Tras el rechazo del Senado a la ley de aborto con media sanción, no es opción válida para el movimiento de mujeres esperar otros dos años al Congreso para conquistar nuestro derecho. La marea verde no puede ni debe detenerse, porque cada día que pase se cobra la vida de otra mujer por aborto clandestino, como sucedió el 14A con Liz, en el conurbano bonaerense. Nosotras ya decidimos: vamos por la consulta popular para que sea ley.
Con 38 votos en contra, 31 a favor y dos abstenciones, el Senado no aprobó la ley y condenó a miles al año a seguir padeciendo una legislación de 1921 que penaliza a quienes, de manera clandestina, se practican un aborto.
El 8A quedará en la memoria colectiva. El movimiento de mujeres y la comunidad que nos movilizamos sacamos conclusiones, y a su vez el gobierno y los sectores retrógrados tomaron nota. A pesar del resultado negativo, el triunfo coyuntural de los anti-derechos liderados por la Curia y sus socios evangelistas no pudo abrumar a nuestra marea verde y feminista. Un logro parcial de esta lucha es que el ANMAT acaba de autorizar el uso hospitalario del misoprostol.
Esa multitud con la juventud en primera línea, resistiendo la lluvia, el frío y el resultado previsible, no dejó de copar las calles para que quede clarísimo: si no fue el 8 va a ser ley por la fuerza de esa movilización, que seguirá la lucha por el aborto legal y por todo. Ese «todo» incluye separar la Iglesia del Estado y disolver ese Senado cavernícola y antidemocrático, cueva de millonarios corruptos que sólo se representan a ellos mismos.
Al basurero de la historia
Escuchar a las y los miembros del «honorable» Senado argumentar, si así se puede calificar a tantos dichos prejuiciosos, medievales y anticientíficos en contra de los derechos de las mujeres y cuerpos gestantes, generaba bronca y repudio.
Si entre los expositores desfiló el dinosaurio Albino, en la sesión del 8A se oyó decir a Urtubey (PJ) que en las violaciones intrafamiliares no hay violencia. A la vicepresidenta Michetti (PRO), festejar el resultado. Y pese a su voto positivo a la ley, después de años de cajoneo cuando gobernó, a Cristina Fernández de Kirchner (UC) pidiendo… ¡no enojarse con la Iglesia!
Lejos de esos llamados a la resignación o a la conciliación, o de la bronca legítima y esperable que nos generó el resultado, la ola verde va a inundar todas las instituciones. «Si no se gana hoy será más adelante», «Acá tenemos que estar, por nosotras, por las que ya no están y por las que vendrán», «Se las vamos a seguir igual». Así eran las reflexiones que escuchamos durante el transcurso del día.
La Campaña: cambiar una línea equivocada
Luego de la media sanción de la ley, la conducción de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto le puso más fichas al «cabildeo» en el Senado, relegando de hecho la única garantía que tenemos para conquistar nuestros derechos: la movilización y la presión en las calles. Había que hacer lo opuesto, como lo propusimos reiteradas veces en las plenarias de la Campaña: radicalizar las acciones, máxime porque era sabido que el round en el Senado era mucho más difícil que el de Diputados y además los celestes anti-derechos venían levantando la apuesta.
En esa línea errada incidieron las agrupaciones presentes en dicha conducción, como el Movimiento Evita y otras orgas afines como Mala Junta-Patria Grande, también Mumalá-Barrios de Pie, el PCR-CCC, la CTEP y las CTA. Tienen vínculos con sectores del PJ, la Iglesia y el propio Papa. Varias de estas organizaciones marcharon el 7A a San Cayetano, lo que fue utilizado por la Iglesia. Las concesiones a la instituciona-lidad del sistema se vieron el mismo 8, cuando la Campaña alejó su escenario principal a diez cuadras del Senado. ¡Hasta cortaron la transmisión en las pantallas de la calle cuando Pino Solanas defendía nuestro derecho y criticaba duramente a la Iglesia!
Después del 8A, el comunicado de la Campaña propone a todos los partidos incluir el aborto legal en sus plataformas, insta a no votar en 2019 a candidatos anti-derechos y dice «nos vemos en octubre en el Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew»… Es otro error, que paraliza la lucha. La Campaña debería llamar urgente a plenarias regionales y a una plenaria nacional para balancear lo ocurrido y debatir entre todas, sororamente, cómo seguimos la batalla. Justamente porque nuestra demanda está instalada en la sociedad no podemos dejar pasar este momento histórico y por eso impulsamos una consulta popular vinculante.
Una reflexión crítica nos merece la actitud de los tres partidos que integran el FIT1, que a diferencia nuestra durante los meses de esta lucha no movilizaron con fuerza ni plantearon acciones alternativas al curso institucionalista de la Campaña.
Esto recién empieza
Estamos convencidas de que a esta pelea tenemos que darle continuidad. Y esa tarea es ahora, no para el 2020. El gobierno macrista ya lanzó su propuesta de reforma al Código Civil para incluir una despenalización trucha. Pero nosotras queremos la legalización del aborto para que sea gratuito y seguro, no otra cosa.
Nuestro derecho a decidir sobre nuestro cuerpo no puede esperar más. Por eso, tomando el ejemplo de las feministas de Irlanda que lograro mediante un plebiscito ganar el aborto legal, estamos lanzando la campaña nacional por una consulta popular vinculante.
La Ley 25.432 es muy clara al respecto: la consulta la convoca la Cámara de Diputados, la refrenda el Senado, se realiza entre dos y cuatro meses después de aprobada la convocatoria, se somete a decisión popular la ley de aborto con media sanción y, si se aprueba, el Ejecutivo debe promulgar la ley automática-mente a los diez días del resultado.
Este es hoy el único camino concreto para seguir la lucha. ¡Sumate vos también y multipliquemos juntas la campaña para que se vote la consulta y nuestro derecho al aborto sea ley!
Cele Fierro