Mayo será un mes clave en el futuro de la negociación de la deuda. En esta puja, el gobierno pretende mostrarse como ofensivo y los acreedores jugarán su papel de inflexibles a la hora de aceptar. Pero los acreedores saben que el objetivo estratégico de AF es no caer en default y eso corre a su favor. Nosotros seguimos sosteniendo que la deuda es impagable y la única salida posible es decretar un default unilateral soberano.
Escribe: Gerardo Uceda
La negociación de la deuda pareciera entrar en su recta final hacia mayo. Es que en el próximo mes hay dos fechas claves, el 8/5 se vence el plazo que el gobierno argentino les dio a los acreedores para pronunciarse sobre si aceptan o no la propuesta hecha del gobierno. Y el 22 vencerían los 30 días desde que el gobierno, el 22 de abril, decidió no pagar el vencimiento de bonos globales por U$S 503 millones, de no hacerlo caeríamos en un verdadero default.
Recordemos que lo que se está negociando son alrededor de U$S 68.850 M, que no habían entrado en las reestructuraciones previas de la deuda. Y que la propuesta del gobierno incluye una quita del 62% de los intereses a pagar y 5% de quita en el capital total, y un período de gracia de tres años sin pagar. La mayor parte de esta deuda, unos U$S 44.000 M son los que contrajo Macri con el FMI y que el propio Alberto había declarado correctamente en campaña que se trataba de una deuda fraudulenta, que sólo había servido para engordar las fortunas de los amigos de Mauricio y que fuera mayormente fugada al extranjero, sin beneficio alguno para el pueblo.
Ya en el gobierno Fernández cambió rotundamente su discurso por el de «crecer para pagar» y se centró en la negociación con los buitres. La crisis sanitaria y la evolución de la pandemia a nivel global, con una profundización sin precedentes de la crisis económica que arrastra el mundo desde 2008, le dio al gobierno la oportunidad y cierto margen para lanzar una propuesta distinta que se empeñan en mostrar como muy ofensiva y hasta revolucionaria.
Mayo, un mes decisivo
Si bien es cierto que siempre se pueden extender o prorrogar los plazos, mayo se transforma en un mes decisivo porque es en el próximo mes que se vence el plazo de pago de un bono que de no hacerlo, pasaríamos de un default técnico a un default real y concreto, cosa que Alberto quiere evitar claramente.
Pero antes de eso, el 8/5 los bonistas se tienen que pronunciar por la aceptación o no de la oferta. El FMI por su parte ha dado señales claras de apoyo a la propuesta Argentina a los privados, fundamentalmente porque mientras más flexibles sean las condiciones de pago a ellos, más probabilidades tiene el Fondo de cobrarse su propia deuda. Los bonistas por su parte muestran las uñas en los días previos a la negociación, dando a entender que la propuesta es inaceptable. Obviamente buscan sacar unos cuantos miles de millones más.
En este sentido, ya hay voces como la del presidente del Banco de Valores, Juan Nápoli, quien sostiene que la propuesta hecha es bastante buena y que con poco más que se les ofrezca podrían aceptarla. El tema es que lo que Nápoli considera poco, es aumentar la tasa de intereses a pagar al máximo desde el cuarto año y aumentarles un 1% anual ¡durante 15 años! Este «pequeño esfuerzo» nos costaría la friolera de U$S1.700 M anuales, es decir un total de más de U$S 25.000 millones. Como se ve en materia de usura nada mejor que caer en las garras de estos buitres.
Otros en cambio, hablan que los acreedores no estarían dispuestos a deshacerse de los bonos bajo las condiciones ofertadas por la Argentina, sobre todo lo de estar tres años sin cobrar. Y preferirían ir a juicio en la casi seguridad de ganarlos y cobrarlos mucho antes, como ya pasó con el fallo del juez Griessa.
