No por casualidad es la “madre de todas las batallas”. Con más de 17 millones de habitantes, 135 municipios y la concentración obrera y popular más grande del país, es el distrito fundamental donde se dirime el poder de la Argentina. Durante 50 días de incansables recorridas, con Alejandro Bodart a la cabeza, el MST en el Frente de Izquierda – Unidad dejó instalado un mensaje político como desafío y planteó una perspectiva independiente en la coalición. Lo que se viene es apasionante.
Escribe: Mariano Rosa
“Estamos abandonados”. “A este barrio, lo tienen olvidado”. “Me cansaron, no los voto más”. “Estoy podrido de los dirigentes ricos, y nosotros, al final siempre abajo, en la última”. “Acá vienen en campaña, nos usan. Pero a mí, ya no me van a joder”. Estas y otras definiciones contundentes son, de alguna manera, la síntesis de lo que nos fuimos encontrando en todo el conurbano, y en los municipios del interior provincial a los que pudimos llegar. La experiencia concreta de millones de trabajadores, jóvenes y vecinos con el oficialismo gobernante anticipaba el resultado de las PASO del domingo 12 de septiembre. Pero, lo importante para marcar es que hay un conjunto de conclusiones que buena parte de adherentes al Frente de Todos empezó a sacar, y que van más allá del voto, de la opción electoral. Lo que quiero decir es que palpamos el principio de una ruptura profunda en la relación de sectores masivos de trabajadores, con la versión actual del peronismo en la estratégica provincia de Buenos Aires. No es un estado de ánimo pasajero. No es bronca por “una foto”. Acá el hartazgo tiene como base la conciencia de que, al final, también con este gobierno los ricos siempre ganan y los de abajo siempre perdemos.
La casa equivocada
En el trajín de la campaña, Alejandro y, a partir de ahí, toda nuestra militancia fue planteando en metáforas algunas definiciones muy potentes para llegar con un mensaje bien original a cada municipio. Pero hubo una que logró simplificar una explicación de nuestro proyecto: son muchos los que empiezan a darse cuenta que están en “la casa equivocada” ya que, al final, el peronismo o como se defina el proyecto gobernante, no garantiza ninguno de los derechos de los que alguna vez hizo bandera, hace ya muchos, muchos años. No hay pleno empleo, trabajo seguro, como punto de partida para organizar la vida, progresar y tener proyecto. Más bien, a lo sumo, es precarización o peor todavía, el plan social como salida. La vivienda propia como aspiración desapareció de la perspectiva y, los hijos que se van haciendo un presente mejor que el de la generación anterior no existen. Toda esa frustración se acumuló y empieza a buscar otras alternativas, insisto, más allá del voto de las PASO. Esa “casa equivocada” no asegura lo básico para la clase obrera, la juventud y el pueblo pobre. Porque sin tocar los privilegios de los ricos y pagando la deuda, no hay plata para reactivar la economía, generar oportunidades y proponer un horizonte que valga pena. Esa “casa” no tiene arreglo. No hay parche que alcance. Tenemos que hacer otra, distinta, mucho mejor. Para eso es imprescindible tener determinación política de enfrentar a los poderosos del sistema y no tener ningún compromiso con ellos. Estos son los “cimientos” de la nueva casa que les estamos proponiendo construir.
Salir de la zona de confort
En decenas de entrevistas, actos públicos, encuentros obreros, iniciativas con jóvenes, en los spots de la tele, la radio y todo lo que fuimos comunicando cada día en las redes sociales, explicamos un debate fundamental para la propia izquierda. Resumido, sería así: ¿cómo hacer para transformarnos en una opción real de poder? Nuestro partido, defensor acérrimo de la unidad de la izquierda en el FIT-U, al mismo tiempo es crítico de limitaciones fuertes que nos vienen impidiendo explotar todo el potencial que tenemos para hacer cambios de raíz en el modelo de país. Todas las medidas que proponemos, por ejemplo, el impuesto permanente y progresivo a los ricos, el no pago e investigación de la deuda, la reducción de la jornada laboral sin afectar el salario o terminar con los privilegios políticos, o cambiar la matriz de producción para que no sea contaminante, requieren mucha fuerza social para pasar del “dicho al hecho”. ¿Cómo hacerlo sin atraer a miles y miles que están de acuerdo, pero no integran los partidos del FIT-U? ¿Sólo llamando a votarnos cada 2 o 4 años? ¿Tienen que definirse “anticapitalistas, de izquierda y revolucionarios” como prueba de “sangre” toda esa enorme multitud que lucha por estas mismas banderas y no se consideran “socialistas”, ¿cómo les tendemos un puente?Frente a este interrogante, hay tres propuestas (como se explica en otro artículo) en la izquierda:
La de los que dicen “demos la pelea por adentro”, hay que ser “parte” del gobierno y pelear para cambiarlo. Esa fórmula está fracasando por enésima vez y es la experiencia de los sectores que se consideran de izquierda que están en el Frente de Todos.
La propuesta de la lista con la que competimos en las PASO, que encabezó Del Caño en la provincia, que dice que a los únicos a los cuales hay que plantearles confluir son los sectores que se “reconocen anticapitalistas y socialistas”. Esta propuesta limita al Frente de Izquierda, lo achica, le pone un “techo”. La cuestionamos.
Nuestro planteo, que sería la tercera posición, es convocar ampliamente con base en el programa de medidas, que cuestionan las bases del modelo capitalista en Argentina, del FIT-U a todos los sectores que quieran confluir en un gran movimiento político para luchar por un gobierno de trabajadores. Un movimiento político de izquierda donde cada partido, corriente o sector tenga derechos democrático a intervenir con sus propios matices.
Este rumbo implica abandonar todo conservadurismo, afrontar contradicciones, el debate abierto de ideas, arriesgarse a poner en juego la propia visión y quizá a no ser siempre los mismos candidatos o voceros repetidos del Frente, pero con un propósito: ser una izquierda de masas, con capacidad verdadera de incidir en el rumbo general de la Argentina. Salir de la zona de confort.
Construir y construir
Nosotros, como partido de trabajadores, utilizamos las elecciones como una forma más de propagar nuestras ideas socialistas y a la vez, para crecer en organización militante. Los cambios que hacen falta provocar requieren movilización social y fuerza organizada desde abajo. Esta campaña nos potenció en esa dirección, y deja nuevos compañeros, simpatizantes, candidatos extra-partidarios de nuestras listas en el conurbano y el interior bonaerense, con quienes ahora estamos haciendo balance de lo realizando y planificando cómo seguir. Queremos multiplicar nuestros equipos de trabajo en nuevos gremios del movimiento obrer; queremos que se incorporen de forma plena los activistas de la juventud, con los que coincidimos en nuestra denuncia contra toda forma de depredación ambiental y, los vecinos de tantos barrios donde estuvimos volanteando y organizamos actividades, con Alejandro Bodart y los candidatos municipales. Desde la zona norte industrial hasta el segundo cordón de Matanza. Desde el Oeste hasta La Plata. En todo el Sur y los principales bastiones del interior provincial.
Queremos mantener activos los locales que pusimos en funcionamiento en la campaña, y abrir nuevos, para implantarnos con fuerza en el corazón profundo de este lugar central del país. Porque los desafíos que se vienen, para un tiempo donde vamos a tener que defender con garra, corazón y la cabeza toda esa vida que nos merecemos, empiezan fortaleciendo nuestra propia herramienta política. Bienvenidos a los nuevos compañeros y compañeras del MST, las puertas abiertas para los que lo están pensando y, felicitaciones a todos por la gran campaña a pata y pulmón que llevamos adelante.