El 21 de agosto se realizó el panel organizado por el FIT Unidad en homenaje a León Trotsky, a 80 años de su asesinato. El intenso intercambio, además de marcar acuerdos, reabrió polémicas pasadas y contuvo importantes debates presentes de estrategia, táctica y formas de construcción. Dejamos nuestra valoración y conclusiones políticas.
Sergio García
Vivimos en un mundo de fuerte crisis capitalista, donde es muy saludable que las nuevas generaciones tengan hoy, para disgusto de aparatos burgueses, reformistas y burocráticos, mucho interés en conocer el legado de León Trotsky y las posiciones y actividades del trotskismo actual, a las cuales se suman muchas compañeras y compañeros en nuestro país y en muchos otros. En ese sentido es muy valorable que el FIT Unidad haya realizado este evento, que podamos tener un frente común y una presencia importante en la vida política y social del país. El trotskismo es una realidad y tiene vigencia y perspectiva.
En este marco la existencia del FIT-U y las ponencias en el evento realizado, confirmaron que hay un marco político y programático común que contiene a nuestras organizaciones y además constataron que tan fuertes debates no han impedido que sigamos actuando en común en otros planos y acciones. Eso es indudable y es lo que permite que, de una u otra forma, podamos intentar mejorar cualitativamente nuestro frente, que es lo que evidentemente hace falta.
Sobre esta base de acuerdos se desarrollaron y marcaron importantes debates, matices y diferencias, que lejos de esconder hay que precisar y seguir debatiendo a fondo. Los compañeros del PTS, PO e IS han escrito fuertes polémicas de balance contra las posiciones del MST y entre ellos mismos. Este artículo aborda todas estas polémicas y aporta en ese sentido, como ya lo hizo en profundidad nuestro compañero Alejandro Bodart en sus exposiciones en dicho evento.
Internacionalismo, política y métodos
El compañero Christian Castillo, del PTS y la Fracción Trotskista, realizó un balance del evento donde polemiza con varias de nuestras posiciones, solo con varias confusiones importantes, por lo cual sostiene una política equivocada.
En el plano de los métodos y políticas de construcción internacional, a lo largo de toda la Conferencia Latinoamericana como del panel sobre Trotsky, ninguno de los partidos del FIT-U pudieron contestar correctamente nuestro planteo de construir organizaciones internacionales sin métodos nacional trotskistas y sin actuar como un “partido madre” desde Argentina. El PTS en su balance posterior, profundiza su incomprensión al respecto. Castillo dice: “el MST también sostiene una postura organizativista, de que el problema es no ser “partidos madres” y “respetar las distintas tradiciones”. Pero cualquiera que conozca la tradición de los bolcheviques en la Tercera Internacional verá que no actuaban de esa manera sino que discutían abierta y acaloradamente las políticas de los partidos comunistas en los Congresos y reuniones” (1).
Evidentemente la cita demuestra que los compañeros olvidan un pequeño detalle: la dirección bolchevique venía de dirigir la primera revolución socialista triunfante y de haber fundado la Tercera Internacional, su prestigio y experiencia le permitían actuar de una manera determinada. Desde ya que nosotros no invalidamos que haya que discutir a fondo y opinar sobre todo lo que pasa en otros países, eso es algo obvio. Pero partimos de comprender que para hacer una gran internacional, donde nadie tiene la experiencia de haber dirigido una revolución, tiene mucho peso el trabajo común, el respeto por las experiencias, ideas y tradiciones de cada sector y el no imponerle a nadie las opiniones desde Argentina. Pareciera que los compañeros del PTS no toman en cuenta esa diferencia sustancial con los bolcheviques, o en todo caso, creerán tener ese mismo nivel de prestigio para actuar igual que ellos, lo cual sería algo muy por fuera de la realidad de una corriente internacional muy pequeña, que no ha pasado todavía ninguna prueba importante de la lucha de clases.
