El anuncio del acuerdo con el FMI no paró la tormenta económica ni la crisis política. Lo que se viene.
Hace ya un mes y medio desde que se produjo lo que el gobierno llama “una turbulencia cambiaria pasajera”. En realidad se trata de un agravamiento de las contradicciones del plan, que todos los analistas internacionales ya preveían y se quejaban de ello, con un alto déficit fiscal cubierto por endeudamiento externo, con un rojo creciente en las cuentas públicas y una relativa sobrevaluación del peso. Todos ellos le reclamaban desde el comienzo un ajuste más brutal y ortodoxo que, por debilidad, Macri no pudo nunca aplicar.
En estas semanas la crisis trajo como consecuencia una devaluación del peso superior al 40%, una aceleración marcada de la ya descontrolada inflación, todo con la consecuente pérdida del poder adquisitivo de los salarios y un salto espectacular en la bronca de las masas contra Macri y su plan de ajustes y tarifazos. El plan no encuentra salida por eso los recambios de funcionarios y ministros. La supuesta turbulencia ya se llevó puestos al presidente del BCRA Sturzenegger, al odiado Juan José Aranguren y Francisco Cabrera de producción y se anuncian nuevas fusiones de ministerios y una finalización del llamado gradualismo en el ajuste. El acuerdo con el FMI influye en estos cambios también, ya que necesitan dar imagen de renovación para avanzar con sus exigencias.
Qué exige el acuerdo
Después de 60 años de historia de endeudamientos y negociaciones que comenzaron con Alvaro Alsogaray, la Argentina vuelve a solicitar asistencia financiera del FMI después de más de 15 años en las que prescindimos de ella. Cada vez que un país solicita la “ayuda” del último prestamista internacional, a través de un stand by, se firma una Carta de Entendimiento que no es más que un pliego de condiciones que exigen para prestar la plata. No hay manera de disfrazarlo, siempre hay condiciones.
Nos prestarían alrededor U$S 55.650 millones, de los cuales 50.000 aporta el FMI, y el resto el Banco Mundial, el BID y la CAF-Banco de Desarrollo. El gobierno pretendió presentarlo como un logro, un apoyo de la comunidad internacional, como una muy buena noticia. Pero todos sabemos que se llega al FMI producto de una crisis económica profunda, y que al caer en el Fondo se pierde la autonomía económica. Por eso ahora exigen:
- Eliminación de los regímenes especiales de jubilación: chau al 82% de los docentes y judiciales, jubilaciones de “privilegio” de funcionarios, diplomáticos y legisladores.
Una nueva reforma previsional: además de sacar la actualización de jubilaciones por la inflación, se acabarían las pensiones por vejez se recrearían las AFJPs y elevar la edad jubilatoria de las mujeres a 65 años. - Congelamiento de puestos en el Estado: con esto pretenden ahorrarse hasta el 1% del PBI.
- Reducción de planes sociales: bajar planes, unificarlos y actualizarlos según la inflación futura calculada por el gobierno.
- Recorte de gastos del Estado: quieren bajar el 1,5% del PBI dejando de comprar bienes y servicios como insumos hospitalarios, etc.
- Para los empleados en blanco: aumentar los que tributan el impuesto a las ganancias del 10% de trabajadores de hoy a un 20%. También eliminar asignaciones familiares a miles de empleados en blanco. Y sobre todo aplicar la reforma laboral que les garantice agilizar y abaratar los despidos, fomentando el empleo temporal y de tiempo parcial. Limitar la negociación colectiva de los salarios y trabajos (que se realiza a través de los gremios y sindicatos).
- Más beneficios para la banca y las multinacionales: exigen reducir las barreras proteccionistas para que puedan ingresar sin aranceles más de 1.600 productos que ellos exportan. Apertura a la inversión extranjera, bajándoles impuestos y aranceles a las empresas privadas.
- Acabar con el gradualismo en las tarifas: no contento con el brutal ajuste que recibimos por parte de los tarifazos y aumentos de combustibles, quieren aún más. Por eso Macri dijo ahora que se acabó su “gradualismo”, pretenden un ajuste de shock.
- Bajar el déficit fiscal primario: que debe bajar del 3,2% del PBI al 2,7% para este año, al 1,7% en 2019 y 1,3% en el 2020 para llegar a 0 en el 2021. Esto implica no sólo los tarifazos, sino despidos y salarios a la baja en el sector público, parate de la obra pública y menor presupuesto en salud y educación públicas.
¿Adónde irá la plata que nos “prestan”?
Ya lo dejaron bien claro, el FMI fue taxativo en decir que la plata no puede ser para contener la inflación vía contener el dólar (que seguirá aumentando y trasladándose a los precios). Tampoco puede ir a solventar el “turismo” de las clases medias, que con un dólar barato pueden viajar y así sumar al déficit de la balanza comercial. Y como tampoco puede ir a obra pública porque precisamente de lo que se trata es de frenar el gasto, entonces lo que queda como evidente y declarado es que esa plata irá directamente, sí señor una vez más, a pagar los intereses y vencimientos de la deuda externa de los próximos años. Es decir, como siempre nos prestan plata para garantizar que tengamos dólares para devolvérselos a ellos mismos y nosotros nos volvemos a endeudar en una bicicleta que no acaba más.
Y encima es un crédito caro, ya que el 1,96% de interés es para los primeros 8.480 millones y sólo el primer reembolso es de U$S15.000. Luego aumenta al 3,96% y al 4,96%. Pese a que la calificadora Morgan, en un claro apoyo al gobierno, ha subido la calificación de la Argentina de “país limítrofe” a “emergente”, las supuestas inversiones que este cambio atraería están muy lejos de la “lluvia” prometida y probablemente incursionen en el circuito especulativo, como gran parte de los capitales ingresados en la era Macri.
Hay otra salida
Es evidente que la crisis está motorizada y profundizada también, por la incapacidad del gobierno de aplicar el verdadero ajuste que necesitaba desde el principio porque se encontró con la resistencia de las masas. Ésta pegó un salto en diciembre pasado y ahora nuevamente con el enorme triunfo que significó la aprobación en Diputados de la ley de aborto. Esto significa que Macri tiene una enorme y difícil tarea, luego del acuerdo con el FMI y sus exigencias. Esto es, acelerar el ajuste en todos los terrenos enfrentando a un movimiento de masas fortalecido y con cada vez más odio hacia este gobierno ajustador.
Por eso desde el MST opinamos que la crisis no se resuelve con un cambio de ministros. Necesitamos una salida de fondo un plan alternativo, que comience suspendiendo todos los pagos de la deuda, que ajuste a los ricos a través de impuestos progresivos a las grandes ganancias y riquezas, a la renta financiera. Restituir las retenciones a la soja, minería y cereales. Nacionalir la banca y el comercio exterior para impedir la fuga de capitales y sobre todo reestatizar las empresas de servicios con control social para combatir los tarifazos.
Esto permitiría tener recursos para actualizar salarios, jubilaciones y planes sociales de acuerdo a la inflación y un plan real de obra pública y construcción masiva de viviendas sociales para solucionar el problema de millones de trabajadores a la vez que reactive la economía y el consumo popular.
Gerardo Uceda