Macri hizo el anuncio desde la guarnición militar de Campo de Mayo. Con su primer decreto, habilitó a las Fuerzas Armadas en la seguridad interior. Con el segundo, empezó a mover tropas al norte del país. Hay que rechazar este avance antidemocrático y represivo.
Desde 1983 a hoy, la lucha democrática por los derechos humanos obligó a que los militares se queden en sus cuarteles. En 1987 hubo un motín carapintada en favor de los genocidas y Alfonsín les dio las leyes de impunidad, pero en 2003 fueron anuladas y se reabrieron los juicios. Para reprimir las luchas sociales, el gobierno utilizaba a la Federal, la Bonaerense y demás policías provinciales.
Fue Menem en los ’90 quien primero apeló también a la Gendarmería, fuerza de seguridad creada para cuidar las fronteras y los ríos, para reprimir los piquetes de los desocupados en el sur del país. Lo mismo hicieron De la Rúa y luego los Kirchner.
Además de poner al genocida y corrupto Milani al frente del Ejército, en la era K la Gendarmería se instaló en los centros urbanos, recibió mayor presupuesto y montó su Proyecto X de espionaje. A su vez fue Cristina quien primero envió milicos a la frontera, en 2011, al llamado Escudo Norte, a dar apoyo a la policía “para combatir el narcotráfico”.
A tono con la línea de los sucesivos gobiernos burgueses de reconciliar al pueblo con las FF.AA., ahora Macri pretende afianzar y ampliar cualitativamente esa reubicación de las mismas en la seguridad interior, o sea en la represión social. Massa criticó el decreto, pero propone hacer lo mismo por ley.
Lo que dicen los decretos
Según los considerandos del Decreto 683, Macri mete a las FF.AA. en la seguridad interna para “proteger la soberanía e independencia nacional, su integridad territorial, sus recursos naturales, su capacidad de autodeterminación y la protección de la vida, la libertad y los derechos humanos de sus habitantes”…
La norma anterior limitaba el rol militar a responder a un ataque armado de otro Estado; ahora sólo se habla de “agresión externa”. No se sabe qué banda narco o terrorista extranjera podría configurar tamaña amenaza. Pero si acá hay alguien que hoy ataca la soberanía, los recursos y los derechos son justamente el FMI, el G20 y las corporaciones cuyas recetas cumple Macri a costa de hambrear al pueblo y entregar el país.
Quiere mandar militares a las fronteras para así poder liberar más gendarmes y destinarlos a reprimir, sabiendo que van a crecer las luchas contra su plan de ajuste. Su Decreto 683 también dispone la custodia de objetivos estratégicos, de ambigua definición.
El Decreto 703 establece la “Directiva de Política de Defensa Nacional”, que prevé formar una unidad de despliegue rápido, reforzar militarmente las fronteras, crear la ciberdefensa para controlar los espacios soberanos, reestructurar la fuerza aeroespacial y apoyar la política exterior y la seguridad interior.
Ese apoyo a la seguridad interior incluye la protección de eventos de interés estratégico, como la reunión del G20 que habrá aquí en diciembre, y el apoyo a la comunidad ante desastres o emergencias. Y entre los objetivos estratégicos a cuidar, en un primer paso están los 22 radares militares. Si a eso le agregamos las centrales eléctricas, un vistazo al mapa basta para confirmar que habrá milicos distribuidos por todo el país.
Ni represión ni entrega
En sus 40 páginas, la “Directiva” citada ensalza a organismos bajo tutela del imperialismo como el G20 y la OCDE. A la vez, minimiza la hegemonía militar dominante de los EE.UU. y critica por derecha al gobierno de Venezuela. En cuanto al Atlántico Sur y la Antártida, embellece la relación con Gran Bretaña y oculta el saqueo de pesca y petróleo.
En resumen, estamos ante una política que apunta a reforzar con las FF.AA. la represión y el control social al pueblo trabajador en tiempos de ajuste, mientras profundiza la sumisión política y militar de nuestro país al imperialismo norteamericano. O sea, mano dura hacia los débiles y servilismo ante los poderosos. La instalación de bases militares yanquis en Misiones y Ushuaia, que se sumarían a la base china ya existente en Neuquén, son otra pata estructural de esta política.
El 26J, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia hicimos un importante acto en Plaza de Mayo. En el texto leído afirmamos: “Así no va más. Toda organización que se diga defensora de los derechos democráticos más elementales debe rechazar esta nueva pretensión autoritaria del gobierno macrista, que quiere hacer del pueblo trabajador un enemigo interno y que habilita la intervención militar en situaciones de interpretación discrecional…
“Así como en mayo pasado, con la fuerza de la movilización popular, derrotamos el nefasto intento de otorgarles el ‘2 x 1’ a los genocidas, llamamos a la unidad de acción en las calles para enfrentar, lograr la derogación y derrotar para siempre estos repudiables decretos.”
Pablo Vasco,CADHU-MST