Por eso insistimos en que no hay ningún criterio meramente organizativo de nuestra parte, sino profundamente político: solo se puede hacer una gran internacional revolucionaria en base a un profundo programa socialista y anticapitalista. Utilizando un método de construcción de respeto a otras organizaciones y tradiciones que compartan ese programa y aporten sus experiencias, y en un funcionamiento que permita incluso diferencias parciales, sin que nadie pretenda imponer una supuesta autoridad sobre todas las cosas. Si la construcción internacional se reduce a grupos que copien lo hecho desde Argentina, no va a haber grandes avances en este plano. Con el método y la política que proponemos se puede avanzar mucho más. No es casual, por dar un ejemplo práctico, que la LIS en poco tiempo ya tenga organizaciones y cuadros en países y continentes muy diversos, en un grado de desarrollo muy alentador y superior a otras experiencias del trotskismo de nuestros días.
A la vez sí compartimos con el PTS que no se puede construir en base a uno o dos puntos mínimos o generales. Desde ya hace falta un programa socialista profundo, de hecho en la LIS tenemos una declaración política de ese carácter que ponemos a disposición (2). Lo que no compartimos con el PTS que, detrás de eso, su manejo de “centrismo” es equivocado. Siempre existen corrientes centristas, oscilantes. Nuestra crítica es que los compañeros de la Fracción Trotskista, que integra el PTS, parten de la concepción de que ellos serían los únicos revolucionarios y el resto de organizaciones del trotskismo serían centristas en el mejor de los casos. Y eso es una definición equivocada, profundamente autoproclamatoria e irreal. Esa concepción también los lleva, en forma sectaria, a construir solo grupos afines al PTS argentino, sin abrirse a buscar saltos, confluencias o trabajo común con otras organizaciones. Mientras con esa definición intentan aparecer como “los revolucionarios”, frente a otros que no lo serían, en su accionar práctico más bien actúan muchas veces con una notoria propensión a impactarse por tendencias académicas, por el estado de ánimo de sectores medios, o a impresionarse por ejemplo por lograr una amplia difusión de ideas, cuando eso en sí mismo no soluciona problemas estratégicos, es tan solo un medio importante que sin trabajo político sólido y leninista en las bases no logra cambios cualitativos.
El mismo error comete al analizar la historia del morenismo, a la cual denominan parte “del trotskismo de Yalta” como recuerda Castillo en su nuevo texto, porque supuestamente “no presentó alternativa revolucionaria”. Es una definición que se da contra la pared en segundos, porque no hubo ninguna corriente que construyera tantos partidos revolucionarios y disputara como alternativa, que la orientada por Moreno contra todo tipo de direcciones burocráticas y reformistas. ¿Quiere eso decir que Moreno no se equivocó en nada? ¿Qué no tuvo errores? Claro que no. No tenemos una visión dogmática del morenismo, como equivocadamente la tiene IS. Somos críticos y autocríticos y sobre todo, creemos en comprender la realidad, en actualizar elaboraciones y en no quedar atados a repetir definiciones de otras etapas y situaciones. Pero lo hacemos sobre la base de reivindicar una historia que fue muy rica y muy superior a ninguna otra en nuestro continente.
Confusiones sobre táctica que debilitan la estrategia
Por otra parte, hablando de táctica y estrategia, tanto en el panel como en su texto último, en realidad Castillo confirma que su organización no comprende correctamente la relación entre ambas cuestiones ni la política histórica del leninismo y el trotskismo al respecto. Por eso mezcla ejemplos a destiempo lo cual invalida toda la polémica. Habla del gobierno de Chávez, de Trotsky y el POUM; de los frentes populares y de Podemos y Syriza, de Proyecto Sur, del PSOL y el NPA, revuelve todo como una gran ensalada y de ahí saca la conclusión que solo es correcto participar donde lo hace o lo intenta hacer el PTS. Una forma muy curiosa de razonar.
