de voceros del PSUV como Jorge Rodríguez quien afirmó que el partido de gobierno había recuperado su votación, la realidad es que él mismo obtuvo 50.000 votos menos que en la elección de Asamblea Nacional, lo que nos permite afirmar que la elección de 2015 no fue para el PSUV un piso desde el cual podría rebotar, sino un nuevo techo, el que a medida que la crisis integral por la que atraviesa el país avanza, se le hace difícil perforar a pesar de todas las maniobras. Estos son para nosotros los números más importantes, porque indican como desarrollaremos más abajo, no sólo la dinámica política, sino también la situación de lo que hasta hoy son las dos principales fuerzas políticas del país y echa luz sobre una de las estrategias del gobierno para mantenerse en el poder “como sea”.

Otro dato importante que también demuestra el carácter plebiscitario y de evaluación de las fuerzas políticas que surge de la jornada del 15/O es el referido a la abstención. Mientras que el histórico de este tipo de elección muestra que la participación es de alrededor de un 47% en esta oportunidad la participación fue superior al 61%. De este hecho se desprenden al menos dos conclusiones: la primera es que este nivel de participación se mostró insuficiente para que la MUD pudiera capitalizar electoralmente el rechazo al gobierno que se mide no sólo en las encuestas sino y sobre todo en el humor o sentimiento popular  y por otra parte la derecha mostró su incapacidad para movilizar a sus votantes de 2015 en una proporción suficiente como para que los números que indicaban los pronósticos se cumplieran. Pero la segunda conclusión, de hecho la más importante y que sería un grave error no ver u ocultar, es que se ha expuesto, más allá de sus métodos fraudulentos, que el PSUV,  ha perfeccionado significativamente su maquinaria y ha logrado una cierta cohesión a la hora de ponerla en funcionamiento. Reconocer este dato es de una enorme significación y no sólo en el terreno electoral.

En tercer lugar no se puede obviar tampoco que mientras la participación histórica para las elecciones nacionales esta se acerca como promedio al 80%, lo que significa, si se acepta nuestra definición del 15/O como una elección plebiscitaria, que un porcentaje de alrededor del 25% de los que habitualmente han votado, en esta oportunidad  no se pronunció  ni por la MUD ni por el PSUV. Este dato es significativo en la medida que ratifica la existencia de un espacio que hasta hoy no se ha podido medir por votos positivos.  Aunque el arco de adhesión política que expresa ese sector es heterogéneo, lo que la prensa nacional e internacional llamó “despolarizados”, “chavismo crítico” o “chavismo descontento” que aparece en los estudios políticos en los últimos dos años con cifras de dos dígitos, ratificar la existencia de este sector es importante para los que nos reivindicamos de oposición de izquierda a Maduro. Porque aunque ese sector sea  sólo una parte de aquel universo, el dato indica la existencia un amplio espacio en disputa que sigue sin sentirse representado por las actuales cúpulas.

Instalación de la constituyente de Maduro, derrota estratégica de la MUD y una grave crisis económica que se profundiza

Con lo desarrollado hasta ahora no se logra responder  las preguntas que quedaron instaladas al conocerse los resultados. La primera y quizás la más importante es: ¿cómo fue que se expresó en las elecciones el clima de molestia y hasta repudio hacia el gobierno? Otras de similar importancia son por ejemplo: ¿Qué es lo que explica la pérdida significativa de votos de la MUD?; ¿El método fraudulento, de chantaje y temor fue suficiente para lograr ese resultado? ¿Por qué si la crisis es varias veces más grave que la de finales de 2015, esto no se manifestó en un voto castigo hacia el gobierno PSUV?

Ahora bien, sólo con el análisis electoral es insuficiente para responder estas preguntas. Para ello es necesario entender las bases materiales que hicieron posible  que el fenómeno se diera de esta manera y no de otra como ya ocurrió en las legislativas de 2015. Las causas son múltiples y de diferente tipo, sin embargo el contexto político es fundamental para intentar buscar las respuestas. En este punto intentaremos acercarnos a las claves de ese contexto:

El aplastamiento del contradictorio proceso de movilización que se dio de abril a julio. La deriva foquista, guarimbera, del proceso de movilización contra el gobierno que se inició en abril de 2017 funcionó como justificación para la represión brutal que desató el gobierno del PSUV y que aplastó al movimiento de conjunto. Con 156 muertos, muchos de ellos en la marchas y concentraciones, más de 3.000 detenidos, gran parte juzgados sumariamente por tribunales militares y encarcelados en predios militares y más de 1.000 heridos, el costo del conflicto fue altísimo para los sectores que salieron a la movilización.

