Nadie duda de que 300 milímetros caídos en 15 horas sea demasiada lluvia. Pero cuando se combinan con la negligencia de los funcionarios a cargo, un brutal ataque a la naturaleza y la total ausencia de previsión, el resultado es fatal.
“Un tsunami que nos cayó del cielo”, “Esto no se podría haber previsto”… fueron algunas de las frases con las que José Manuel de la Sota, consciente de la responsabilidades de su gobierno, se defendía al conocerse las primeras consecuencias del temporal.
Con siete muertos, una desparecida, centenares de evacuados, destrozos millonarios y pueblos enteros aislados y sin los servicios básicos, el saldo de las inundaciones es altamente devastador y amenaza con seguir profundizándose.
Echarle la culpa a la naturaleza es el único camino que pueden tomar los que pretenden negar una realidad cada vez más evidente: el temporal se transformó en tragedia producto del salvaje modelo productivo que los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, casi sin excepción, han aplicado a ultranza en todo el país los últimos 15 años.
La base del desarrollismo urbano y de la sojización es la destrucción del bosque nativo. En Córdoba queda menos del 3% y está en permanente retracción, producto del accionar ilegal de los grandes terratenientes y desarrollistas. Las tierras de las Sierras Chicas se han transformado en las preferidas de los especuladores inmobiliarios, que han cubierto la zona con numerosos countries, campos de golf y grandes superficies cubiertas. La deforestación, desertificación e impermeabilización de los suelos ha avanzado a pasos agigantados, sólo topándose con la tenaz resistencia de las asambleas de vecinos, como la de Chavascate.
De la desidia al desprecio por la vida
Si al cóctel explosivo modelo Monsanto/especulación inmobiliaria, se le suma la desidia de los funcionarios, el resultado es trágico. Esta tragedia demostró la inoperancia de los responsables de poner en marcha los dispositivos de alerta temprana, el nulo mantenimiento de los diques que retienen cada vez menos agua, debido a la sedimentación y falta de dragado y la ausencia de obras de infraestructura que actúen como defensa frente a este tipo de temporales.
Como era de prever, muchos de los vecinos que se movilizaron para exigir ayuda, encontraron las municipalidades vacías y debieron arreglársela pudiendo contar sólo con la solidaridad de vecinos y amigos. Mientras tanto crecen las denuncias contra los punteros, por distribución discrecional de las donaciones.
Organización y lucha para defender la vida
Al desprecio de los funcionarios por la vida de los ciudadanos sólo puede oponérsele la organización. Numerosas asambleas locales enfrentan hace años el modelo productivo de muerte y contaminación. La próxima pelea será sin dudas la de obligar al gobierno a hacerse cargo y resarcir a todos los damnificados. Pero para evitar que esto vuelva a suceder es fundamental que se suspendan inmediatamente todos los mega proyectos inmobiliarios y que esos fondos se destinen a reconstruir los pueblos, a levantar las obras de infraestructura necesarias a la vera de los cauces de agua, a implementar un plan de reforestación masivo de todas las sierras y a conformar comités de cuencas que monitoreen la recuperación de los ríos y arroyos.
La coordinación de todas las asambleas locales será fundamental para conquistar estas exigencias y supervisar su correcta implementación. En el camino de recuperar las intendencias para los que vienen defendiendo la zona del ataque de los gobiernos del bipartidismo.
Raúl Gómez, Candidato a gobernador