El debate público sobre el aborto confirmó el rol cavernícola de la Iglesia Católica y profundizó la amplia voluntad de separarla del Estado. Como parte de esa lucha democrática cultural y política, en todo el país se extienden las apostasías colectivas. Apostasía viene del griego y significa ponerse por fuera. En concreto implica “desafiliarse” de la Iglesia, cuya religión nos imponen con el bautismo a poco de nacer, cuando no tenemos capacidad de decidir.
Al apostatar, trámite que se concreta presentando ante la autoridad eclesiástica local un formulario que informe en qué ciudad nos bautizaron, se combina la exigencia individual de salir del registro bautismal y la necesidad colectiva de exigir un Estado laico. No es que la Iglesia perciba fondos del Estado según la cantidad de bautizadxs, pero sí utiliza esa cifra para ejercer su presión anti-derechos.
Este reclamo que aumenta día a día no pasa desapercibido para obispos y curas, que comenzaron una fuerte respuesta mediática para intentar contener la situación. Sin embargo la ola feminista, sumada a los escándalos de pedofilia y encubrimiento clerical, vienen golpeando fuerte a la Iglesia y al propio Papa. Así como evidenciamos el accionar antidemocrático y conservador del Senado, también demostramos que hay que cortar de raíz los privilegios económicos y jurídicos del Estado hacia la Iglesia Católica.
En este contexto crece la campaña nacional que, entre otros grupos, motoriza la Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL). En nuestro caso, junto a la lucha por anular los millonarios subsidios estatales a la Curia impulsamos las apostasías colectivas bajo el lema “Iglesia y Estado, asuntos separados”.
La Iglesia Católica lleva siglos obstaculizando todo avance social y defendiendo a las clases dominantes. Nosotres decimos “no en nuestro nombre” y le respondemos con la acción soberana de emanciparnos de esa institución encubridora de pedófilos, enemiga de los derechos de las mujeres y las disidencias. Te invitamos a organizar apostasías colectivas en todo el país en el camino de lograr una Argentina feminista, laica y socialista.
Nadia Burgos