El 4 de julio una rápida y cruel enfermedad se lo llevó. Hacía poco más de un año que se había jubilado del Astillero Río Santiago, un emblema de la industria estatal. El reconocimiento en la fábrica, no sólo a su lucha inclaudicable sino a su honestidad, lo llevó a ser parte de la mesa de conducción del cuerpo de Delegados, miembro de la Comisión Fiscalizadora, depositario del fondo de huelga y delegado de su sector reiteradas veces.
Esa trayectoria tuvo su correlato en la militancia en nuestra corriente. Sergio ingreso en la década del ‘70 en los años más oscuros de nuestra historia. Su férrea moral y trayectoria construida en la clase obrera lo llevó a ocupar varias veces equipos de dirección de nuestro Partido y durante varios años la Comisión de Moral.
Sergio fue uno de «los imprescindibles», un militante revolucionario que dedicó su vida a la construcción del Partido y la Internacional, siempre junto a les trabajadores, así queremos recordarlo y seguir su ejemplo.
Juan Bonato