La lucha en defensa de EPEC, una empresa pública emblemática, nos compromete a todos.
La Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) surgió en 1953 de la fusión de dos organismos provinciales: la Dirección General de Energía y el Servicio Público de Electricidad. Tres años antes y a fuerza de lucha, los trabajadores habían logrado su primer convenio colectivo de trabajo. La fuerza de esa conquista les permitió derrotar el plan oficial de empresa mixta e imponer una EPEC estatal e integrada. Desde entonces y respetando ese “mandato original”, los trabajadores de la empresa, con Luz y Fuerza a la cabeza, han desbaratado varios intentos de privatización, tercerización y ataques al convenio colectivo.
El ejemplo de Tosco y los lucifuercistas
La figura de Agustín Tosco está íntimamente ligada a un modelo sindical opuesto al que hoy representan las cúpulas de la CGT y de la mayoría de los sindicatos burocráticos. Fue un emergente de la vanguardia obrera que durante la segunda mitad del siglo XX puso contra las cuerdas a los antepasados de la actual burocracia sindical.
Junto al movimiento estudiantil, el SMATA y otros gremios, Tosco y sus compañeros de Luz y Fuerza encabezaron el Cordobazo, sufrieron años de cárcel, persecuciones, clandestinidad y desaparecidos. Pero también lograron conquistas históricas para la clase obrera, que hasta hoy y pese al esfuerzo de numerosos gobiernos, no lograron desmontar. Este ejemplo alimenta a los que hoy luchamos por un modelo sindical democrático y combativo, y permite que se sigan ganando luchas, incluso cuando se presentan complicadas, como la pelea actual contra la privatización de EPEC, que impulsa Schiaretti con el apoyo de Macri.
EPEC, la última joya
El bipartidismo cordobés nunca abandonó el plan de privatizar EPEC. Los trabajadores derrotaron innumerables ataques que apuntaban a la entrega total o parcial de la empresa. Con un fuerte apoyo social, se lograron derrotar los planes de la UCR en el 92, 93, 96 y 98; y del PJ en el 99 y el 2001.
Los sucesivos gobiernos transformaron la empresa en su “caja chica” y en un verdadero nido de corrupción. Pero el robo no siempre fue ordenado, así lo demostró el asesinato del senador radical Regino Maders en el 91, semanas después de acusar a miembros de su propio gobierno de graves delitos en la empresa.
Al no poder vencer la resistencia social a la privatización, hace años el gobierno comenzó un proceso de vaciamiento, combinado con la suba indiscriminada de las tarifas. Desde 2010 a 2017, aunque el precio mayorista del kilovatio estuvo congelado, EPEC descargó -con la complicidad del Ente Regulador de Servicios Públicos- un tarifazo del 727%, cuando la inflación en el mismo período fue de 320%. Hoy, con un servicio malo y caro, Schiaretti con el aval de Macri y Triaca vuelve a la carga para destruir el convenio y avanzar en la privatización.
Postales del vaciamiento
Los medios oficiales multiplican la campaña anti obrera del gobierno, según la cual la responsabilidad del déficit de $ 1.100 millones sería de los altos salarios y las históricas conquistas obreras. Proponen reformar el convenio colectivo y el marco regulatorio de la empresa para recortar derechos laborales y profundizar los tarifazos, intentando que los trabajadores y el pueblo paguemos los costos de este saqueo.
El déficit es responsabilidad del gobierno y el verdadero “Lavajato cordobés” que significaron las obras en la central de Pilar. Con De Vido, el PJ cordobés, Electroingeniería y Siemens involucrados, era claro que perdería EPEC. Y así fue. La central costó U$S 800 millones más que el precio de mercado y EPEC quedó endeudada en dólares por 565 millones a una tasa usuraria del 12,5% anual. Por lo tanto, la deuda y el déficit ahora crecen al ritmo del dólar.
