Carrió insiste en que «con Macri podemos tener acuerdos republicanos» para combatir la corrupción de los K. Ahora bien: Macri tiene denuncias varias por corrupción –la justicia lo protege- y además el partido del que es vocero público está implicado en un caso de corruptela estructural que se repite año a año: los acuerdos de los K con el PRO para «vender» su acompañamiento a cada medida importante que requiere de mayorías especiales. Entonces si Carrió quiere combatir la corrupción no es con el PRO con el que tiene que hablar. Como salida es claro que hace falta dar vuelta todo en materia democrática y política. Que los funcionarios ganen igual que un docente y que sus hijos vayan a la escuela y al hospital público, es una propuesta para ejercer presión social y condicionantes materiales a los políticos electos. Por eso, otro verso de Carrió es pretender combatir la corrupción con uno de los personajes que es parte orgánica del problema, como Macri o sus «herederos». Por eso, una nueva izquierda tiene que partir de la necesidad de terminar con los privilegios, y democratizar a fondo para que la gente decida y se organice contra la política tradicional