Se cumplen 26 años de la muerte de quien puso la piedra fundacional de nuestra corriente histórica. Como todos los años queremos recordarlo a través de algunas de sus principales enseñanzas. Un imprescindible legado teórico y político de rigurosa actualidad para la construcción del partido y la actividad internacional frente a la oportunidad que estamos transitando.
Fue uno de los dirigentes trotskistas más importantes, reconocido hasta por sus detractores más acérrimos y constructor de una de las dos principales corrientes del movimiento trotskista internacional; una personalidad que incluso irradió en el terreno académico y de la intelectualidad. Más allá de eso, nosotros lo homenajeamos en función de nuestra tradición: no como un culto a su figura, sino a través de recalcar algunos de los aspectos de su vasto legado teórico-político, que consideramos valiosas herramientas y que conservan vigencia para la intervención en la rica realidad actual. Nuestro homenaje a Hugo -su verdadero nombre y como se lo llamaba en la cotidianeidad- se concentra en transmitir a los nuevos compañeros y a remarcar en el conjunto de los militantes y simpatizante del MST esos pilares y cimientos que nos dejó Moreno sobre los cuales reelabo-rando y actualizando la teoría, el programa y la organización, construimos el partido y la internacional que pueda conducir a los trabajadores al poder y comenzar la construcción del socialismo en Argentina y en el mundo. Son cinco los aspectos que queremos resaltar, cinco pilares esenciales por el peso decisivo en nuestra historia y por su rabiosa actualidad.
Confianza en la clase trabajadora
La marca genética que Moreno le imprimió a nuestra corriente es la confianza científica en la clase obrera y la necesidad de que el partido se construya en su seno, participando de sus luchas cotidianas y siendo parte de la clase. Llevando nuestra política, pero también estando dispuestos a aprender. Impulsando en todo momento la más absoluta democracia obrera y ganando a los mejores dirigentes y activistas para que sean parte también de la construcción del partido. Sin dudas, junto a la tradición y la moral, la confianza en la clase ha sido lo que nos ha permitido construirnos sin ceder ante fenómenos que tuvieron peso de masas y fueron un polo de atracción para la vanguardia. Como la conciliación de clases que impulsaba el peronismo, el foquismo guerrillero o la borrachera democrática de los albores alfonsinistas. Cuando la campaña de que «el socialismo fracasó», muchas corrientes de pensamiento renunciaron a reconocer a la clase obrera como sujeto de la revolución. Hoy, ante la nueva etapa mundial a partir de la crisis del capitalismo, el renovado rol de la clase trabajadora se muestra con toda su fuerza y, junto a otros actores sociales, es la materia prima fundamental para nutrir al partido. Desde esa ubicación es que intervenimos en el movimiento estudiantil y popular, disputando globalmen-te la dirección política y sindical.
La obsesión por las masas y el combate al sectarismo
Un segundo pilar ha sido sin dudas la obsesión de Moreno por abandonar la marginalidad en la que estaba el trotskismo y construir el partido desde adentro de los procesos, combatiendo al sectarismo y también al oportunismo.
Trotsky en el Programa de Transición, polemizando con los sectarios, planteó que quien no es capaz de encontrar el camino para llegar a las masas y sólo se conforma con ser un grupo, por más programa que tenga es un peso muerto para la revolución. Moreno, siguiendo ese caminó buscó permanentemente cómo aprovechar las oportunidades que brindaba la lucha de clases para que el partido empalmara con el movimiento de masas. Construyendo en el seno del peronismo obrero en épocas de la resistencia, interviniendo en el ascenso pos Cordobazo no sólo en las luchas sino en la apertura electoral, desarrollando la campaña contra el pago de la deuda en tiempos de Alfonsín y explorando confluencias siempre en función de la estrategia de construir el partido aprovechando las oportunidades, cuando otros sectores de izquierda se refugiaban en el dogmatismo sectario.
Hoy, ello es mucho más importante ya que hay una oportunidad descomunal. Aunque el trotskismo no se haya transformado por diversas circunstancias en corriente mayoritaria en el movimiento obrero y popular, hay millones que al ver y sentir la tremenda crisis del capitalismo empiezan a recorrer el camino hacia la revolución y podremos empalmar con ellos si tenemos una política amplia como la que hoy exploramos a nivel nacional confluyendo en el Movimiento Proyecto Sur en la Argentina, así como nuestras experiencias en Venezuela, Brasil y relacionándonos desde nuestra corriente con los compañeros de la IV Internacional, Syriza y abiertos a nuevos sectores.
