Escribe: Cele Fierro
Durante estos más de dos meses que tiene al pueblo peruano en las calles contra el gobierno ilegítimo de Boluarte, que se organiza en todas las regiones del país y resiste la brutal represión, la solidaridad internacional se hace importante y necesaria.
En los primeros días de este proceso de movilización y lucha desde abajo, la solidaridad tuvo su reflejo en los medios internacionales y nuestro país no fue ajeno. Pero la realidad es que en la medida que fueron pasando los días, ha dejado de estar en la agenda mediática. Esto se da porque muchos de los jefes de Estado de la propia Latinoamérica no han repudiado a este gobierno ilegítimo y su represión, sino que por el contrario mantienen relaciones. Este apoyo explícito o por omisión al no denunciarlo, deja en soledad a quienes hoy están en las calles y poniendo en juego hasta su propia vida.
En la otra vereda estamos quienes apoyamos conscientemente a quienes vuelven a levantarse, hoy contra Boluarte, el Congreso y la represión, pero es la continuidad de la lucha contra el régimen corrupto fujimorista, que luego de décadas de terminada esa dictadura, sigue vigente. La solidaridad no solo la expresamos con acciones en cada uno de nuestros países, como lo hemos hecho en Argentina en cada acción que convocamos desde el Frente de Izquierda, la coordinación y la formación del Comité de Solidaridad; sino también la que llevamos a suelo peruano desde inicio de este año con distintos viajes, como el que hice en la última semana, donde también nos encontramos con referentes del FIT Unidad.
Esta solidaridad internacionalista militante es la que reivindicamos y practicamos. Lo hacemos porque entendemos que la lucha y el triunfo de la misma, que lleva adelante el pueblo peruano, será positiva y puede ser ejemplo para el resto de nuestros pueblos. Ese triunfo, desde nuestra corriente, consideramos que está completamente ligado a la construcción de partidos revolucionarios y la coordinación con los sectores que hoy están organizados y luchando.
Un pueblo que no frena, y quiere llevar la lucha hasta el final
Cuando llegué a Lima ya se preparaba todo para la jornada del paro nacional del día siguiente. Nuestros camaradas de la Liga Internacional Socialista eran parte de esta preparación. Dicho paro fue producto de la movilización y la lucha que no cesa. Se le arrancó esa acción a la central de trabajadores, la CGTP. No es menor plantear que se le arrancó porque la tuvo que convocar por la presión de la base, pero también como respuesta a la prisión de dirigentes sindicales de su espacio.
Además de la enorme columna de quienes están en Lima desde las regiones, la movilización del 9 de febrero contó con un fuerte contenido sindical. La participación de distintas representaciones de sindicatos fue contundente. Se sentía la fuerza y la organización desde abajo. La bronca contra el ilegítimo gobierno se agudizaba cuando ponían el centro también en las demandas sociales y económicas.
Esa fuerza no ha logrado sobrepasar la dirección sindical burocrática, que luego de este hecho que no solo tuvo su reflejo en Lima, no volvió a convocar para darle continuidad a la lucha con una discusión coordinada.
Esta realidad, lejos de frenar por completo la movilización, la debilita. Y esto es consciente por parte de estas direcciones que saben que si avanzan en la lucha, esa misma movilización que cuestiona todo también va a ir contra ellos.
Es por esto que es tan necesario avanzar mientras impulsamos la movilización y organización en la construcción de una dirección que sea consecuente con esta lucha. Que exija la huelga general con una coordinación democrática entre todos los sectores que están luchando, en Lima y en todas las regiones del país, y las organizaciones de la izquierda revolucionaria.
Para llevar la lucha hasta el final, fortalecer nuestras organizaciones
Además de la visibilización de lo que hoy pasa en Perú, rompiendo el cerco mediático para denunciar al gobierno, al Congreso y la represión, nuestra tarea también está puesta en la solidaridad militante y revolucionaria, que no es más que el fortalecimiento de la organización desde la base en todos los espacios y de partido revolucionario con los que podemos seguir batallando contra las corrientes burocráticas y reformistas que terminan pactando. Esta es la garantía para seguir desarrollando el proceso de movilización y organización para que logre triunfar el pueblo peruano.
Ese triunfo es con un gobierno de los trabajadores, campesinos, la juventud, las comunidades, los que hoy están luchando y la izquierda, y ahí sí convocar y llevar adelante la Asamblea Constituyente, libre y soberana, para terminar con la Constitución fujimorista, este régimen y todas sus instituciones, y lograr avanzar hacia nuevas relaciones sociales, sin explotación y opresión, terminando con el sometimiento al imperialismo y sus corporaciones y los beneficios para la burguesía. Una nueva organización social democrática, con una economía planificada, donde exista una relación armónica con la naturaleza, sin extractivismo, con una verdadera y profunda reforma agraria. Un cambio radical, que ponga todos los pilares de la economía al servicio de los trabajadores y el pueblo.
Con este objetivo mi viaje además de acompañar cada una de las movilizaciones, las concentraciones contra las detenciones ilegales y la exigencia de la libertad para las y los presos políticos, estuvo orientado al intercambio con compañeras y compañeros peruanos en distintas regiones para poder fortalecer un proyecto político anticapitalista y socialista.
Enorme experiencia, enorme desafío
Pisar las calles junto al pueblo rebelado, conocer su historia de lucha y organización, la valentía de quienes a pesar de la represión siguen luchando, nos convence de que la situación de crisis global que se refleja en nuestro continente y la polarización social y política que se vive, va a llevar a más explosiones de la clase trabajadora y los pueblos contra los gobiernos y sus instituciones.
Reunirnos con camaradas que hoy se plantean la necesidad de la construcción de partidos revolucionarios nos da la posibilidad que en este proceso podemos seguir avanzando en esa tarea, apoyándonos en la construcción de una herramienta a nivel internacional, clave para nuestra organización y el impulso de estos procesos.
Las reuniones en Lima, en Cuzco el contacto con compañeros de otras regiones nos muestra que hay espacio para avanzar en estos debates y en la organización. El desafío que tenemos es fortalecer la organización que necesitamos a través del reagrupamiento de las y los revolucionarios. El apoyo internacionalista que hacemos desde el MST y la LIS seguirá presente y orientado hacia ese objetivo.