El anuncio de Alberto Fernández y Guzmán sobre un nuevo acuerdo con el FMI reabrió enormes debates dentro y fuera del frente de gobierno. Pero sin duda es al interior del Frente de Todos donde los cimbronazos y tensiones se notaron con fuerza. ¿Qué significan las críticas desde adentro? ¿Hasta dónde llegan? ¿Qué curso tienen? ¿Qué proponemos desde el Frente de Izquierda Unidad y el MST frente a este debate? Dejamos opiniones y propuesta sobre estas cuestiones de intensa actualidad.
Escribe: Sergio García
No puedo estar al frente de defender algo que no comparto, dijo entre otras cosas Máximo Kirchner, en alusión a su renuncia a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos, la decisión que abrió una nueva crisis en el gobierno. Al igual que él, diversos sectores del Frente de Todos expresaron críticas al acuerdo, sobre todo de organizaciones que no son directamente del PJ sino aliadas del mismo en el frente de gobierno.
Por otra parte, la estructura central del viejo partido peronista, con sus gobernadores, caudillos provinciales y jerarcas de la CGT, dieron un sólido respaldo al acuerdo con el Fondo. Y al igual que dirigentes del Movimiento Evita y de la CTA que conduce Hugo Yasky, apoyaron con el argumento de que no había otra alternativa, que el problema de la deuda ya está y hay que solucionarlo. En todos estos sectores y en su nuevo jefe de bloque en diputados, Germán Martínez, se apoya el “albertismo” y el masismo” para que el acuerdo finalmente sea votado en el Congreso. También cuentan para eso con el apoyo de las grandes corporaciones y todo el mundo empresario y financiero, que piden que haya acuerdo, y para eso Juntos por el Cambio, de una u otra forma, tendrá que apoyar.
Pero más allá de la política nefasta de toda la derecha política y del poder económico, y de la evidente política entreguista y de ajuste del gobierno nacional, el debate abierto se da con quienes de una u otra forma han salido con voces críticas al acuerdo. ¿Qué harán después de haber hecho público su desacuerdo?
De las palabras, ¿a los hechos?
Hasta el momento podríamos decir que no han hecho mucho más que sus primeras palabras críticas. Comenzando por Máximo Kirchner, quien dejo la presidencia del bloque, no para disponerse a enfrentar el acuerdo ni tomar otra decisión. Sencillamente, en sus propias palabras, aclaró; “permaneceré dentro del bloque para facilitar la tarea del presidente y su entorno”.
Algo similar refleja Germán Martínez, el nuevo jefe de bloque, quien tras entrevistarse con todos los sectores del Frente de Todos, aseguró en su entrevista a Página 12; “Ni la unidad del bloque en la Cámara de Diputados ni la conformación de la coalición del Frente de Todos está en riesgo. Quedó claro con las actitudes de Máximo que, más allá de lo que dijo o la decisión que tomó, fueron apuestas permanentes para, en lo posterior, seguir sosteniendo la unidad del bloque y de la coalición”.
La explicación de los límites de las críticas del sector kirhcnerista del gobierno está dada por el hecho de que su proyecto político, evidentemente difiere en algunas cosas con el “albertismo” pero de ninguna manera expresa un modelo de ruptura con el Fondo ni con el mundo capitalista que domina el planeta. Recordemos que la misma carta de Máximo, dónde anunció su renuncia, decía que “No aspiro a una solución mágica, sólo a una solución racional. Para algunos, señalar y proponer corregir los errores y abusos del FMI que nunca perjudican al Organismo y su burocracia, es una irresponsabilidad”. No cuestiona hacer un acuerdo ni cuestiona que se pague la estafa de esa deuda ilegal. Solo quería otro tipo de acuerdo al logrado, que corrija “errores y abusos”.
Estas razones políticas, que expresan diferencias reales en el Frente de Todos, pero a la vez privilegian la preservación y negación a enfrentar de verdad al Fondo, son las que manifiestan una nula participación de los sectores dirigentes críticos, en acciones más fuertes y concretas contra el acuerdo y el plan de ajuste en curso. No han pasado de las palabras a los hechos, porque no se proponen traspasar ese umbral. Hasta ahora, la defensa de sus espacios en el gobierno y la certeza de que una ruptura les haga perder poder político, los mantiene en hacer críticas desde adentro. Que millones de trabajadores y jóvenes tengan que sufrir las consecuencias de este acuerdo con el FMI, queda en segundo plano dentro de sus prioridades.
Silencios que hablan
La jefa política del kirchnerismo y constructora del Frente de Todos en sus orígenes, Cristina Kirchner, se mantiene hasta hoy en silencio. Ni siquiera en la semana dónde quedó al frente de gobierno por el viaje de Fernández a Rusia y China, emitió palabra alguna. Su silencio no es casual sino decisión política pensada. Ella sabe que su voz puede generar mucho ruido y profundizar la crisis. Al no hablar evita debilitar más al presidente que ella designó, y a la vez tampoco le da apoyo visible al acuerdo con el Fondo, con lo cual se protege del desastre que viene.
Pero su silencio tiene otra cara, que es de una complicidad implícita con el acuerdo en curso. Porque sabiendo que bien pudiera usar su fuerte capital político para convocar a frenarlo y hacerlo entrar en crisis, no lo hace. Su silencio, aún en medio de una crisis fuerte y diferencias grandes con el presidente, preserva al gobierno y habilita que Fernández trabaje para que el acuerdo salga y se vote en el Congreso, aunque sea con algunos votos en contra más. Lo cual habla, al menos hasta hoy, de una posición que de ser crítica piensa más en la contención de sus bases, que en lograr un cambio de curso de política económica, arrancando por frenar el acuerdo. CFK sabe muy bien, que no puede permitirse perder más base social por izquierda, menos en un país donde existe una fuerte alternativa como el Frente de Izquierda Unidad, que acaba de volver a encabezar y protagonizar, una gran convocatoria unitaria a Plaza de Mayo contra el FMI.
