Otra vez las fronteras de la Unión Europea (UE) se tiñen de muerte, esta vez en el Mar Jónico. Hace falta un gran movimiento en defensa de las personas migrantes. El imperialismo capitalista conduce a la barbarie(1).
Escribe: Rubén Tzanoff
Durante la madrugada del miércoles 14 de junio hubo un nuevo naufragio en las costas griegas, en el Mar Jónico. En esta oportunidad se hundió un viejo pesquero con centenares de personas a bordo. Había zarpado de Egipto e hizo escala en la ciudad libia de Tobruk, en donde abordaron los migrantes, que navegaron durante cinco días antes del hundimiento.
Cifras aterradoras de muertos y desaparecidos
Hasta el jueves 15, se habían hallado 78 cadáveres y 104 sobrevivientes. Según estimaciones de las personas que se salvaron, en el pesquero había unas 750 personas. Las cifras indican que hay centenares de personas desaparecidas en el mar. En la nave siniestrada había inmigrantes sirios, egipcios, pakistaníes y palestinos.
El médico Manolis Makaris, jefe de Cardiología del Hospital de Kalamata, la ciudad más cercana al naufragio, atendió a muchos supervivientes. Le trasladó a la cadena radio-televisiva griega ERT1 el testimonio aterrador de un sobreviviente que vio a «cien niños en la bodega» del barco, en donde también viajaban las mujeres.
Cinismo asesino
Las autoridades griegas decretaron tres días de luto y detuvieron a nueve egipcios, entre los que estaría el capitán de la embarcación, bajo la acusación de tráfico de personas. El Tribunal Supremo de Grecia ordenó la apertura de una investigación para esclarecer responsabilidades. El gobierno de Atenas afirmó que los inmigrantes rechazaron la ayuda del guardacostas…
Son unos cínicos. Hace años que Atenas ejecuta devoluciones en caliente de inmigrantes que pretenden asilo y es reacio a la ayuda humanitaria en el mar. Lo concreto es que el guardacostas griego se aproximó al pesquero sobrecargado de personas en aguas internacionales, lo filmó antes de naufragar y no hizo nada por auxiliar a las personas en emergencia para salvar sus vidas.
Fronteras de la muerte
Semejantes brutalidades no son excepciones, se repiten en España, Francia, Italia y Grecia, entre otros países. Es el nefasto resultado de la construcción de la «Europa Fortaleza» por parte de las autoridades de la Unión Europea, los gobiernos que la integran y sus vecinos gendarmes, como Marruecos y Turquía. En mayor o menor medida, todos son cómplices necesarios de blindar las fronteras externas e internas del bloque imperialista. Lo hacen para impedir el ingreso de personas desesperadas que huyen de las guerras, de los regímenes represivos, del hambre y de la pobreza. En la UE no hay «democracias avanzadas», sino un bloque integrado por gobiernos insensibles a los derechos humanos de los inmigrantes africanos, asiáticos y de otras regiones del mundo.
En defensa de las personas migrantes
Es necesario generar un gran movimiento unitario para que no haya más muertes en las fronteras, castigar a los responsables de tantas tragedias evitables y por los derechos de los migrantes. Las fronteras por tierra y mar de la rica Unión Europea se levantan apilando los cadáveres de miles de personas que sólo quieren una vida mejor. Es una muestra repetida de la barbarie a la que conduce el sistema del imperialismo capitalista. Hay que derrotarlos para construir un mundo sin fronteras, con plenos derechos sociales y democráticos, algo que sólo puede llegar de la mano del socialismo.
La raíz de la barbarie: el capitalismo
Pasados ya varios días tras el naufragio, a los 80 cadáveres hallados en el mar griego hay que sumarle las más de 500 personas que también viajaban hacinadas en el barco pesquero y se hundieron para siempre con él. Con un total que así supera las 600 muertes, estamos ante una de las mayores tragedias de migrantes en el Mar Mediterráneo.