Por ejemplo, insistir en que Pino Solanas es funcionario del gobierno hoy, no sirve para nada. El debate es otro; en el 2011, cuando Solanas levantaba un programa antiimperialista que incluía el no pago de la deuda y la nacionalización de nuestros recursos estratégicos entre otros puntos importantes; ¿estaba bien tener una política y táctica sobre ese fenómeno que recibía el apoyo incluso de parte importante de la base electoral de la izquierda? Nosotros creemos que era correcto y, a diferencia de lo que plantea Castillo, nos fortalecimos en ese momento con esa táctica, y cuando tuvimos que romper con la misma lo hicimos sin ningún problema, precisamente porque era una táctica. Por eso jamás dejamos de ser el MST, siempre fuimos una organización independiente e incluso dentro de la Legislatura tuvimos siempre un bloque propio. Es decir tuvimos táctica y estrategia. A lo cual agregamos que frente a las cinco correctas causas antiimperialistas que levantaba Proyecto Sur, nosotros en nuestros materiales de difusión agregábamos una sexta causa; por el socialismo y el gobierno de los trabajadores, como puede verse en materiales de esos años.
Dicho esto, tampoco compartimos la conclusión de Castillo cuando dice: “el MST se tuvo que integrar el año pasado al Frente de Izquierda (algo que, insistimos, celebramos) después de intentar atajos varios que no le dieron resultado”. No es así compañeros. El MST le propuso un acuerdo al FIT, como puede comprobarse en cartas, artículos y reuniones solicitadas, desde muchos años antes. Solo que subidos a una fuerte autoproclamación, siempre el FIT rechazó nuestra propuesta. Solo cambió esto cuando, a causa de no tener políticas más ofensivas y tácticas, el FIT comenzó a retroceder electoralmente en provincias importantes como Córdoba y Santa Fe, mientras el MST comenzó a avanzar en ambas y en forma muy destacada en Córdoba obteniendo un cargo legislativo y desarrollando una figura que hoy aparece como la más visible y en avance de la izquierda. Mientras seguíamos actuando fuerte en el movimiento obrero, feminista, disidente, ambiental y de la juventud, y esos avances bien podían reflejarse también en las elecciones nacionales siguientes. Fue en esta situación, que se abrieron las puertas del acuerdo positivo que hoy tenemos y valoramos. No por ningún fracaso previo del MST, sino por la constatación del FIT que no podía ignorar más a otro actor político importante de la izquierda.
Lo cual es exactamente al revés del balance del panel publicado en Prensa Obrera, donde se dice que esas tácticas defendidas por el MST “lo llevaron a una eclosión partidaria” (3). Sin embargo nuestro MST ingresó al FIT-U sin ninguna eclosión y siendo uno de los partidos más extendidos nacionalmente. Extraño balance el presentado por los compañeros de PO, que precisamente vienen de una reciente ruptura (eclosión) interna, como un subproducto de errores políticos naciones e internacionales y un método poco feliz de resolver sus diferencias.
La misma nota de PO también nos acusa diciendo: “El MST da un paso más y, sin desistir de las zancadillas que aplica regularmente contra la izquierda en los frentes obreros, propone la disolución del FIT-U en un “partido de tendencias”. Poco entiende evidentemente el Partido Obrero. Nuestra propuesta es para superar el estadío electoral del FIT-U para que avance a un acuerdo más profundo y más útil en la lucha de clases. En vez de continuar actuando cada uno por su lado, o como PO en la salud de Córdoba, donde actúa directamente en acuerdo con sectores burocráticos contra el MST y la izquierda. Un partido común, de tendencias, sería un avance, permitiría por ejemplo discutir mejor esas cuestiones obreras y buscar acuerdos.
Volviendo sobre ejemplos internacionales, también el PTS, en una extraña explicación, dice que haber tenido una táctica sobre Proyecto Sur estuvo mal, pero estuvo bien tener una táctica sobre el NPA como hicieron ellos, en el momento que según su propio texto: “expresaba en la dirección de la antigua Liga Comunista Revolucionaria (LCR) un giro a derecha de esta hacia un partido “anticapitalista” sin definición estratégica”. O también para el PTS es correcto reconocer ahora en el mismo texto de Castillo, que dos veces su corriente pidió el ingreso al PSOL de Brasil, un partido amplio que siempre tuvo alas y sectores no revolucionarios con mucho peso a su interior en los dos momentos en los que pidió el ingreso. Como puede verse, el PTS balancea los hechos con diferentes varas, según le convenga. Y eso no es un método marxista correcto, ni tampoco un ejemplo genuino de trotskismo.