Pero es importante intentar una definición no sesgada por la propaganda del movimiento que empezó en abril y que fue opacado, diluido y neutralizado por la represión estatal y el papel de las guarimbas que ayudaron a su desmovilización. Desde nuestro punto de vista, el movimiento que los primeros meses fue masivo, por momentos multitudinario, se apoyaba en un sentimiento confuso pero progresivo de algunos sectores de la población que participaban en él. Gran parte de esos sectores de la ciudadanía creían, aunque ilusoriamente, que luchaban por la defensa de derechos democráticos frente a los atropellos inconstitucionales a la Asamblea Nacional, rechazaban sinceramente la eliminación del derecho al referendo revocatorio y la suspensión de las elecciones regionales que debieron realizarse en diciembre de 2016.

Este sentimiento progresivo aunque impreciso y confuso de lucha democrática, fue cabalgado por la dirección de la MUD y por su proyecto elitista y antidemocrático y fue ella quién marco el ritmo y terminó desmontando la movilización para privilegiar las acciones foquistas, guarimberas y los llamados a la injerencia extranjera. Cómo hemos demostrado en todos los textos que publicamos en ese periodo, la MUD también iba contra la Constitución, sobre todo al abandonar el reclamo para una salida electoral e intentar la instalación de un gobierno y de instituciones paralelas, buscaba una salida golpista con apoyo internacional. La supremacía de la dirección de la MUD por sobre el sector de base del movimiento que tenía difusas aspiraciones democráticas, es la razón por la que Marea Socialista desalentó la participación en las movilizaciones, advirtiendo al mismo tiempo de la traición que preparaba la cúpula de la oposición de derecha.   Pero al no lograr quebrar a las Fuerzas  Armadas, la MUD volvió a las negociaciones en República Dominicana, acordó las elecciones regionales y capituló ante la dirección del PSUV, abandonando a su suerte al proceso de movilización que fue totalmente desmontado el día después de la elección constituyente, no sin antes haber pagado ese mismo día por la política irresponsable de su dirección, 17 vidas.

La división por arriba de esa cúpula, la confusión en la que se encuentra la dirigencia de la MUD y la falta de unidad en relación a las elecciones de gobernador antes y después de realizase, es resultado directo de la derrota de las guarimbas y de la capitulación al Gobierno en las negociaciones en Dominicana. Pero a esto hay que agregarle un fenómeno adicional: la desmoralización del sector, que aunque rechazaba o no participaba de la guarimbas, acompañó, en el primer tramo de la movilización a la MUD. Esta es para nosotros una de las claves de la nueva situación y aunque su alcance va más allá del resultado electoral, explica en parte la pérdida de esos 2 millones 500 mil votos entre diciembre de 2015 y el 15/O por parte de los candidatos de la MUD.

La instalación de la constituyente una derrota estratégica de la MUD. Otra de las claves radica en la propia instalación de la constituyente. Esta es la otra cara del desmontaje del proceso de movilización. Con el anunció de la constituyente el 1º de Mayo el gobierno retoma la ofensiva política. Independientemente del carácter anti constitucional de la convocatoria y las bases comiciales, fue una apuesta audaz que sólo podía ser derrotada con una política democrática consecuente. Pero al ordenar toda su estrategia de manera equivocada, alrededor de dos ejes centrales como fueron la salida inmediata de Maduro y la afirmación de que la constituyente no iba a instalarse, volviendo a despreciar la lucha por el restablecimiento de la Constitución del ’99, de los tiempos y pasos democráticos que ella establece, la MUD construyó su propia trampa.

De esta manera, si la brutal represión del gobierno fue determinante para aplastar el proceso de movilización, la traición a esa movilización y la apuesta irresponsable de jugar todo a impedir con las guarimbas la realización de la constituyente, le provocaron a la MUD un derrota estratégica, la división y el distanciamiento cada vez mayor entre los sectores radicales foquistas y los electoreros que hay en su dirección. Así la instalación de la constituyente y la división frente a la convocatoria a las elecciones regionales, le provocaron a la MUD una doble derrota. Es posible afirmar hoy que sin un profundo proceso de autocrítica, (autocrítica que por otra parte le impide realizar su propia naturaleza elitista y reaccionaria), la MUD difícilmente sobreviva. Y que la división actual no dejará de profundizarse, un ejemplo de ello es la juramentación de los gobernadores electos por Acción Democrática frente a la constituyente el 23 de octubre.

La profundización de la crisis económica, el talón de Aquiles del gobierno. Pero este triunfo del gobierno, tanto con la instalación de la constituyente como en el proceso electoral, es todavía parcial. La clave de nuestra afirmación es que si no responde con medidas positivas para resolver  la colosal crisis económica que agobia al pueblo que vive de su trabajo, el relativo éxito electoral del gobierno podría diluirse como sal en el agua. La razón de esta afirmación es que cada vez le van quedando menos excusas para no resolver los problemas del país y su gente. El gobierno ya concentra todo el poder del estado y cuenta además con la constituyente supra constitucional, desde este punto de vista, le resulta difícil continuar justificando el desastre hiperinflacionario que vivimos, responsabilizando a una oposición derrotada y divida. Por eso, la suerte del gobierno está atada al desenvolvimiento de la crisis económica, pero la contradicción que enfrenta  es que la política que desarrolla Maduro profundiza la crisis en contra el pueblo.