La pasión por construir el partido
Así como Moreno batallaba siempre para que el partido empalmara con sectores de las masas y se metiera en los procesos, siendo audaz en las tácticas y combatiendo al sectarismo, lo hacía siempre con un objetivo: construir y fortalecer el Partido. Esto es también una característica central de nuestra corriente: lo opuesto al oportunismo, porque nosotros mientras construimos herramientas amplias, seguimos construyendo nuestra organización. Nosotros luchamos por poner en pie partidos revolucionarios con influencia de masas en nuestro país y en el resto del mundo. Reivindicamos el proyecto leninista, de partidos de acción que se templen en los combates centrales del movimiento obrero y popular. Apostamos a formar un fuerte núcleo de cuadros y militantes que sean capaces de construir una organización en la que tengan lugar miles de trabajadores, jóvenes, mujeres, etc., que se alejan de los viejos partidos y de las propuestas del sistema, para aportar a la lucha por un gobierno obrero y popular que encabece el cambio total de la sociedad.
El internacionalismo
Para el trotskismo, la suerte del movimiento obrero de un país está indisolublemente ligada a la lucha de clases a nivel mundial, así como en una provincia está ligada a la situación nacional. Por eso gran parte de la militancia de Moreno y de nuestra corriente a lo largo de su historia está dedicada a la construcción de una corriente internacional. Ya que nos dota de un marco mucho más amplio para analizar la situación internacional y nacional y ello redunda en mayor justeza en la política y la orientación. Sin organización internacional por más pequeña que sea, es imposible construir partidos nacionales y disputar realmente el poder. Y en este plano también su obsesión fue explorar la posibilidad de confluir con otros sectores. Para ser internacionalista necesitamos construir una organización con sectores de otros países que seguramente van a opinar completamente distinto en muchos aspectos, con otras historias y tradiciones. Nuestra pelea por un reagrupamiento internacional sigue y actualiza esa enseñanza de Moreno, mucho más ahora que, por la crisis del capitalismo y a caballo de la nueva etapa, surgirán nuevos procesos revolucionarios y nuevas organizaciones que también llegan a esta conclusión: que la única forma de avanzar es uniéndose a otros compañeros de otros países.
No al dogmatismo
La elaboración permanente con espíritu crítico y partiendo de la realidad, es el otro jalón que queremos destacar del legado de Moreno. Él fue un profundo estudioso del marxismo, que no es tomarlo como un dogma y una receta sino como un método científico para ir actualizando y mejorando si la realidad lo impone. Analizando los nuevos fenómenos con la cabeza abierta. Después de la muerte de Trotsky hubo hechos tremendos que el dirigente ruso no pudo conocer, como el surgimiento de revoluciones sin clase obrera ni partido revolucionario. Y hubo sectores del trotskismo que opinaron que no eran revoluciones porque no entraban en el esquema que tenían. Moreno, en la Actualización del Programa de Transición, el estudio de las revoluciones contra las dictaduras, la ley de inversión de la causalidad, y otras que son parte fundamental de nuestro bagaje teórico y sin el cuál sería muy difícil explicar muchos de los fenómenos que ocurrieron luego de la segunda guerra mundial y de los cuales, por supuesto la mayoría tienen actualidad. Esto es muy importante porque nosotros nos vimos en lo mismo frente a fenómenos tremendos que sucedieron luego de la muerte de Moreno. Tal vez el mayor cambio histórico con la caída del aparato mundial stalinista y ahora la crisis del capitalismo y la nueva etapa. Por ello apelamos a ese método de ser críticos del propio morenismo. Y por ello, avanzar en nuevas elaboraciones en el terreno teórico, político y organizativo.
La vigencia de esos pilares
Esas enseñanzas son puntos de referencia claves hoy que vivimos una etapa de apertura mucho mayor a la que vivió Moreno. Surgen diariamente nuevos fenómenos para interpretar e intervenir. La utilización de esos pilares al servicio de la reflexión crítica nos ha permitido transitar por un camino de nuevas elaboraciones. Convencidos que para poder enfrentar con éxito las tareas que nos plantea esa nueva etapa que atravesamos es imprescindible sacar la mayor cantidad posible de conclusiones y enseñanzas. Desarrollar una nueva cultura de izquierda confluyendo con compañeros que provienen de distintas tradiciones, construir herramientas amplias a la vez que fortalecemos al partido revolucionario como estrategia, combatiendo al sectarismo y al oportunismo y desarrollar una fuerte corriente internacional. Profundizar este camino es el mejor homenaje que podemos hacerle a Moreno.
Guillermo Pacagnini