Una confusión similar demuestra cuando habla en su texto del Frente Popular, de Trotsky de Nin, haciendo una falsa polémica, muy fuera de la realidad de este debate. El problema de nuevo es la incomprensión de los fenómenos por parte del PTS y sus formulaciones generales fuera de tiempo y lugar. Siguiendo su ejemplo de España, le recordamos que en su surgimiento Podemos no reflejaba el “Frente Popular” sino el proceso de los jóvenes indignados de España que era muy progresivo en medio de la crisis capitalista de 2008, en oposición a todos los partidos burgueses y reformistas como el PS y el PC. De nuevo preguntamos, en ese momento; ¿era correcto tener una táctica sobre Podemos? Nosotros decimos que sí, que no hacerlo era de un sectarismo muy profundo. De la misma manera, como es una táctica, cuando con el correr de los años la dirección de Podemos fue girando a derecha había que denunciarlo y llamar a conformar otra cosa, como hacen nuestros compañeros del SOL (LIS) de España desde hace mucho tiempo. Nuevamente insistimos que en cuestiones de táctica y política revolucionaria, comprender los distintos momentos es muy importante para poder intervenir correctamente en los fenómenos reales, en los momentos que expresan, aunque sea parcialmente, una franja de la población que busca por izquierda y nos abre a los revolucionarios una oportunidad política.
Para concluir el debate sobre este tema, agregamos que las críticas de IS a nuestra táctica sobre Proyecto Sur son directamente increíbles. Su corriente participa hoy del Frente Amplio peruano que tiene un programa muy centroizquierdista. Y en nuestro país dice defender la historia del morenismo, pero parece olvidarse que la misma está recorrida por diversas tácticas, entrismos y otras variantes. IS debate con cierta “amnesia selectiva”.
Venezuela y el chavismo
En este tema, tanto PO, como el PTS e IS manifestaron críticas a la política de nuestra corriente. En particular IS fue insistente en criticar y sobre todo en tergiversar los hechos. Como ya planteamos en el propio panel, falsear la realidad y acomodarla según convenga, no es un método de un partido serio. De ahí que seguir diciendo que integramos el gobierno de Chávez solo confirma un bajo nivel de debate político. Es tan burda la acusación que hasta en su posterior balance tienen que escribir que: “más allá si lo hicieron desde adentro o de afuera” (4). No compañeros, no es “más allá”. Estar adentro o afuera de un gobierno, son precisamente dos ubicaciones muy diferentes. Y los hechos pasados no se pueden cambiar y son muy claros: nuestra corriente no fue parte del gobierno de Venezuela.
Lo que si tuvimos, como marxistas y trotskistas, es una política estratégica y tácticas para intervenir, no sobre un gobierno burgués como cualquier otro, como dice IS, sino sobre el principal proceso revolucionario que vivió por entonces el continente. Que tuvo un emergente político surgido de los sectores bajos del ejército, de familia de clase media, un dirigente que representaba un proyecto nacionalista de izquierda que tuvo el apoyo casi total de la clase obrera y la vanguardia de izquierda venezolana. Ese pequeño hecho de la realidad no toma en cuenta IS. Y nuestra política y táctica entrista fue, desde las organizaciones políticas y sociales del proceso vivo, jugarnos a organizar una corriente independiente y revolucionaria al calor del ascenso y la lucha de clases, y disputando contra la política oficial chavista y nacionalista de no ruptura con el sistema capitalista. Por esa política y esa táctica en lo mejor del proceso a través de Marea Socialista logramos importantes avances, y sufrimos hasta hoy enormes críticas y persecuciones por parte del gobierno. Aunque ahora, lógicamente, todas las organizaciones anticapitalistas y socialistas venezolanas viven una coyuntura más difícil por el cambio en la situación. Y en esta dificultad, así como años atrás el grupo de la UIT-CI no comprendió el proceso, ahora también en ocasiones se pierde políticamente y termina por momentos demasiado pegado al sindicalismo de la derecha venezolana.
