¿Superada la turbulencia? En la conferencia de prensa que brindó en Olivos el miércoles16, el presidente redujo la crisis a una “turbulencia cambiaria” que ya estaría “superada”. Rematando las reservas, sobrevivió al “martes negro” de vencimiento de Lebacs ofreciendo renovarlas al 40% de interés, y ofreció una hoja de ruta a partir de recurrir al FMI y poner al ministro de Hacienda Dujovne como “coordinador”. Pero la crisis no se cerró. Como reconoce un columnista de La Nación: “La inflación será superior a la esperada, y el crecimiento, inferior (…) La sequía del campo, las nuevas tasas de EEUU y el escenario regional suponen un nuevo viento de frente”.
Un fracaso anunciado. La verdad es que el gobierno de Macri atravesó su peor momento y por poco margen zafó de una crisis que estuvo al borde de espiralar fuera de control. El episodio anunció el fracaso del “gradualismo obligado”. Durán Barba lo ha graficado diciendo que Macri no es neoliberal ni desarrollista, sino lo que puede ser. Es decir, que su estrategia de ajuste y reformas estructurales para aumentar la rentabilidad capitalista en el país se adaptan a los ritmos que le permite la terca resistencia de los trabajadores, jóvenes y mujeres. La crisis actual tiene su origen en las jornadas de diciembre, cuando la movilización frenó en seco la reforma laboral -pieza central de la estrategia que requiere la burguesía. La incapacidad para implementar los cambios que produzcan una mejora cualitativa en la rentabilidad terminó por exponer el carácter especulativo de los capitales radicados en el país. A la primera oportunidad -el incremento de la tasa de interés yanqui- huyeron para el norte.
Un viejo conocido. Ante la posibilidad de una hecatombe, Macri salió corriendo a pedirle un salvataje nada más ni nada menos que FMI. Éste, como siempre, vendrá con condiciones. Pero esas condiciones serán especialmente contradictorias para el presidente. Le van a exigir que avance con el ajuste que no ha podido aplicar hasta ahora. Como dijo el propio Macri en su conferencia de prensa: “el mundo ha desaprobado la velocidad con la cual estamos reduciendo nuestro déficit”. Es decir, no va más el gradualismo. Para achicar el déficit hay que reducir más la planta estatal, recortar presupuesto en áreas como salud, educación, ciencia, vivienda y asistencia social, y achicar los subsidios a servicios, lo cual implica más tarifazos. Pero, como viene pasando, cada medida en este sentido llevará a un choque mayor con el movimiento de masas.
¿Sale acuerdo? Ésta es la preocupación que yace detrás del llamado del gobierno a un gran acuerdo nacional, como había dicho Marcos Peña y ratificó Macri en su conferencia de prensa. Necesitan apoyo político para avanzar con un ajuste que ya no puede esperar. Entonces convocaron a la mesa política de Cambiemos que tenían relegada, dándole espacio al radicalismo y la Coalición Cívica. Y convocan al PJ a negociar el Presupuesto 2019 y el ajuste. Pero estos tienen su propia contradicción. Por un lado, quieren asegurar a toda costa la gobernabilidad y estabilidad política hacia unas elecciones tranquilas el año que viene. Por otro lado, ya piensan en esas elecciones y no les conviene quemarse apoyando medidas antipopulares. El gobierno cayó 10 puntos tras las jornadas de diciembre, y otros tantos durante la “turbulencia” de estos días. La reelección de Macri está en tela de juicio por primera vez desde las legislativas de 2017. En este marco, es una incógnita si el gobierno logrará avanzar en un marco de acuerdo para cumplir con el FMI.
Cambiemos muestra los dientes. Además de buscar apoyo político, el gobierno necesita demostrar que puede derrotar el movimiento de masas para aplicar el ajuste. Con este fin se ha mostrado más duro, reprimiendo en el INTI, a los tercerizados del Sarmiento, y a los trabajadores del subte. La brutal represión en los túneles del subte el 22 de mayo fue seguida de una ofensiva contra el sindicato del subte, con el gobierno desconociendo la personería del gremio, y la empresa suspendiendo a más de 100 trabajadores por participar del paro. El ajuste no pasa sin reprimir y derrotar a la resistencia, pero ésta tiene una fuerza que no se doblega fácilmente.
Las luchas que vienen. Luego de la movida educativa del 23, se viene la Marcha Federal que confluye el 1 en Plaza Congreso. Incluso se rumorea que la CGT podría llamar a alguna acción ante el anunciado veto a la ley contra los tarifazos. Pero ninguna acción aislada va a frenar el plan de ajuste macrista. Por eso, desde el MST bregamos por una gran movilización nacional unitaria contra el FMI. Y exigimos un paro nacional y plan de lucha contra el FMI, todo el plan de ajuste y por un plan alternativo para que la crisis la paguen los especuladores.
Otro tipo de acuerdo. El “gran acuerdo nacional” que busca Macri con el PJ es un acuerdo para la entrega del país. Acá hace falta otro acuerdo; de los trabajadores, las mujeres y la juventud para derrotar el plan de Macri y construir una nueva alternativa política, que se oponga a Macri y también al PJ y se transforme en alternativa de gobierno, desde una propuesta amplia de izquierda anticapitalista y antiimperialista.