Mientras llueven misiles y bombas sobre la población civil de Gaza, el genocidio emprendido por el Estado sionista la ha convertido en un cementerio de niños. Pero el avance del ejército israelí se ve dificultado por una tenaz resistencia palestina, crecen las movilizaciones solidarias en todo el mundo y aparecen grietas entre la línea de Netanyahu de invadir como sea y la búsqueda de Blinken de una salida política con apoyo de los gobiernos árabes.
Escribe: Gustavo Giménez
Cada día de bombardeo israelí se cobra decenas, cientos de víctimas. Según el Ministerio de Salud de Gaza, las víctimas ya superan las 10.000, más del 70% mujeres, niños y ancianos. Las imágenes desgarradoras de cuerpos destrozados siguen recorriendo el mundo, mientras el mando israelí justifica las matanzas como algo necesario para destruir a Hamas. Entre otros ataques, el bombardeo al campo de refugiados de Yabaliyia fue calificado por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU como crimen de guerra y desató un fuerte repudio internacional.
El mundo asiste a un genocidio ejecutado bajo el pretexto del “derecho a la defensa” de Israel. A esa matanza se suma el bloqueo de servicios elementales: agua, electricidad, alimentos, combustibles, medicinas. Luego de una fuerte presión internacional se logró que ingrese apenas una novena parte de los camiones habituales por el paso de Rafah, en la frontera con Egipto. Los sionistas impiden que entre combustible y los médicos palestinos deben operar y amputar sin luz ni anestesia.
La invasión y la resistencia
Según el alto mando militar sionista, la penetración de los tanques y tropas ya habría dividido a la Franja en dos y se preparan para entrar a la brevedad en la ciudad de Gaza, principal foco de resistencia. Hay encarnizados combates entre el ejército israelí y las milicias palestinas, con un alto número de bajas muy superior a las cifras oficiales.
El ejército sionista avanzó en zonas menos pobladas y tiene muchas dificultades para enfrentar a la resistencia palestina, que se atrinchera en una red de túneles extendida por toda la ciudad, sin gran costo de bajas en su tropa en el combate cuerpo a cuerpo. Por momentos la ofensiva israelí parece estancada, de modo que acentúa el bombardeo aéreo indiscriminado produciendo un verdadero genocidio entre la población civil palestina.
Su política es quebrar a la Franja en dos, exigiendo el éxodo de toda la población del norte hacia el sur. Pero si bien logró que buena parte de la población se mueva, su éxito es parcial ya que se estima que 700.000 habitantes de la ciudad de Gaza no han migrado, carentes de recursos y lugares adonde refugiarse. Ningún lugar de la Franja escapa al bombardeo, ni siquiera las caravanas de refugiados que van al sur como ordenó Israel.
Solidaridad internacional y crisis en la estrategia imperialista
A un mes de desatado el conflicto, a las marchas de miles en muchas ciudades, inclusive de judíos antisionistas como en EE.UU., al boicot a embarques de armas para Israel, se suman los retiros de embajadores de varios países y condenas internaciones contra las masacres.
Una polémica se ha instalado entre el gobierno israelí que lidera el ultraderechista Netanyahu y el Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, de gira por la región. El primero se niega a hacer una pausa humanitaria, como ahora pretenden los yanquis como parte de su plan para morigerar la carnicería sobre la población civil y buscar una salida política. El enviado norteamericano ha incluido en su gira una reunión con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Cisjordania y con el canciller de Turquía, entre otros.
Así, mientras la dirigencia israelí avanza en su estrategia de expulsar a los 2,3 millones de palestinos de la Franja hacia Egipto -que se niega a recibirlos-, un paso provisorio sería reducir su parte norte al mínimo posible y retomar el control militar del resto del territorio. El ministro ultrasionista Amichai Eliyahu, que propuso lanzar una bomba atómica en Gaza, fue “suspendido”.
Como parte de la ofensiva total israelí, en Cisjordania avanzan los colonos ilegales, expulsan comunidades palestinas y crecen los enfrentamientos. Ya van 150 palestinos muertos en esos territorios desde comienzos de año. Además Israel ha expulsado a distintos puntos de la Franja a 3.000 trabajadores gazatíes con visa laboral, tras ser apresados y brutalmente torturados. Y ha detenido, bajo el pretexto de “alentar actos terrorista”, a la conocida activista palestina Ahed Tamimi.
Netanyahu, aun cuestionado por su descuido ante el ataque del Hamas, ha optado por profundizar la escalada. Sectores de oposición se expresan en las calles contra él, sobre todo por negarse a negociar por los rehenes, pero hasta ahora es mayor el respaldo a los bombardeos con el argumento que “no hay otra forma de destruir a Hamas”.
Los yanquis, aunque aumentan a 14.000 millones de dólares su ayuda militar anual de 4.000, debaten otra estrategia. Temen que la agresión israelí derive en una guerra regional, involucrando al Líbano y otros países, y que las tropas israelíes se empantanen en Gaza si no logran quebrar la resistencia palestina rápidamente, como pretende la dirigencia sionista.
Por eso EE.UU. reflota la tramposa política de “dos Estados”, que el régimen sionista sólo usó antes para ganar tiempo pero nunca estuvo dispuesto a concretar porque su plan es “el gran Israel”, barriendo por completo del mapa a Palestina. EE.UU. ensaya negociaciones con la ANP y varios gobiernos árabes en aras de un gobierno conjunto en la Franja, una vez destruido Hamas, con alguna cobertura de la ONU. Pero para ninguno de sus interlocutores es una política fácil de digerir mientras sigan lloviendo las bombas sionistas sobre los palestinos.
Rodear de solidaridad a la resistencia palestina
En los últimos días hubo enormes movilizaciones en Washington con unas 100.000 personas, 60.000 en la Plaza de la República en Paris, otras decenas de miles en los Países Bajos, en Estambul y Ankara en Turquía, miles en Barcelona. En Latinoamérica fueron muy importantes las marchas en Chile, Brasil, México, Venezuela y Argentina. En Yakarta, Indonesia, decenas de miles desfilaron ante la embajada norteamericana y en Turquía los manifestantes repudiaron la visita de Blinken.
La heroica resistencia palestina, más la creciente ola de solidaridad a nivel mundial, pueden ser la llave para frenar el genocidio sionista, obligar a Israel a retirar sus tropas de Gaza, cesar el bombardeo y bloqueo asesinos, y así empezar a crear las condiciones para reconstruir la Franja, mientras a la vez se pelea para que caiga el gobierno de Netanyahu por la presión interna e internacional.
Hasta ahora el papel de los gobiernos y dirigencias árabes es vergonzoso. No sólo de aquellos como Jordania o Egipto, que hace años han reconocido al enclave imperialista de Israel, sino incluso de aquellos como Qatar, Irán o el Hezbollah libanés, que han apoyado formalmente a la causa palestina. Ni hablar de las potencias imeprialistas “democráticas”, que lloran lágrimas de cocodrilo por las pibas y pibes asesinados pero que siguen apoyando financiera y militarmente a Israel y penalizando a quienes se movilizan en apoyo al pueblo palestino.
Por eso la fuerza y extensión de la solidaridad internacional con la resistencia es un factor clave de esta pelea. Más que nunca es fundamental unir esfuerzos y salir a las calles para que cese el bombardeo y el bloqueo sionista, se retiren las tropas y pueda emerger una Palestina libre, democrática, laica y socialista como parte de la revolución de los pueblos árabes de la región contra ese engendro imperialista, el Estado genocida de Israel.