Por fuera del frente FIT-MST han quedado apenas dos sectores: Luis Zamora y el Nuevo MAS. Los argumentos políticos de ambos espacios para sus respectivas negativas en principio aparecen como diferentes, pero a nuestro modo de ver la razón de fondo resulta bastante similar.
En el caso de Zamora y su grupo Autodeterminación y Libertad, además de su permanente descalificación de los partidos de izquierda, su pretexto público para rechazar un frente fue que antes de la unidad electoral había que actuar conjuntamente en las luchas sociales…
Esto podría ser atendible si AyL fuera una organización militante, con presencia en al menos algunas fábricas, facultades o barrios. Pero en realidad, AyL no es más que un puñado de militantes porteños con escasa o nula inserción social. Lo que aún conserva Zamora como figura política es cierto prestigio de su pasado cuando fue diputado por el viejo MAS. Su excusa actual de “la unidad en las luchas” en los hechos apunta sólo a preservar lo más posible su pequeña pyme electoral porteña, que además año tras año viene en baja.
En el caso del Nuevo MAS la argumentación pasa por otro lugar, que apenas esconde mucho autobombo sectario y poca apertura política. Ya en otra nota hemos respondido sus burdos epítetos contra el MST1. Su planteo anti-frente de izquierda fue que éste únicamente podía concretarse si había internas. Desde ya, las PASO son un mecanismo posible para resolver el orden de las listas unitarias y así lo hemos planteado desde el MST junto con la variante de un acuerdo.
El problema es que cuando se lo esgrime como exigencia exclusiva y excluyente tipo “internas o nada” como lo hizo Manuela Castañeira, aun a sabiendas de que el FIT las rechazaba, en lo concreto significa una negativa a la unidad. A la vez, su planteo de que la unidad FIT-MST se formó para “avasallar” al Nuevo MAS es un autobombo absurdo.
Un párrafo aparte merece la infantil utilización política de un hecho cierto: Castañeira es la única candidata presidencial mujer. Pero el Nuevo MAS lo pregona como si fuera la encarnación misma del feminismo. En primer lugar, para que triunfe la lucha feminista es preciso derrotar al sistema patriarcal y capitalista, tarea no sencilla que para la izquierda socialista revolucionaria es estratégica y requiere desterrar toda forma de sectarismo.
Además, las posiciones equivocadas de Castañeira y el Nuevo MAS son un obstáculo para el avance de la propia lucha feminista. En cuanto al tema aborto, no integran la Campaña Nacional que es el único espacio unitario. En cuanto a prostitución, sostienen un abolicionismo dogmático. En cuanto a la lucha trans, afirman desde hace años que “invisibiliza la opresión de las mujeres”2. Y sobre el Encuentro de octubre en La Plata, tienen una postura rupturista. Por estos motivos, al igual que en el movimiento obrero, estudiantil y barrial, la implantación e incidencia del Nuevo MAS en el movimiento feminista y disidente es menos que escasa.
Detrás de tanto ultimatismo y autoproclamación sectaria, lo que vemos realmente en el Nuevo MAS es un derrape electoralista febril y mal disimulado. Lamentable, parecido al caso de Zamora y alejado de toda línea socialista revolucionaria. No exenta de debates, en definitiva la única unidad político-electoral concreta y útil de la izquierda es la que llevamos adelante en el frente FIT-MST.
1. En respuesta al Nuevo MAS, en www.mst.org (12/6/19).
2. La política trans y el feminismo sin mujeres, en www.lasrojas.com.ar (boletín Nº6).