Siguen pasando cosas. El dólar superó la barrera de los $32 (tal vez para cuando estés leyendo esto, ya esa cifra también parezca vieja), Dujovne reconoció que la economía está en recesión -terminaría el año con una contracción del 1%- y le pidió al FMI adelantar el próximo pago del acuerdo y modificar algunas cláusulas del mismo. Es decir, a dos meses de haber acordado el mayor préstamo en la historia del FMI, buscan renegociarlo porque no alcanza. Piden adelantar el segundo desembolso de 3.000 millones de dólares y extender el total del préstamo a 65.000 millones de dólares. En resumen, el plan económico que nos iba a sacar de la crisis hace agua por los cuatro costados. Macri igualmente buscará revalidarlo con un Presupuesto 2019 de más ajuste, para lo cual está negociando a contrarreloj con los gobernadores del PJ.
Abajo el ajuste. El problema del gobierno para cumplir con el FMI es que los trabajadores no estamos dispuestos a recibir el ajuste que nos pretende imponer para reducir el déficit fiscal. Con el recorte al presupuesto universitario y la ridícula propuesta de aumento salarial a los docentes del 15% (menos de la mitad del estimado de inflación más optimista), ha provocado a un sector particularmente sensible de la sociedad. La última vez que intentó aplicar un ajuste directo a la universidad pública, en 2016, Macri terminó retrocediendo cuando le respondieron decenas de miles de estudiantes tomando las calles porteñas. Esta vez, la respuesta tampoco se hizo esperar. El paro docente y las tomas de facultades se extienden por todo el territorio nacional: Córdoba, Mendoza, Entre Ríos, Rosario, Santa Fe, La Rioja, La Pampa, Comahue, Buenos Aires… El 30 de agosto esta rebelión mostrará su fuerza marchando a Plaza de Mayo. Y no son sólo los universitarios. Los choferes de la Línea 60 en Buenos Aires luchan contra despidos y los obreros de Astilleros Río Santiago defienden su fuente de trabajo. La presión sobre la burocracia traidora de la CGT es tal que ya hablan de un posible paro general en setiembre.
Paro y plan de lucha. El ajuste macrista no se va a frenar con luchas aisladas ni con otro de los paros domingueros que la CGT suele convocar para descomprimir la presión sobre ellos, en lugar de para fortalecer las luchas. Hace falta una huelga general con movilización a Plaza de Mayo y en todo el país, con un plan de lucha escalonado para darle continuidad, no permitirle al gobierno macrista un respiro y obligarlo a retroceder, con asambleas y plenarios de delegadxs para debatir el programa y planificar entre todxs las medidas de fuerza.
Hay otro camino. Lo que hace falta es una política económica y social contrapuesta al plan oficial: un plan económico de emergencia que arranque por no pagar la deuda externa y cancelar el acuerdo de Macri con el FMI. Que estatice la banca y el comercio exterior para frenar la fuga de capitales. Que retrotraiga los tarifazos y estatice los servicios públicos bajo control social. Que prohíba los despidos y las suspensiones y estatice las empresas que no cumplan. Que implemente una reforma tributaria para que paguen más las corporaciones y los millonarios, y elimine impuestos regresivos como el IVA a los productos de la canasta familiar.
Macri y el FMI se tienen que ir. Está más que claro que Macri no va a hacer nada de lo que hace falta. Llegó mintiendo a los cuatro vientos: que no iba a devaluar, que traía pobreza cero, que los jubilados iban a cobrar más, que los trabajadores iban a dejar de pagar Ganancias, que no iba a ajustar, que terminaría «fácilmente» con la inflación… Macri incumplió todo su mandato y se debe ir. Por eso exigimos el adelantamiento de las elecciones, para que decida la gente.
Otra Argentina. Sin embargo, con votar un nuevo presidente no alcanza. Hay que refundar el país sobre nuevas bases y para eso necesitamos una asamblea constituyente libre y soberana. Para que el pueblo delibere y decida sobre qué modelo económico, que sistema de educación y salud, que país y qué sociedad queremos construir. Para separar Iglesia y Estado, disolver instituciones retrógradas y antidemocráticas como el Senado, democratizar todo el sistema político, para que todos los cargos públicos, incluyendo los jueces, fiscales y comisarios sean elegidos por voto popular y sean revocables. Para garantizar el aborto legal y demás derechos. Para tener un gobierno de lxs trabajadorxs y construir una Argentina feminista, laica y socialista.