En la Plaza, Cristina dedicó gran parte de su discurso a defender su política de «pagadores seriales» de la deuda. Incluso reivindicó: «Néstor pagó la deuda estatizada por la dictadura». Por eso necesitamos un FIT Unidad que se plante y luche por cortar el taca-taca al FMI y los bonistas para saldar la deuda social.
Escribe: Francisco Torres
El 25 de mayo, la vicepresidente, jefa del Senado y figura del Frente de Todos, habló casi una hora y explicó por qué se debe pagar, siempre pagar al FMI, a los bonistas y fondos buitres, toda esa estafa que es la deuda externa. Pese a reconocer que este sería «el» problema que encadena al país y condiciona cualquier proyecto de desarrollo, sin pestañar repitió: «Pagamos durante 12 años y medio, 100.000 millones de deuda de dólares. ¿Y qué? ¿Fue magia, somos unos genios?». En realidad, no.
Como socialistas revolucionarios le responderíamos que fue una pésima decisión toda la política de bancar esa sangría de recursos, a costa del pueblo trabajador, que impide cortar esa cadena imperial de endeudamiento eterno. Porque, como reconoció en el acto, «siempre te acomodan para que sigas debiendo». La realidad es irrefutable y demuele relatos discursivos, por muy construidos que estén.
El supuesto «desendeudamiento» de Néstor y Cristina
Si bien al hablar en la Plaza repitió efusiva que garparon 100.000 palos verdes, la posta la contó en su discurso ante la 69ª Asamblea General de la ONU, el 24 de septiembre de 2014, cuando blanqueó una cifra muy distinta. Y reconocer que pagaron casi el doble en los tres gobiernos K. Otra vez, la realidad irrefutable.
Es que la entonces presidenta dijo orgullosa ante la crema imperial: «nuestros gobiernos no fueron los que declararon el default, fuimos -sencillamente- los que nos hicimos cargo, como correspondía, y pagamos desde el año 2003 a la fecha más de 190.000 millones de dólares. Repito la cifra: más de 190.000 millones de dólares». Dejando claro que para ella siempre «corresponde» pagar el tributo imperial.
Con eso además le ponía cifra a lo que reconocía un año antes, el 26 de agosto de 2013, cuando afirmó por cadena nacional: «Más que deudores recalcitrantes, somos pagadores seriales». Por eso y despejando todo relato discursivo y las cifras que tira Cristina según la ocasión, lo cierto es que, lejos de sus autoelogios al canje 2005-2010 y la supuesta política de «desendeudamiento»; en el 2005 los Kirchner tenían una deuda de 145 mil palos verdes, pagaron 190 mil y terminaron debiendo 240 mil palos verdes. Una montaña mayor que antes y cinco veces lo que pidió Macri, condenándonos eternamente.
Para ponerlo en números exactos de Economía: en 2005 se debían U$S 154.270 millones y en 2015, pese a pagar «más de 190.000 millones de dólares» como reconoció ante la ONU, los gobiernos de Néstor y Cristina K finalizan debiendo U$S 240.665 millones. El famoso canje apenas bajó la deuda en los 2 primeros años, pero luego volvió al nivel del 2003 y siguió creciendo.
¿Dónde está el «desendeudamiento»? Solo en los discursos. Y esa mentira es la que CFK le pide a la gente que vaya a militar, a explicar para pelear votos, pero «con información» como dijo cínicamente. Como la única verdad es la realidad, según dijeran el viejo caudillo del PJ y antes Kant, la realidad es que en los 12 años K, luego de pagar el equivalente a toda la deuda inicial e incluso una cuarta parte más, el país terminó ¡debiendo un 56% más! Solo confirma que más pagamos y más debemos, como repetimos siempre.
Cortar con el collar de melones que nos hunde hace 50 años
En 1973 se debían U$S 7.900 millones y ahora se deben casi U$S 400.000 millones. ¡Es decir, la deuda creció 5.063 veces más! Pese a toda esta la deuda ya la pagamos dos veces. Entonces y parafraseando a la vice, es momento de decir esa verdad.
Y convocar a todos y a todas a que, en su lugar de estudio, en el trabajo, la calle, el bondi, subte o la bici, cuenten este entramado de desinformación, en cuanto a los verdaderos responsables de lo que vive la Argentina en materia de endeudamiento, de falta de dólares, de corridas que han asolado al país, que la gente pueda decidir con claridad pero, sobre todo con información. Aunque claro, con esta información que intentamos decodificar.