En el caso de IS, Mercedes Petit, además de distorsionar el debate sobre Venezuela, insólitamente intentó retomar, quince años después, los supuestos motivos de la ruptura que protagonizaron, cuando surge muy evidente que en su momento se negaron a algo tan elemental como el no aceptar la realidad de ser una minoría. El solo hecho que haya vuelto sobre el tema, con renovadas falacias tantos años después, muestra cierta necesidad de justificar el pasado más que pensar en aportar a futuro. En última instancia, para nosotros no es algo casual sino causal. Hay una larga lista de compañeros provenientes de la vieja dirección del MAS, que tras cometer enormes y gruesos errores oportunistas y movimientistas tras la muerte de Moreno, tuvieron gran responsabilidad en la destrucción de un proyecto trotskista que por entonces era de lo más importante. De semejante fracaso, en lugar de sacar sanas conclusiones y aportar aceptando la necesidad de construcción de una nueva dirección, como correspondía en el MST, se fueron aferrando de una u otra forma a distintas desviaciones políticas intentando sostener ubicaciones, sin por supuesto lograr detener la construcción de nuestro partido que siguió adelante. En su caso se resguardaron en el dogmatismo, el rutinarismo y a una fuerte dosis de tergiversaciones de los hechos. El traer de nuevo “la ruptura de la UIT-CI” tanto tiempo después a un debate que giraba sobre otros temas de actualidad, es tan solo un capítulo más de un nocivo método que ha sido y es artífice de fracasos. Positivo sería que alguna vez reflexionaran a fondo sobre todo esto.
Conclusiones finales
Como decíamos al inicio, todo el debate entre fuerzas de izquierda que nos reclamamos trotskistas y reinvidicamos el legado de Trotsky y Lenin, siempre tiene un condimento positivo, permite debatir, precisar acuerdos y lógicamente también diferencias. Constata realidades innegables, como el marcado nacional trotskismo en el caso de PO que persiste en un modelo de construcción esencialmente nacional y autoproclamatorio, y que su panelista, el compañero Rafael Santos, no pudo ocultar. Esas concepciones equivocadas, actúan también en la coyuntura de nuestro país y se complementan con un fuerte rasgo sindicalista que viene obstaculizando la necesidad de postular políticamente y en el plano de las luchas al FIT Unidad. Lo cual representa una profunda desviación electoralista, que pretende ubicar al FIT Unidad, tan solo en un rol electoral ajeno a las luchas en curso.
Paralelo a todos estos debates, que seguramente se seguirán desarrollando en diferentes escritos y próximos eventos, de nuestra parte creemos haber dejado muy claro el conjunto de nuestras posiciones estratégicas. El fuerte avance de la LIS en el plano internacional y la realidad cada vez más extendida nacionalmente del MST como partido revolucionario, son muestras innegables de una realidad política y militante. No significa que al igual que todas las organizaciones, no pasemos por mejores y peores momentos, ni que dejemos de tener una visión siempre crítica y autocrítica, para poder mejorar, avanzar, precisar políticas y tácticas en el marco de una estrategia clara. Eso también es muy necesario en la formación de una organización revolucionaria.
Desde esa concepción vamos a seguir aportando a la lucha contra el capitalismo y todos sus agentes burgueses, reformistas, y burocráticos, reivindicando más que nunca el legado de León Trotsky. Y seguiremos planteando nuestras propuestas políticas, como un aporte a la construcción del FIT Unidad, que tiene mucho por mejorar y por cambiar, si quiere intervenir, el tiempo que viene, mucho más fuerte y sólidamente en la situación política y social que se avecina. Si lográramos que de estos debates el FIT-U avance, podríamos hacer un buen aporte a la experiencia internacional del trotskismo en esta etapa de nueva crisis capitalista.
(1) Un debate relevante, Castillo; 27/08/2020; en La izquierda diario.
(2) Resolución política de la Conferencia Internacional de la LIS de agosto, 10/08/2020; en www.lis-isl.org.
(3) Los debates de la mesa sobre León Trotsky del Frente de Izquierda y de los Trabajadores –Unidad
(4) El MST apoyó al chavismo y a sus gobiernos, El Socialista, periódico de IS.