Nuestro país se encontró hoy ante un hecho de enorme gravedad política: el fiscal Nisman, que esta tarde debía ampliar su denuncia en el Congreso sobre la causa del atentado a la AMIA, en especial sus acusaciones contra la presidenta y otros importantes funcionarios, apareció muerto de un disparo en su casa de Puerto Madero.
Su muerte, como todo este caso, está cubierta de grandes interrogantes que no serán aclarados en el marco de la investigación de la Secretaría de Inteligencia (SI) a cargo del gobierno nacional, que durante años -y aunque provenía de la dictadura- mantuvo a Stiuso al frente de la SIDE hasta que hace poco lo desplazó para poner de hecho su conducción en manos del cuestionado general Milani y sus allegados. Al amparo de los sucesivos gobiernos y los viejos partidos políticos, un manto de impunidad y secretos de supues-ta «inteligencia» de Estado envuel-ve todo. Y la sospechosa muerte de Nisman, más allá de si fue asesinado o inducido al suicidio por la situación de amenazas y tensión, es parte también de este terrible mecanismo del poder y de un aparato de inteligencia que aún mantiene el formato de la última dictadura militar, nunca fue desmantelado y se sigue soste-niendo con fuerte financiamiento y oscuros secretos que la población desconoce. Lo mismo pasa con su «mano de obra desocupada». Por eso en estos veinte años nunca nadie quiso investigar la llamada «conexión local» del atentado a la AMIA, mien-tras sí se tomaban en cuenta infor-mes de aparatos represivos repu-diables como la CIA y el Mossad, y en la SIDE se desarrollaban guerras internas entre antiguos responsa-bles desplazados y nuevos jefes.
Como venimos sosteniendo en este caso, ni el gobierno, ni la SIDE ni la justicia querían investigar a fondo e incluso las autoridades de la AMIA y la DAIA fueron funcionales a esos manejos. Sólo los familiares de las 84 víctimas están dispuestos a buscar verdad y justicia hasta el final. Por eso cuestionamos el Memo-rándum con Irán y demás acciones del gobierno sobre este caso -ya que siempre antepuso sus intereses políticos- y no confiamos en las fuentes de Nisman, cuyos datos provenían de los ‘servicios’ impe-rialistas y sionistas así como de agentes y actividades de la propia SI que aparece a todas luces como parte mafiosa e implicada en estos hechos.
Siempre hemos rechazado toda utilización política del caso AMIA, venga de donde venga, ya que es un obstáculo a la verdad y la justicia. Por eso, como lo venimos pro-poniendo, para que en la muerte del fiscal Nisman y en la causa AMIA se pueda lograr verdad y justicia, más que nunca exigimos que se abran todos los archivos secretos de la SIDE y se forme una comisión investigadora independiente integrada por familiares de las víctimas del atentado y personalidades inta-chables, que investigue la co-nexión local y todo lo que sea necesario. Organizaciones de fa-miliares, como APEMIA, sostienen una propuesta similar. Exigimos al gobierno nacional que ordene la apertura no de unos pocos sino de todos los archivos de inte-ligencia y que habilite este camino independiente para clarificar pú-blicamente sus responsabilidades políticas.
Convocamos al pueblo argentino y a todas las organizaciones populares a movilizar por estos objetivos para conseguir que de una vez por todas haya verdad y justicia.