Sabiendo que la crisis es fuerte que por ahora no pasará a mayores, el propio presidente Fernández anunció días atrás que habló desde China con CFK por teléfono y que tras la charla su conclusión política fue; “no estoy poniendo en duda que nuestra fuerza política mayoritariamente apoye el acuerdo con el Fondo”. Van a seguir las tensiones, las críticas, el enfrentamiento interno entre sectores diversos del frente de gobierno. Pero más que una ruptura en puertas, se replantean estrategias electorales hacia 2023. No es casual que estos días de nuevo resuena entre sus diferentes referentes la necesidad de una gran PASO del Frente de Todos en 2023. Desde luego, en el medio está la realidad, las luchas sociales en curso y otras cuestiones que pueden debilitar aún más al gobierno y modificar la perspectiva. Mientras tanto hoy, todos y todas tienen los pies dentro del plato. La sangre no llegó al río.
La coherencia del FIT Unidad y los límites del posibilismo
Si es bueno tomar en cuenta, que todas estas tensiones y crisis en la superestructura política del frente de gobierno son un reflejo de las críticas y descontentos que hay abajo, entre sus votantes y la base social que los llevó al gobierno. No es para menos, supuestamente se llegó al gobierno para cambiar todos los males que dejó el macrismo, y acabaron convalidando la mayor estafa económica perpetrada contra el país, aceptando además revisiones trimestrales del Fondo.
De ahí que desde el Frente de Izquierda Unidad y el MST queremos convocar ampliamente a miles de trabajadoras, trabajadores y a la juventud, a los miles que han votado al FdeT esperando otra cosa y hoy se oponen al acuerdo con el Fondo, a que se sumen con su fuerza y opiniones a una gran campaña contra el acuerdo con el FMI. Acabamos realizar una enorme jornada nacional con epicentro en Plaza de Mayo, que reafirma que hay fuerza social para derrotar el acuerdo. Además, lo que hace falta es ampliar los niveles de movilización y exigirles a los dirigentes que dicen oponerse al acuerdo que sean coherentes; si no quieren el acuerdo con el Fondo convoquen a movilizar para frenarlo y salgan del gobierno.
No alcanza con palabras. Esto vale para el Kirchnerismo y también para las organizaciones como UP de Lozano, Patria Grande, el PCR y otras que hacen parte del Frente de Todos, han acompañado ya dos años de ajuste, haciéndose así corresponsables de ese desastre. ¿Hasta cuándo van a seguir en un frente que ajusta y acuerda con el Fondo, asumiendo así su parte de complicidad? Si están en contra no solo deben votar sus diputados contra el acuerdo, tienen que romper con el gobierno y poner a miles en la calle estas semanas y el día que se vote en el Congreso. No hacerlo, es ratificar un rumbo de asimilación al poder de turno y a sus exigencias, aunque se lo busque recubrir con palabras críticas y algún voto en contra, cada tanto.
Sus posiciones pasadas y actuales, por las cuales ni siquiera ante un acuerdo de ajuste y entrega con el Fondo, los decide a romper con el gobierno, son la consecuencia de sus políticas y teorías posibilistas, que descreen de poder realizar cambios profundos y estructurales contra el modelo capitalista vigente, y por tanto los limita a ser actores secundarios en un frente de gobierno que, supuestamente, vino para enfrentar a una derecha aún peor que todos enfrentamos. Pero sucede que parte importante del programa de la derecha política y económica, se está llevando adelante desde el gobierno del Frente de Todos. Acuerdo con el FMI, legalización de un estafa millonaria, continuidad de los agronegocios a gran escala, beneficios al poder financiero con envíos de fortunas a sus casas matrices, impulso a la megaminería contaminante, al fracking y ahora a las exploraciones off shore en el mar argentino, retraso salarial, aumento de la pobreza, entre otras cosas.
La realidad de este inicio de 2022 está sacando a la luz la falaz idea de que puede cambiarse desde adentro un frente conducido por el PJ, y también tira por la borda el argumento de que no hay relación de fuerzas para enfrentar a poderes como el FMI. Tras el acuerdo alcanzado y aún en debate, la relación de fuerza será aún peor. Si en cambio se lo hubiera enfrentado, estaríamos cambiando la dinámica y mejorando la relación de fuerza que no es algo estático, sino dinámico si ponemos millones en la calle con un objetivo claro. La militancia de estos espacios que perduran dentro del FdT y sus bases electorales, bien pueden sacar conclusiones de esto y animarse a seguir otro rumbo que de verdad sea positivo e independiente de los poderes económicos de turno.
De nuestra parte, y al igual que lo hicimos en diciembre, nuestro Frente de Izquierda Unidad ha vuelto a ser gran protagonista del enfrentamiento al FMI y al acuerdo, articulando un gran espacio unitario con una importante cantidad de organizaciones, para levantar una nueva jornada nacional contra el acuerdo con el FMI, y siendo el único frente político de verdad independiente del FMI, de corporaciones y sectores patronales, y con un programa que defendemos en la lucha política y en la calle. La Plaza de Mayo lleno este 8F reafirma que este es el camino. El cual invitamos a fortalecer y ampliar, con todas y todos aquellos que de verdad tengan la decisión de enfrentar al Fondo, al plan de ajuste y al gobierno que lo lleva adelante.