Con campañas basadas en dogmas religiosos y modelos socio-familiares patriarcales, varias iglesias evangelistas y también la Curia católica redoblan su cruzada contra nuestros derechos de género, en especial contra la Educación Sexual Integral y su necesaria reforma. ¡Con la ESI no se metan!
El pasado domingo 28 los anti-derechos de la campaña «con mis hijos no te metas» hicieron marchas en todo el país. En Congreso juntaron apenas 300 personas, pero en el interior movilizaron a miles. Más allá del número no debemos subestimarlos, ya que además empiezan a aparecer grupos evangelistas de corte fascistoide.
Esta semana se viralizó un video de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), en donde un pastor brasilero arenga a una brigada de jóvenes varones uniformados que desfilan a paso militar. Son los llamados «Gladiadores del Altar», que ya actúan en varios países de América Latina y se lanzan también aquí como «pastores guerreros para hacer la obra de Dios y combatir la obra del mal…»
La Iglesia Universal es una secta evangelista que nació en Brasil en 1977, fue ganando peso, dirige un bloque parlamentario (1) y además es sostén del flamante presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. El video lleva el logo de la Fuerza Juvenil Universal (FJU), o Unifuerza, la entidad que organiza actividades deportivas y sociales como cobertura para atraer jóvenes a esa secta de derecha y anti-derechos. Además, la IURD maneja la revista Atalaya y el programa de tele Pare de sufrir.
Es preciso enfrentar sus campañas retrógradas, desnudar sus propósitos políticos y combatir lo más posible su influencia en los sectores populares.
La ESI, una gran deuda pendiente
Sin tregua, desde el movimiento feminista y disidente decimos que la ESI es una deuda hacia toda la sociedad. Durante el debate del aborto legal lo dijeron también quienes se oponían a ese derecho. Pero ahora lo niegan. Lo que no cambió es que en el país sigue habiendo un femicidio por día, una mujer muerta por aborto cada dos días y miles de embarazos no deseados, acosos sexuales, abusos infantiles y violaciones. Buena parte de esas lacras se podría evitar si realmente hubiera ESI.
La ESI debería aplicarse en todas las escuelas del país, estatales y privadas, desde el nivel inicial hasta el terciario. Su carácter integral permite abordar de modo transversal, en las distintas asignaturas, varios ejes: perspectiva de género, respeto a la diversidad, ejercicio de los derechos, cuidado del cuerpo y la salud, valoración de la afectividad. Esto es clave para prevenir el acoso y abuso, promueve la igualdad de trato y oportunidades, ayuda a construir relaciones más libres e igualitarias, a cuidar nuestra salud psico-física-social y a disfrutar de nuestros deseos.
La aplicación de la ESI es escasa, muy desigual y con muchas falencias, con un enfoque biologicista basado en la genitalidad y no científico. Por eso hay que reformar la ley en su artículo 5 para que los contenidos mínimos los dicte el Estado y no cada escuela según su «ideario», y para que sea de orden público, es decir obligatoria en todo el país. Esta reforma correcta es la que los celestes anti-derechos buscan frenar en el Congreso.
Sin perspectiva de género no hay «sexualidad para el amor»
Los anti-derechos no quieren ESI porque es «ideología de género». En el debate mezclan creencias, cuestiones de fe, mitos y una fuerte carga ideológica y conservadora, tratando de imponerle a toda la sociedad sus prejuicios religiosos, anti-científicos y discriminadores.
Según esos grupos, la ESI afecta los «cimientos del amor y de la familia». Es al revés: la perspectiva de género incluye la multiplicidad de relaciones y sentires que existen en la realidad, que las miradas biologicistas excluyen. En cambio la «educación sexual para el amor» que proponen los anti-derechos niega las disidencias y las diversas orientaciones sexuales, confundiéndolas con sexo y género. Para sostener el modelo familiar patriarcal y la heteronorma binaria, atacan leyes vigentes como las de matrimonio igualitario e identidad de género.
Si el Estado establece los contenidos curriculares en todas las materias, ¿por qué no habría de hacerlo en la ESI? La campaña «con mis hijos no te metas» busca limitar la educación sexual y a la vez desconoce los derechos que sus propios hijes tienen a la hora de educarse. ¿Qué clase de «amor» es ése que considera a les niñes como objetos y no como lo que son, sujetos de derechos? Justamente, sólo una educación sexual con perspectiva de género permitirá una adecuada responsabilidad afectiva en las relaciones y vínculos que se construyan.
Ante este ataque, a todos los anti-derechos les decimos: con la ESI no se metan. La marea feminista y disidente no negocia derechos conquistados, va por más y nos vamos a llevar puesta toda tentativa medieval. Seguimos exigiendo la ESI en toda la educación y confrontando con cada dinosaurio que pretenda limitar el derecho a una educación sexual libre e integral.
Nosotres construimos un feminismo laico, disidente y anticapitalista. Combatimos a cualquier «gladiador» que pretenda pisotear nuestros derechos, incluidos los hipócritas que hablan de «amor» y «defender la vida» pero irrumpen agresivamente en las escuelas, atacan a chicas con pañuelos verdes o amenazan con violar y matar a «las aborteras». Y lo mismo a quienes desde arriba habilitan con sus discursos esa violencia: los pastores evangélicos derechistas o el propio Papa, que brutalmente iguala el aborto legal al nazismo y que aconseja a los padres mandar al psiquiatra a su nene gay o su nena lesbiana. ¡Que se calle ese encubridor de pedófilos!
Anular el 100% de los subsidios religiosos, no el 0.5%
La marea verde dejó expuesto el rol anti-derechos de la Iglesia Católica y sus socios evangélicos. Por eso crecen las apostasías, los escraches a iglesias, la denuncia a curas abusadores. Y por eso, como lo confirman los pañuelos naranjas, crece la convicción de que el Estado debe ser laico y no bancar a ningún culto.
Al estar cuestionado el viejo matrimonio Iglesia-Estado, ambos cónyuges ya empezaron a debatir un divorcio por mutuo acuerdo. Pero su separación de bienes sería muy llamativa: el Estado sólo anularía la ínfima parte de los subsidios que le da a la Iglesia: los $ 180 millones para sueldos y jubilaciones de curas y obispos… ¡pero sin tocar el 99.5% de la plata, que son los subsidios educativos por $ 32 mil millones!
Es una estafa política y económica inaceptable. Hay que dejar de subsidiar toda la educación confesional, sea católica, evangélica, judía o musulmana, así como la educación privada (2). Asimismo hay que anular las exenciones fiscales de la Iglesia. Basta de que con nuestra plata los anti-derechos decidan en nuestro nombre. ¡Quien quiera religión en la escuela de sus hijes, que se la pague!
Andrea Lanzette
1 Se le llama bancada BBB: «biblia, bala y boi» (vaca, en portugués), es decir religión, mano dura y ganaderos.
2 Los proyectos de ley de «separación de la Iglesia y el Estado» presentados por el FIT en el Congreso y en algunas Legislaturas provinciales no proponen anular los subsidios a las escuelas católicas y de las demás religiones. Es una equivocada adaptación a las presiones del sistema democrático-burgués.