Pero la verdad es que ambas partes ocultan la verdad. El gobierno porque pretende ante la gente pasar su propuesta como revolucionaria, la mejor que se puede conseguir en todo concepto. los acreedores que se ubican en una posición aparentemente durísima e inflexible para lograr sacar una mayor tajada como la que verbaliza Nápoli por ejemplo. La realidad es que el mundo se encuentra sumido en una crisis económica sin precedentes, que todos discuten si será mayor a la depresión del ’30 y de la cual nadie sabe cómo se saldrá. Con la mayor caída en los precios del petróleo en décadas, recesión global e incapacidad de conseguir mercados dónde colocar los activos en un futuro más o menos inmediato. Por eso la propuesta de la Argentina, como ya explicamos en una nota anterior está lejos de ser mala, mucho menos agresiva o revolucionaria, más bien se trata de una propuesta moderada, que le garantiza pagos y una rentabilidad más que aceptable en un mundo en donde la perspectiva más probable es de una rentabilidad negativa. Esto es lo que hará que el gobierno de AF se muestre como duro en los próximos días, no porque lo sea realmente sino porque sabe que lo que ofrece es más que apetecible para los bonistas.
Default soberano y unilateral
Ya hemos explicado muchas veces desde estas páginas que toda la deuda, no sólo estos U$S 68.000 M, son ilegítimos y fraudulentos y que hay sobradas pruebas y hasta un fallo judicial que lo demuestra. También dijimos que la deuda era impagable sin el hambre y la miseria del pueblo, como ahora reconoce el propio gobierno. Sobre todo teniendo en cuenta la inmensa acumulación de pagos en los próximos dos a cuatro años que se había comprometido Macri. Pero aun ignorando esto, el sólo hecho de la crisis sanitaria generada por la pandemia de coronavirus, da argumentos de sobra para priorizar de verdad la salud por sobre las ganancias de los acreedores y no sólo en los discursos por TV.
Por eso proponemos no pagar un solo dólar a los acreedores y declarar un default soberano y unilateral, como única forma de contar con los recursos necesarios para hacerle frente a las dos crisis que se profundizan: la económica y la de salud. Lógicamente esta medida tiene que ir acompañada de otras que ya hemos desarrollado también, como una reforma tributaria que grave las grandes ganancias y fortunas, la nacionalización de la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales, etc. Esta es la única salida, no utópica, a la actual situación a la que nos han llevado años de pagar deuda, empobreciendo al conjunto de la población.
Como Alberto, Kicillof elige pagar
Como un espejo, Kicillof toma el mismo camino de Alberto Fernández, después de una larga retórica de acusaciones a Vidal por el endeudamiento que le dejó. Después de remarcar que la deuda provincial de casi U$S 11.000 es impagable y le dejó tierra arrasada en la provincia. Diciendo que la misma creció más del 80% en cuatro años de gestión PRO y que no iba a pagar con el hambre de su pueblo.
La realidad es que Axel no sólo pagó apenas asumió más de U$S 23 millones, en febrero, sino que hace una propuesta similar a la del gobierno nacional para refinanciar los U$S 7.148 M que adeuda a los acreedores privados (ver cuadro), abriendo una negociación en los próximos 20 días, donde ofrece pagar con una quita de intereses del 55% y de capital de 7% y de estirar el plazo de pagos de 4 a 13 años. Pero siempre pagar…
Es imperdonable que la provincia más rica del país, donde se concentran no sólo el 40% de la población del país, sino las más grandes fábricas, las tierras más fértiles del mundo, tenga los bolsones de pobreza más graves, la mayor desigualdad social y una deuda que arranca desde hace años y no como dice Kicillof exclusivamente desde la era Vidal.
Sostenemos, al igual que a nivel nacional, que la deuda que hay que pagar es con el pueblo de la provincia y no con los acreedores, hay que suspender de inmediato todo pago de la deuda y dedicar todos esos recursos, y los que resulten de ajustar a los grandes empresarios y terratenientes, a hacerle frente a la pandemia que hace estragos en el conurbano y a garantizar el salario de los trabajadores en blanco e informales.