A su vez, a la detención de nueve tripulantes egipcios entre el total de rescatados se suma la de un pakistaní bajo la misma acusación: tráfico de personas, por lo que todos ellos están procesados. Pero detrás de los implicados en forma directa en este nuevo episodio inhumano, repudiable y que nos llena de bronca, hay causas sistémicas.
Como bien señala la Resolución sobre Europa aprobada en el 2° congreso mundial de nuestra Liga Internacional Socialista, realizado en marzo pasado en Barcelona: «Cada año miles de personas mueren intentando entrar a la UE, a veces abandonadas en el mar. La construcción de la ‘Europa fortaleza’ implica varios aspectos: a) establecen gendarmes extra-fronteras mediante convenios de la UE con países como Turquía o Marruecos para frenar a los migrantes; b) si pasan esa barrera, aplican las detenciones y deportaciones inmediatas, ‘en caliente’; c) en casos de ingreso transitorio, funcionan campos de retención en condiciones cada vez más duras e inhumanas; d) si logran entrar y no ser retenidas o expulsadas, las personas migrantes sobreviven indocumentadas y en condiciones de precariedad y hasta semiesclavitud laboral. La guerra en Ucrania agravó esta situación, con cientos de miles de nuevos migrantes forzosos hacia los países de Europa occidental.»2
Todos los gobiernos de la burguesía imperialista europea, sea con discursos antiinmigrantes y racistas o con lágrimas de cocodrilo, cierran cada vez más sus fronteras y hasta tercerizan las barreras. Por ejemplo Giorgia Meloni, la jefa del gobierno de extrema derecha italiano, recibió días atrás en Roma a uno de los caudillos de Libia, el general Jalifa Haftar, para negociar el precio de la subcontratación de los campos libios de refugiados, barrios marginales rodeados de alambre de púas, a fin de que no migren a Italia.
Esa misma Europa, la vieja Europa, es la que en ocasión de la Primera y la Segunda Guerra Mundial empujó a millones y millones de personas con hambre y desesperación hacia América Latina, EE.UU. u otros países. Cuando lo necesitó, saludó que sus emigrantes fueran bien recibidos en destino e integrados a su nueva sociedad. Pero ahora, cuando intentan llegar a la UE migrantes en peores condiciones desde otros países, muchos de los cuales fueron colonias y hoy siguen siendo semicolonias europeas, los deja morir sin piedad. Una doble moral que asquea.
Nadie se va de su pueblo ni de su país en condiciones de precariedad tan extrema porque quiere, por capricho. Si migra así, de hecho huyendo y a riesgo de hundirse en el mar, lo hace para no seguir padeciendo situaciones insostenibles, a menudo de vida o muerte. Nadie de Bolivia, Paraguay, Perú, Venezuela, Senegal o donde sea viene a sacarle el trabajo a ningún argentino, como tampoco ningún argentino se va al exterior a sacarle el trabajo a otra persona: van o vienen como pueden, en busca de un futuro mejor para ellos y sus familias.
La causa de fondo de este verdadero asesinato y de tantas otras barbaries es este sistema capitalista, inhumano por naturaleza, que practica y glorifica la libre circulación de las mercaderías y los capitales por el mundo para que la burguesía embolse sus ganancias, pero a la vez prohíbe y persigue la libre circulación de seres humanos que por hambre, guerra, persecución u otra necesidad vital abandonan su país de origen y migran hacia otros horizontes.
Entonces, mientras seguimos exigiendo el castigo a los culpables de estos crímenes, la recepción y el trato humano a los migrantes, la regularización e igualdad de derechos para los sin papeles, tenemos que organizarnos políticamente en cada país y a nivel internacional para luchar sin tregua para derrotar al capitalismo y construir el socialismo, una sociedad justa, igualitaria y sin fronteras en la que nadie deba migrar contra su voluntad.
Pablo Vasco
1 Reproducimos la nota publicada el 16 de junio en la web de la Liga Internacional Socialista (LIS).
2 https://lis-isl.org/2023/03/14/2-congreso-de-la-lis-europa-en-clave-de-guerra-crisis-y-luchas-sociales/