Aquí seguimos analizando el triunfo histórico que conquistamos con la ola verde. El 14 y 14J no sólo inundamos el Congreso con la vigilia, sino que la marea llegó a cada rincón del país, a cada casa, a cada escuela y lugar de trabajo. Así se fue gestando esta victoria, cuyas conclusiones nos fortalecen para seguir adelante.
Con un gobierno de derecha y un Papa argentino, semejante triunfo sólo lo explica la nueva oleada feminista internacional de la que la Argentina es un puntal. En 2015 hicimos el primer Ni Una Menos contra los femicidios y la violencia machista. Luego las acciones por nuestros derechos se fueron masificando y ampliando los reclamos, revolucionando al propio movimiento de mujeres. Así ganó fuerza la bandera por el derecho al aborto, levantada desde hace años por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y muchas fuerzas que la integramos. Este triunfo, que conseguimos al calor de esta nueva ola feminista mundial, muestra a la vez el avance en la movilización y la conciencia. Algunxs plantean que Macri abrió el debate y facilitó la aprobación de la ley para tapar los problemas económicos y sociales que atraviesa el país, tipo cortina de humo. No podemos adivinar el pensamiento de Macri. Pero si algo lo llevó a “habilitar” el debate y a dejar correr algún voto positivo es la fuerza incontenible de nuestro reclamo. Ése es el telón social de fondo que condicionó todo el ir y venir parlamentario, incluido el oportunismo K y los “indecisos” del PJ que a último momento votaron a favor. Unos y otros sacaron cuentas: si se oponían todos, la marea verde les iba a pasar una costosa factura política.
Feminismo para rato
La ola verde desbordó todos los obstáculos. Y va a seguir, porque además de ser masiva otra característica clave es la irrupción de la juventud. Los ataques o censuras en los colegios multiplicaban el apoyo y la movilización. Y el aguante durante toda la vigilia, en Capital y el interior, demuestra que el futuro llegó. Con la juventud movilizada y organizada vamos a tener ola feminista para rato. La jornada del 13 y 14 de junio no va poder ser borrada de la historia. Las más de 24 horas de vigilia, el agite, la marea de gente. La noche fría que sobrellevamos con la garra de este movimiento feminista y disidente que no para. La alegría e incertidumbre al pasar las horas sin tener claridad del resultado… El debate también dejó en claro el nivel cavernícola y el desconocimiento del proyecto en algunxs diputadxs anti-derechos. Sus bajos argumentos fueron desde qué hacer con las mascotas embarazadas y los marsupiales hasta la dictadura o la locura de abortos a los nueve meses. Tanto lo serio y lo correcto como lo aberrante tuvieron un primer cierre, poco antes de las 10 de la mañana, cuando pasaron a votar. Toda la emoción contenida se transformó entonces en un grito unánime y un abrazo colectivo. Entre lágrimas, saltos y sonrisas festejamos la media sanción. Y sí, estábamos ahí, fuimos protagonistas de esta conquista, quienes junto a Vilma Ripoll y Alejandro Bodart estuvimos en el Congreso durante todo el día y también los miles de compañerxs que desde cada rincón del país se sumaron a la vigilia. ¡Así es como se milita, poniendo el cuerpo en cada acción! ¡Y así es también como se gana!
La lucha paga
¡Y vaya si ganamos! No sólo estamos a pasos de que el derecho al aborto sea ley acá, sino que la marea verde se está extendiendo y ya llegó a muchos países de América Latina. El logro del 14J potenció campañas y acciones por el aborto legal en Chile, Perú, Venezuela, México, Paraguay, Costa Rica, Brasil y se seguirán sumando más países. A su vez, nuestra victoria es un aliciente para todo el movimiento obrero y popular que está en lucha contra el ajuste de Macri y el FMI. A esta ola feminista no la para nadie, nos deja profundas enseñanzas y salda varios debates. Inundó y revolcó por la arena a todxs lxs que se paran desde el escepticismo, el “no se puede” o el “hasta acá nomás”. El movimiento de mujeres otra vez demostró que además de necesario es posible. Y por eso tenemos que organizarnos y dar batalla, con todo, evidenciando que para alcanzar todos nuestros derechos -así parezca una frase hecha- el único camino es la movilización. Y si ayer fuimos por Ni Una Menos y hoy por el aborto legal, ¿por qué no seguir ahora contra el ajuste del gobierno, por la igualdad salarial de género o por la separación de la Iglesia del Estado y la anulación de todos sus subsidios? Como decía el documento unitario leído el 4J en Plaza Congreso: “Nuestro movimiento seguirá defendiendo su carácter anticlerical, anticapitalista, antipatriarcal e independiente del Estado y los gobiernos”. Así lo logramos. Con miles y miles en las calles. Con los debates en las casas, escuelas y oficinas. Con millones de pañuelos que llevamos a todas partes. Poniendo el cuerpo y confiando únicamente en nuestra fuerza, movilización y organización. ¡Con esta ola verde vamos por la ley de aborto y mucho más!
Celeste Fierro
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