Porque Cristina, junto a Massa, Wado de Pedro, Tolosa Paz y otros ministros del gabinete de Alberto, con gobernadores como Kicillof, Alicia Kirchner o Quintela de La Rioja –tres provincias con fuertes luchas docentes-, con intendentes y legisladores del PJ, más la burocracia sindical cómplice, insiste en hablar como si no fuera gobierno.
Posa de «opositora» del gobierno que integra, el que designó al poner a Alberto y a Massa en el timón. Por eso, después de explicar que en su gobierno pagaron y pagaron, como a su lado estaba Máximo que suele agitar que no se debería pagar la deuda a costa del pueblo, Cristina jugó a mostrarse crítica del FMI: «Si no logramos que ese programa que el Fondo Monetario impone a todos sus deudores, sea dejado de lado y nos permita elaborar un programa propio de crecimiento, va a ser imposible pagarlo. Cuando Néstor decía: ‘los muertos no pagan las deudas’, decíamos eso».
Compartimos que no hay salida pagando al Fondo, pero ¿qué les impide dejar de lado ese cogobierno que nos trajo al 40% de pobreza, que afecta a 18 millones de personas y salta al 45% en el Gran Buenos Aires? Porque la deuda se paga con eso y con el 66% de las infancias pobres o privados de derechos básicos, con falta de salud, educación, trabajo y salarios dignos.
Relatos de pagadores seriales
Ante esta realidad incontrastable y abriendo el paraguas, Cristina llamó a la «unidad nacional» y pidió una «solución política» al tema de la deuda. Pero, ¿una unidad para no pagar e investigar la estafa de la deuda? No, unidad para seguir pagando y mendigar que «en todo caso lo aten a un porcentaje de exportaciones», refiriéndose a los pagos.
Son relatos de pagadora serial, como en 2022 cuando le pidió al embajador yanqui, Marc Stanley, que la ayude a recuperar la plata fugada al exterior para que esos evasores hicieran un aporte especial y así saldar la deuda al Fondo. Otro cuento.
Lo mismo al criticar la deuda que nos cargó Macri: «Empecemos a cumplir la constitución, investiguemos la deuda, investiguemos a sus responsables. Es hora de que las instituciones de la República no estén para cuidar los intereses de las corporaciones y los poderosos sino la de todos los argentinos», dijo CFK.
Cuestionó que todos se hacen los otarios ante el lapidario informe de la Auditoria General de la Nación contra esa deuda, plagada de irregularidades. Pero si es la deuda externa más dañina en la historia, entonces ¿por qué no suspenden todo pago y saldan la deuda social con el pueblo trabajador?
Por lo mismo que en los 12 años de gobierno K nunca investigaron nada y pagaron la deuda que estatizó la dictadura militar con Cavallo. La que nos cargó el menemismo
y la que paga-ron taca-taca al Fondo, al Club de París y a los bonistas y fondos buitres. Así, hasta al criticar la deuda macrista se ven los límites del relato cristinista.
La deuda es una estafa y las estafas no se pagan
Como dijera Bodart (MST – FIT Unidad), precandidato a gobernador bonaerense tomando las palabras de la vice, esta crisis «es culpa del chancho y de quien le da de comer». Es culpa del FMI y de todos los gobiernos: desde los militares, con los liberales, la UCR, el PRO y el PJ, incluidos los Kirchner, que reconocieron y siguen pagando esta estafa sin chistar.
Para romper ese ciclo de decadencia y salir de la actual catástrofe social, no va lo que propone Cristina, ni lo que hacen Massa y Máximo al ir a China a ofertar nuestros bienes comunes como el litio o el gas para juntar dólares y pagar. Tampoco es salida la derecha de Larreta o Bullrich que avaló el acuerdo con el Fondo, Ni Milei que pide un ajuste más brutal aún para cumplir con el Fondo y las corporaciones para las que trabajan.
La alternativa es postular con fuerza al Frente de Izquierda Unidad como planteamos desde el MST. Los únicos que llamamos a cortar con el FMI y desconocer toda deuda con los buitres privados. Para volcar esa plata a dar trabajo genuino y salarios dignos, desarrollar la obra pública y un masivo plan de viviendas populares, en un programa anticapitalista que priorice las necesidades sociales de más y mejor salud y educación pública.
Nada de eso propone Cristina. Y es porque hoy, aquellas banderas de independencia económica, soberanía política y la justicia social, solo las expresamos con el programa emancipador y de clase del FIT Unidad.