El país se encamina a un proceso electoral en el medio de la continuidad del ajuste. Todo indica que la situación para los trabajadores y el pueblo se seguirá agravando.
Los indicadores económicos son negativos y la montaña de la deuda externa ya tiene dimensiones descomunales e impagables.
Sin embargo, el gobierno de Mauricio Macri , sufre un gran desgaste político por el rechazo y la resistencia obrera y popular, que no le ha permitido implementar el ajuste en la magnitud que le reclaman las patronales y el FMI. Si ha logrado llegar a este punto ha sido gracias a la colaboración abierta del PJ en todas sus variantes y la burocracia sindical.
Quienes se postulan como alternativa electoral al gobierno disparan todo tipo de argumentos, pero coinciden en lo fundamental del modelo macrista: atar los destinos del país a los designios del FMI. No es extraño que así sea, ya que en un 99% son representantes de la vieja política, empleados a sueldo de las corporaciones y el gran capital. Más allá de la “danza” de las candidaturas, nada nuevo se puede esperar de estos representantes del pasado.
La burocracia sindical, por otra parte, ha certificado sus credenciales de macrismo profesional, desde las alas más conservadoras a las más revoltosas, comparten el criterio de no hacer olas y encaminar todo al proceso electoral, donde apuestan a un gobierno “peronista” que los tenga nuevamente a ambos lados del mostrador. Esa política se da sobre la base de hundir y liquidar todas las luchas que surgen en el país como respuesta a los despidos, suspensiones y demás ataques a la clase trabajadora. Como no pudieron meter la reforma laboral, atacan lugar por lugar en un verdadero tándem del terror. En ese camino también pretenden sacarse de encima a una nueva generación de jóvenes trabajadores que se despierta y presiona por enfrentar el ajuste con métodos de lucha.
Ante este escenario, la necesidad de una poderosa demostración de fuerzas del sindicalismo combativo y la izquierda obrera y socialista puede marcar un punto de inflexión y abrir un canal que tonifique las luchas en curso. Mostrando al mismo tiempo que existe un conjunto de sectores combativos y antiburocráticos en el movimiento sindical que además coordinan sus fuerzas y las ponen al servicio del conjunto de la clase trabajadora. Por otro lado, la izquierda obrera y socialista, es la que impulsa la mayor parte de esos sectores y además tiene el desafío de interponer frente a la debacle macrista una cuña para evitar que el desencanto solo encuentre a otra variante del régimen como opción.
Proponemos un acto unitario para llenar la Plaza de Mayo y todas las plazas del pais
Luego de años de transitar caminos separados, las fuerzas de izquierda obrera y socialista estamos ante un desafío enorme: el de ser capaces de unirnos, en el terreno de las luchas y también en el terreno político electoral. Sin dudas la coyuntura genera condiciones favorables y plantea esta necesidad, pero también es importante resaltar el camino iniciado en el Plenario del Sindicalismo Combativo, que desde sus primeros pasos en Lanús viene siendo una referencia ante la traición de las burocracias. Además de profundizar esta confluencia del clasismo, se ha iniciado un debate positivo para confluir en el terreno político, en una gran unidad de toda la izquierda obrera y socialista.
Sería muy importante dar una fuerte señal de unidad este Primero de Mayo. Que las plazas que fueron testigo de los acontecimientos más importantes en la historia del país, puedan esta vez ser escenario de este camino unitario. Para fortalecer las luchas en curso. Como la pelea testigo de FATE. Y los duros conflictos de Coca Cola, Pilkinton, y las peleas docentes y estatales. Para levantar una tribuna obrera socialista e internacionalista. Para que lxs trabajadorxs, las mujeres la juventud tengan una referencia política más potente para disputar. El 1° de Mayo hagamos un gran acto del sindicalismo combativo y la izquierda obrera y socialista.