La razón de fondo para la contrarrevolución económica (este es para nosotros el verdadero nombre de la crisis) que está llevando adelante el gobierno es su adaptación al capital financiero internacional. Esta afirmación se puede demostrar en tres breves pasos:

Frente  a la debilidad de los precios del petróleo, se eligió el camino de la profundización del extractivismo con la búsqueda de contratos con trasnacionales en el Arco Minero del Orinoco y la Faja Petrolífera. Se ha iniciado una apertura petrolera, enmascarada, que avanza  paso a paso. El último ejemplo de este avance es la nueva inversión Cisneros en un emprendimiento con PDVSA por 1.000 millones de dólares.

Otro eje de su adaptación son las Zonas Económicas Especiales al servicio de empresas trasnacionales y la entrega de empresas públicas al capital financiero que ya está en desarrollo.

Y por fin, el pago a como dé lugar de la deuda externa reduciendo importaciones indispensables en alimentos y medicamentos.

Esto sin mencionar el brutal ajuste a la baja de salarios e ingresos familiares que se ha llevado a cabo en los últimos 3 años. Y el financiamiento público sin respaldo que está generando la hiperinflación.

La búsqueda de estabilidad política que encierran las elecciones a gobernadores y las próximas que puedan realizarse, está al servicio de lograr tranquilizar al capital financiero internacional y de brindarle cierta seguridad jurídica que la constituyente por sí sola no garantiza. Pero el cóctel es explosivo, se asemeja a una olla acumulando presión. Una presión que más temprano que tarde puede asumir la forma de lucha social y política, enfrentando al gobierno con sectores de su propia base social.

Un nuevo paso hacia la construcción de un sistema autoritario maquillado con “elecciones”

Es ocioso buscar comparaciones con sistemas políticos similares. En todo caso las diferencias son más que las similitudes. El PSUV con una maquinaria aceitada de características violentas, clientelares y fraudulentas, que no le alcanzó para llegar a su votación de 2015, aspira a eludir el nombre de dictadura por su sensibilidad a las presiones internacionales y al aislamiento. En todo caso intenta construir un sistema que le representa un costo menor que el de eliminar todo proceso electoral. Necesita de  este tipo de elecciones incluso para intentar poner en pie un relato triunfalista que reagrupe a su base.

En el contexto de la ausencia de una alternativa confiable, de la derrota de los rasgos progresivos aunque confusos y manipulados del proceso de movilización desarrollado entre abril y julio y la profundidad agobiante de la crisis, que en este periodo se expresó electoralmente de manera negativa, y a poco más de una semana de realizadas las elecciones, sería equivocado ocultar de que el hecho es que el 15/O se dio un paso hacia un sistema autoritario con maquillaje electoral.

Las tareas que vienen: lucha por el rescate de la Constitución y la democracia, contra el desfalco a la nación y por la construcción de una alternativa política

A la lucha por la recuperación del orden de la Constitución del ’99, hay que agregarle a partir de las elecciones a gobernadores la defensa del derecho a elegir libremente, derecho que fue severamente dañado el 15/O. La defensa de la Constitución y de los derechos y garantías políticos se completa con la defensa de los derechos económicos, sociales, ambientales y culturales. Somos conscientes asimismo que sin abordar el tema del desfalco a la nación y la lucha por una Auditoria Pública y Ciudadana de la Deuda Externa extensiva a todas las cuentas pública de la nación, será imposible salir de la crisis de manera autónoma y soberana y recuperar el nivel de vida de las familias que viven de su trabajo, garantizar la alimentación y los medicamentos y las condiciones mínimas que permitan salir de la situación angustiante que vive nuestro pueblo. Pero estas luchas, democráticas y económicas forman un todo con la necesidad de articular un nuevo espacio político, de construir una alternativa que retome el rumbo de la lucha por la emancipación. En ese sentido es que desde Marea Socialista junto a integrantes de la Plataforma en Defensa de la Constitución, integrantes de la Plataforma del Arco Minero, de UPP89 y el Movimiento Político Alternativo y otros compañeros empezamos a dar  los primeros pasos.

Equipo Operativo Nacional de Marea Socialista


Alejandro Bodart en Venezuela

Invitado por Marea Socialista para participar de un Seminario Internacional junto a importantes personalidades venezolanas, Bodart visitó Caracas la segunda semana de octubre. Las jornadas abordaron la crisis que afecta al capitalismo a nivel mundial y su relación con la debacle de la economía venezolana. En distintas reuniones y encuentros también se analizaron las implicancias de los cambios políticos que se están produciendo en el país y las tareas de Marea Socialista de cara a su próximo Congreso Nacional.