Los prejuicios y disparates del pediatra Abel Albino en el debate en el Senado sobre aborto desataron un escándalo. Su fundación recibe $ 120 millones al año por convenios con el Estado, que es necesario anular. Albino se merece nuestro pañuelazo, como símbolo del enorme repudio que desató.
En el Congreso hubo cientos de exposiciones. Una de las más burdas fue la de Albino, que llamó “matar niños” al derecho al aborto y que rechazó irresponsablemente el uso del preservativo, al que comparó… ¡con la porcelana!
Encima de semejantes barbaridades anticientíficas, Albino vive del Estado. Aparte de miembro del Opus Dei y asesor de Cambiemos, dirige Conin (Corporación para la Nutrición Infantil): una fundación que promueve un dudoso plan de nutrición infantil.
Según reconoció el jefe de gabinete Marcos Peña, este año Albino embolsará más de $ 120 millones por los convenios entre Conin y los ministerios nacionales de Desarrollo Social y Educación, la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, y varios ministerios provinciales vía una red de fundaciones asociadas a Conin.
Aborto legal versus mandato moral
Aunque ningún senador o senadora reconoció haberlo invitado, Albino habló como titular de la entidad a la que el Estado le terceriza la tarea de combatir la desnutrición infantil entre los tres meses y los cinco años.
Dijo obviedades, como que nuestro país es muy rico en relación con sus habitantes y que la desnutrición se agrava si faltan agua potable y cloacas. Pero su “método”, que defiende y paga el gobierno macrista, no apunta a combatir la pobreza ni la desigualdad social sino a mantenerlas. Según Albino, “un embarazo no deseado es un tesoro para el país, y su hijo una joya” ya que hace falta poblar el territorio. Para él la pobreza es sinónimo de tristeza y toda embarazada es feliz…
¡Claro que la pobreza es tristeza! Pero la pobreza y la desnutrición infantil no se resuelven con caridad en manos privadas y clericales como las de Albino, sino con planes estatales serios, de trabajo genuino, salarios dignos, guarderías y comedores sociales, educación y salud públicas de calidad. A su vez, en vez de considerar a la mujer una incubadora forzada por mandato moral, esos planes deben garantizar tanto la maternidad deseada como el derecho al aborto.
ESI versus doctrina medieval
El método Conin incluye la entrega de un bolsón alimentario y un “programa educativo y de promoción humana”. Con criterio medieval, en su taller de “planificación familiar natural” propone como único método anticonceptivo contar los días, castiga la sexualidad para el placer, ubica al hombre como proveedor del hogar y a la mujer como responsable emocional de la familia, entre novelas y corte y confección.
Cuando le preguntaron sobre la Educación Sexual Integral, Albino rechazó el profiláctico como método preventivo. Es decir, promueve la ignorancia, las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados.
Este dinosaurio lucra con la pobreza y el atraso, mientras el Estado deslinda su responsabilidad al tercerizar sus deberes. Hay que rescindir todos los contratos públicos con Albino y destinar esos fondos a las prioridades sociales, incluida la ESI con perspectiva de género y disidencia.
Jeanette Cisneros