El lunes 13 de octubre falleció a los 92 años el histórico dirigente peronista Antonio Cafiero. El gobierno decretó duelo nacional por dos días y una larga lista de ministros, funcionarios K, gobernadores, legisladores y políticos oficialistas y opositores se encargaron de reivindicar su trayectoria. “Patriota profundamente humanista y cristiano…” “… uno de los mejores hombres que el peronismo aportó al país…” “… actor fundamental del proceso democrático argentino…” fueron algunas de las expresiones que se vertieron. Para el otrora diario “gorila” La Nación “fue un hombre de la democracia argentina, a la que sirvió durante casi 70 de sus 92 años de vida”.
Lejos del cinismo a que nos tienen acostumbrados los viejos políticos de este país, que ayer festejaban o se callaban la boca cuando Cafiero fue encarcelado primero en el 55 y luego por la dictadura del 76, los socialistas del MST Nueva Izquierda queremos señalar nuestra discrepancia con la mayoría de estos elogios. Antonio Cafiero fue un actor importante del régimen capitalista argentino, al que le sirvió consecuentemente. O sea, ha sido un actor y cómplice de gobiernos y procesos que impidieron que nuestro país pudiera prosperar y mejorar la situación de su pueblo. Es corresponsable junto a la vieja clase política del país de que en una Argentina rica, haya un pueblo pobre… y muchos millonarios cuyas filas de clase siempre integró.
De origen humilde, el dueño de la Ferretería Francesa y otras tantas empresas amasó durante su vida una importante fortuna y no dudó en dejar familias en la calle, cuando como buen patrón lo consideró necesario para el florecimiento de sus negocios.
Ya en la segunda presidencia de Perón mostró su curso, cuando se separó del gobierno por estar en contra del justo enfrentamiento del General con la Iglesia Católica, a cuyos intereses siempre sirvió, y que por aquel entonces era una de las puntas de lanza del golpe pro imperialista de 1955.
Pese a sus diferencias y contradicciones, fue una figura clave del proyecto patronal que significó el PJ, integrando el gabinete de Isabel después del Rodrigazo, como ministro de economía. Basta recordar esos años, donde la Triple A actuaba amparada a la sombra de Isabel, en el cual firmó como miembro del gabinete el decreto de “aniquilamiento de la subversión”, para comprobar que no era un “gran demócrata”.
En todo caso la democracia que defendió es la democracia para ricos a la que sirvió fielmente y por eso los momentos de crisis lo encontraron en primera fila como un buen soldado de la causa. En estos días, quizás la foto más publicada, es en la que se lo ve en el balcón de la Casa Rosada junto a Alfonsín, en ocasión del alzamiento carapintada. Allí Alfonsín le mintió a todo el pueblo movilizado contra los militares con la histórica frase “Felices Pascuas, la casa está en orden”, abriendo una tremenda capitulación a los responsables del genocidio que luego culminó con la ley de Obediencia Debida. Cafiero fiel a su rol estuvo allí salvando al sistema “democrático” que no podía permitir que una pueblada terminara con la impunidad de los genocidas.
Como gobernador bonaerense fue artífice del pago en cuotas de los salarios estatales.
Los socialistas del MST, no podemos sumarnos al coro de aduladores. Nuestra pelea es por una democracia distinta, no por esta democracia para los ricos que Cafiero defendió toda su vida al servicio de la entrega de nuestros recursos y empresas a las multinacionales. La democracia que perseguimos debe estar al servicio de un país que pelee por su 2º Independencia, rompiendo con las multinacionales y los usureros internacionales y para poner los recursos de nuestra Argentina al servicio de que las mayorías populares tengan trabajo, salario y jubilaciones dignas, vivienda, salud y educación públicas de calidad. Una Argentina Socialista.
Antonio Acosta