La campaña contra los trabajadores tambalea cuando se conocen casos como el de Verónica Gribaudo, la funcionaria de EPEC y ex legisladora del PJ, que recibió de la empresa $ 750.000 en concepto de traslados para dos años y vive a sólo 40 kilómetros de su oficina.
EPEC se defiende en la calle
El ejemplo de Tosco y la propia tradición de Luz y Fuerza contrastan con el tibio accionar de la actual conducción del sindicato, encabezado por Gabriel Suárez, que frente al mayor ataque de los últimos años sólo se limitó a presentar denuncias judiciales contra el gobierno. La conducción de la CGT le suma a su inmovilidad habitual un enfrentamiento burocrático con la conducción de Luz y Fuerza, lo que aumenta el aislamiento de los trabajadores en lucha.
La responsabilidad y el desafío de ganar este conflicto queda, hoy más que nunca, en manos del conjunto de los trabajadores de la empresa y particularmente en el sector combativo del cuerpo de delegados, que viene difundiendo el conflicto e impulsando el debate sobre la actual situación y las posibles soluciones.
Por una empresa bajo control de sus trabajadores y usuarios
Para ganar es fundamental exigirle a Suárez y a la actual conducción que se pongan a la cabeza del conflicto, extender las asambleas y las medidas de lucha, convocando a la sociedad a rodear de solidaridad a las y los trabajadores de EPEC. Hay que profundizar el plan de lucha desde las bases y arrancarle un paro provincial a la CGT, para hacer realidad la histórica consigna: EPEC no se toca.
Lo que queda claro es que la empresa nunca será sostenible si la dirigen gobiernos que sólo buscan hundirla y privatizarla. Los ingresos de la empresa sólo en 2018 serán de $62.700 millones y los salarios apenas llegan al 13% de ese monto. Evidentemente el problema no son los trabajadores, por eso es tan grande la campaña de mentiras. Es necesario poner la empresa bajo control de los trabajadores y usuarios, para auditar las cuentas de la empresa y llegar a la verdad sobre las responsabilidades políticas del déficit, avanzando en elaborar un plan de gestión sustentable, partiendo de privilegiar un servicio de calidad, accesible y el respeto de las condiciones laborales de sus trabajadores. La defensa de una EPEC pública e integrada es una tarea de toda la sociedad.
Marcelo Maceira
Voces del conflicto
Entrevistamos a César, Giuliano, Javier y Edgard, delegados y activistas de Luz y Fuerza. Compartimos algunos extractos de la charla.
“Rompimos barreras y nos acercamos a la universidad, a otros gremios y organizaciones y a los centros vecinales. Eso motiva a las bases y a la oposición y genera un plan de lucha activo.” César.
“Arrancamos mal, pero el conflicto se ha motorizado desde abajo, de parte de las bases, con todo un nuevo activismo que hay, más la oposición que jugó un rol, todo ha hecho que el conflicto haya salido para afuera y hemos roto el aislamiento que traíamos.” Javier.
“La sociedad nos mira diferente a otros momentos, por la campaña de los medios sobre nosotros, que nos pone como privilegiados ante todo el resto de la clase trabajadora. Te marcan como a un enemigo de la sociedad y por eso no nos acompañan. Pero ahora hay un cambio porque el marco regulatorio no nos afecta sólo a nosotros sino a toda la sociedad.” César.
“Las asambleas universitarias que apoyan nuestra lucha son un reflejo del trabajo que se viene haciendo. La conducción lo que viene haciendo es una cuestión más diplomática, más superficial, poco combativa.” César.
“La CGT brilló por su ausencia, no sabemos nada, para ellos no pasa nada, como que viven en otro lado.” Edgard.
“La salida nuestra es buscar la unidad con todos los sectores. Ése es el centro nuestro: tratar de confluir en una pelea en común en contra del plan económico del gobierno nacional, provincial, contra las políticas del Fondo Monetario. Ésa es la salida para nosotros.” Edgard.