De mal en peor. El gobierno de Mauricio Macri atraviesa sus peores días debido a que los resultados del brutal ajuste que lleva adelante empiezan a demoler el barniz de las mentiras que lo depositaron en el sillón de Rivadavia. La pobreza cero, el combate a la inflación, la lucha contra la corrupción, las oportunidades para todos no son más que “memes” tragicómicos. La realidad, testaruda como de costumbre, aflora en las estadísticas y en las calles. No es necesario repasar una vez más los números negativos para los trabajadores y el pueblo, pero si es importante señalar que esos números encendieron las alarmas del “círculo rojo” y es evidente que una porción cada día mayor de los sectores de poder mira con desconfianza al gobierno de Cambiemos, incluidos muchos dirigentes del propio espacio. Le cuestionan su impotencia para garantizar un país capitalista “normal” y meter las reformas estructurales pendientes. Minadas día a día las posibilidades electorales de Cambiemos, desde el propio establishment no solo se lamentan. También barajan alternativas de recambio.
Siete al hilo y plan “V”. Con la última elección de Santa Fe Cambiemos acumula 7 papelones electorales al hilo. Empezando por la interna de La Pampa, siguiendo por Neuquén, Chubut, Río Negro, Entre Ríos, San Juan y la más importante del litoral y tercera en el orden nacional, donde apenas hace cuatro años estuvo a punto de quedarse con la gobernación de la mano de Miguel Del Sel. Varias rodillas empezaron a temblar y lo que era un rumor se transformó en un grito propalado por Clarín y La Nación: es la hora de Vidal.
Los socios del radicalismo se inclinan por ese plan y además exigen más participación, si se van a hundir con Macri al menos quieren llevarse lo suyo, conocedores de la salida apresurada y por la terraza, no quieren que esta vuelta los agarre desprevenidos.
Lo cierto es el que el plan “V” parece haber fracasado y tiene lógica, sería en primer lugar la confirmación del fracaso de Cambiemos y en segundo lugar tampoco es una garantía, ya que dejaría sin cabeza la provincia de Buenos Aires, el distrito monstruo donde tampoco es que Mariu se la pasa recolectando afecto. Allí, más que en ninguna otra parte, saben que Vidal es Macri.
Lavagna and friends. Sorpresivamente, o no, en el momento donde más se esperaban definiciones por parte de la oposición burguesa, las figuras brillaron por su ausencia. Schiaretti metido en las elecciones cordobesas y Urtubey paseando con Isabel y apostando a que “el amor” le permita levantar su patética performance. Lavagna, el que hace apenas unos días aparecía como el “hombre” que pateaba el tablero, impulsado desde un sector de Alternativa Federal, patronales y la CGT, no termina de despegar. Massa, quizás el más movedizo de los “federales” parece empezar a inclinarse ante los encantos de “Ella”.
Pero lo cierto es que estos sectores, fueron y son parte del ajuste del gobierno, acompañaron sus leyes, le pusieron el hombro para que avance contra el pueblo trabajador y por eso no pueden escapar de la bronca generalizada. Ser la fotocopia de Cambiemos presenta finalmente más problemas que ventajas para estos profesionales del acomodo, que parece siempre encuentran la forma de colocarse al servicio del régimen político. Se verá en los últimos días si finalmente se decantan por la unidad del peronismo o si cada quien hace su juego. Dependerá, como siempre para ellos, de que negocio les reporte más beneficios.
Enfrentando al macrismo a librazos: por otra parte, la última gran línea del kirchnerismo, ideologos del famoso “hay 2019” , parece ser la batalla editorial. Y luego de los ilustrativos textos de Grabois y Kicillof ahora llegó el turno del libro de Cristina. Siguiendo el libreto de la oposición sensata, vienen dejando pasar el ajuste como una locomotora y en lugar de impulsar medidas de lucha para frenarlo, al igual que el año pasado lo único que proponen es “votar bien en agosto”.
Eso sí, no se cansan de asegurarle al FMI que van a cumplir, como dice uno de los últimos editoriales de Página 12, “La derecha endeuda y el progresismo paga”, reeditando la versión de la pesada herencia, ahora en modo pejotista.
La mejor ventaja de este sector no es otra que el desastre Cambiemos porque de nuevo no proponen nada y de diferente, poco.
Confederación General de los Traidores. Más allá del apoyo de la burguesía, más allá de las preocupaciones por la economía, mucho más allá de la falta de alternativa, la explicación para que Cambiemos y su plan no volaran por los aires es de la burocracia sindical en todas sus alas, los más gordos y los más ligth. No se trata ya de inacción frente al desastre sino de desmovilización y control férreo de las fuerzas de los trabajadores, que en los pocos resquicios que encuentran demuestran su disposición a luchar. El paro del 30, fue garantizado por lxs trabajadorxs, en los lugares donde se pudo. Sorteando la falta de preparación, responsabilidad de los convocantes. Si siempre la tarea de barrerlos de los gremios fue una prioridad hoy se vuelve una causa de vida o muerte para la clase trabajadora, por esto, apoyar y desarrollar los brotes del sindicalismo combativo que van surgiendo en todo el país es una obligación para los revolucionarios, lo mismo que el fortalecimiento del reclamo por el paro nacional con continuidad que necesitamos.
Unidad de la izquierda para dar vuelta todo: quienes opinamos que Macri debe irse ya mismo, quienes acompañamos cada lucha del movimiento obrero, la juventud y las mujeres, quienes señalamos que, más allá de los matices, las fuerzas de la burguesía no tienen plan alternativo a Cambiemos, quienes reclamamos que hace falta adelantar las elecciones y que sean a una Asamblea Constituyente libre y soberana para dar vuelta todo, nacionalizar la banca y el comercio exterior, romper con el fondo y recuperar las empresas privatizadas, tenemos un desafío enorme; lograr la unidad que nos permita tallar de otra manera en la situación política. Desconocer eso es no ver por ejemplo, que por la negativa a avanzar unitariamente no habrá opción de izquierda en Santa Fe o no habrá banca de izquierda en Río Negro. No se trata solo de lo electoral, pero es evidente que si logramos unirnos en ese terreno, podemos irrumpir en la escena política con otra fortaleza. La pelota está en el campo del FIT esperemos que no la tiren afuera. Desde el MST haremos los máximos esfuerzos para estar a la altura de las circunstancias.