MST - Movimiento Socialista de los Trabajadores Lunes 27 de Agosto, actualizado hace 4 hs.

Carta del PSOL de Brasil

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A los anticapitalistas y organizaciones de izquierda

Nuestro Partido Socialismo y Libertad (PSOL) se presenta a las elecciones presidenciales de octubre con sus candidatos Randolfe Rodrigues y Luciana Genro. Nos parece que es una buena oportunidad para tener más relaciones fraternales y contar con vuestro apoyo. Randolfe es reconocido como el único senador que se enfrentó en el Senado a las viejas oligarquías corruptas aliadas al gobierno de Dilma Roussef. No por casualidad en una encuesta organizada por los periodistas parlamentarios fue electo por el voto en Internet como el mejor senador. Luciana Genro fue diputada federal, fue expulsada por el PT por no votar la reforma de la seguridad social y es fundadora del PSOL. También fue, en su momento, electa la mejor diputada.
Estas elecciones ocurren después de las Jornadas de Junio, cuando cientos de miles tomaron las calles y cambiaron la situación de nuestro país. En el país donde sé es orgulloso del fútbol por haber conquistado cinco copas mundiales, el pueblo se rebeló. Vio que las obras faraónicas de los mega estadios, (de modelo o padrón FIFA), construidos con el dinero del pueblo, no servían más que para el lucro de grandes constructoras; que eran fuente de corrupción mientras que el transporte la salud y la educación se deterioran. ¿Para qué tremendas inversiones cuando el país tiene una salud, educación y transporte precario? La juventud comenzó por la tarifa de transporte y luego se sumó el pueblo pidiendo salud y educación «padrón FIFA».
El movimiento del año pasado no se detuvo. Ahora se expresa en fuertes huelgas de nuevo tipo que desbordan a sus dirigentes; obreros de la construcción de las mega obras del mundial y la olimpiada de Rio, de la Policía Militar, de los trabajadores de la salud y el transporte, de profesores; de ocupaciones de Sin Techo en suburbios de grandes ciudades.
Una gran parte del pueblo dejó de creer en el «modelo de gobernar» del PT y en viejos partidos que lo acompañan en su gestión, para confiar en sus propias fuerzas. Y este sentimiento no disminuye, sigue creciendo porque la situación económica se ha vuelto más difícil, la inflación real crece y la economía se para.
En grandes ciudades como Rio de Janeiro y Belén de Pará el PSOL es ya una visible alternativa a los partidos del régimen; también ya está haciendo la experiencia de gobernar en las ciudades de Macapá e Itaocara. Nuestro partido cuenta con los únicos parlamentarios que votaron contra las obras de la copa, que también promovieron el fin del voto secreto en el parlamento y que denunciaron todos y cada uno de los casos de corrupción.
Porque es parte activa de las movilizaciones y cuenta con esta presencia, es quien está en mejores condiciones para convertirse en la representación política de los trabajadores y el pueblo; este es el desafío. Levanta un programa que, salvando las distancias, responde a similares necesidades planteadas en este mundo de la globalización. La suspensión del pago y la auditoria de la deuda pública, impuestos progresivos a los bancos y grandes empresas para destinar los recursos a mejorar la salud y la educación. Propugna un nuevo régimen político para el 99% de la población y no para el 1%. Basado en una democracia real y directa; defiende los derechos para los oprimidos, las mujeres y las minorías.
Lamentablemente las izquierdas que nos reivindicamos interna-cionalistas no contamos con una red u organización mundial que nos permita socializar y apoyar a los procesos nacionales. Tal vez por eso puede haber algunas dudas sobre cuál es la mejor política electoral para Brasil. Parecería ser lícito considerar que los gobiernos petistas (Lula y Dilma), no son o no fueron como los socialdemócratas de Hollande o Papandreu. Si bien es verdad que todavía no hicieron los tremendos ajustes que sufre todo el sur europeo, son muy similares. Gracias a la situación favorable de las economías de Sudamérica los gobiernos del PT tuvieron posibilidades para hacer una cierta política asistencialista, pero en la esencia no hay grandes diferencias. Desde que subió al gobierno Lula comenzó a gobernar para los banqueros, los agronegocios y las grandes mega empresas de las obras civiles. No por casualidad es el país de los intereses financieros más altos y donde los bancos están entre los que reciben más lucros y son los beneficiarios de la deuda pública que crece. La reforma agraria se fue deteniendo y se favoreció a las grandes explotaciones de los latifundios, siguió el desmonte del Amazonas al servicio de los grandes sojeros y el agronegocio. Los planes asistenciales, bajo la forma de «bolsa familia» de las que son beneficiarios alrededor de 40 millones de personas, ayudaron a crear un estado de pequeña mejoría en los sectores más pobres y un cierto espejismo sobre la situación del país. (A pesar de que por la lógica de la concentración de riqueza los índices de desigualdad no cambiaron). Pero si por el asistencialismo esto no aparecía tan evidente, con la llegada de la crisis económica la situación quedó más clara; el ajuste ha comenzado y es esto lo que en definitiva explica el descontento creciente y las Jornadas de Junio. A solo sesenta días de la copa las movilizaciones y huelgas están aumentando y no van a parar durante su transcurso a pesar de que el gobierno reprime cada vez más duro, y que en Río de Janeiro hay prácticamente un estado de sitio en las favelas (donde vive un cuarto de la población) que están ocupadas por el ejército y la policía militar.
Tampoco sería correcto decir que el PT tuvo una política internacional independiente; en Latinoamérica esto es más visible. En los inicios de la década, bajo el influjo de la revolución bolivariana encabezada por Hugo Chávez se vivió un proceso de relativa independencia económica en los países que formaron el ALBA. Con ello se abrió una oportunidad histórica para conquistar la independencia de nuestro continente. Pero Brasil -el país más grande- no favoreció este proceso; por el contario, lo frenó. Lula usó su prestigio para introducir a las grandes empresas multinacionales brasileñas en los otros países y defender los intereses subimperiales de su clase dominante. Si hoy Venezuela está ante una grave crisis (frente a la cual Lula dice que hay que hacer un gobierno de unidad nacional), es porque nuestro país no se sumó sino que puso una barrera al desarrollo de este proyecto de independencia. Y por eso mismo llegó la crisis a Brasil, porque continuó dependiente y por tanto vulnerable.
La construcción de alternativas anticapitalistas con peso de masas es una necesidad para enfrentar la crisis capitalista; si la izquierda no responde a la altura de las circunstancias los procesos se estancan o se fortalecen las peores derechas. Su ausencia se volvió dramática en Ucrania y Egipto, donde grandes rebeliones desintegraron los regímenes.
En Brasil la construcción de la opción anticapitalista independiente está en marcha. El PSOL ya existe y puede transformarse en la alternativa para amplias masas; haciendo una comparación puede ser lo que ya es Syriza para los trabajadores y el pueblo griego. Que los anticapitalistas y la izquierda apoyen nuestra campaña electoral y nuestra intervención en las luchas puede ayudar mucho a ese objetivo.

Luiz Araújo, Presidente del PSOL 
Pedro Fuentes, Secretario de Relaciones Internacionales

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