Los últimos sucesos de Grecia, han reabierto un profundo debate en toda la izquierda. En nuestra declaración oficial ya hemos opinado sobre los alcances del acuerdo y la capitulación realizada. Ahora, se abre una nueva situación en Grecia. Mientras escribo este artículo, llegan las noticias de cambios en el gobierno, de pedidos de renuncia a dirigentes del ala izquierda y del inicio de una metamorfosis al interior del equipo gobernante que rodea a Tsipras, ganando peso los representantes del ala más moderada de Syriza, evidenciando que se preparan para aplicar un acuerdo al que se opuso el ala izquierda. Estos son los primeros pasos que manifiestan que ya nada será como antes; se está iniciando una nueva etapa en la corta vida que lleva Syriza en el gobierno, dejando de lado los compromisos con el pueblo.
Mientras esto sucede, al interior de Syriza se suceden las declaraciones de comités locales oponiéndose al rumbo del gobierno, convocando a reuniones, plenarios o exigiendo eventos donde la base partidaria debata y decida. Ya que no fue el ala izquierda quien desacató el mandato popular y el programa de Tesalónica, sino que fueron los representantes del gobierno que encabeza Tsipras, quienes pasaron por encima de todo esto. Ellos son quienes debieran dar explicaciones a la base y a los cuadros que vinieron construyendo esa enorme experiencia política.
Del debate interno en Syriza surgirán seguramente distintas opiniones y propuestas, que estarán signadas por la necesidad de organizar políticamente, tal vez en un nuevo espacio político, a todas y todos aquellos quienes pretenden seguir adelante con un proyecto anticapitalista en Grecia. Ese camino alentamos, porque el proceso griego ha sufrido un duro golpe, pero la batalla no está terminada. Vendrán otras peleas, y del seno de este fenómeno político y en unidad con otros sectores abiertos a la confluencia, puede emerger un nuevo actor con fuerte peso en las luchas sociales y con una fuerte representación política. Nadie dice que no pueda lograrse. Es una tarea concreta y necesaria en estos momentos. Como bien plantea el dirigente del ala izquierda Stathis Kouvelakis «Creo que en lo que refiere al proyecto político de Syriza hemos llegado un punto de no retorno. Syriza como proyecto político no puede continuar como lo ha hecho hasta ahora». El punto de responsabilidad de los dirigentes de la izquierda griega, es responder positivamente a esa situación, para darle un canal activo y militante, a toda la fuerza social acumulada en los días previos al referéndum.
Algunos debates con el infantilismo de la izquierda sectaria
En nuestro país, las corrientes del FIT como PO y PTS, que le dieron la espalda a Syriza cuando enfrentó y derroto a los viejos partidos, ahora dicen, palabras más o palabras menos «eso es Syriza» o «ya lo sabíamos». En realidad, la capitulación de la mayoría del gobierno de Syriza no confirma la tesis del FIT ni mucho menos, porque el debate central es otro. En todo proceso vivo de la lucha política, siempre está el riesgo de que un sector no pase la prueba. Eso siempre ha sido así y es parte de las peleas políticas que debemos dar. El verdadero debate, en el que el FIT no pasa la prueba, es en cuanto a la necesidad de impulsar grandes coaliciones amplias y de izquierda, asumiendo sus riesgos y desafíos. Para evitar dar esas peleas, que son las únicas posibles que conducen a disputar el poder real, prefieren no abrirse a grandes unidades y así le capitulan al régimen por otra vía, la de negarse a disputar realmente. De nuestra parte creemos firmemente en la necesidad de seguir impulsando grandes unidades plurales de izquierda, como a su vez creemos en mantener a su interior, corrientes revolucionarias organizadas, que sepan actuar en momentos como estos, cuestión que también es una conclusión reafirmada estos días.
La experiencia de Syriza ha sido de una gran riqueza, que incluso en estos momentos tan graves, posibilita que de su seno, emerjan nuevos sectores de izquierda, hoy mucho más visi-bilizados, para seguir peleando por una estrategia socialista en Grecia. Esa posibilidad sólo podía desarrollarse siendo parte del fenómeno y no dándole la espalda. Quien no ve esto, no ve nada. Creemos al respecto que está en lo cierto Kouvelakis cuando afirma: «Puedes decir, por un lado, que lo que estuviste diciendo está justificado porque se prueba verdadero. Es la estrategia usual del te-lo-dije. Pero, si eres incapaz de darle un poder concreto a esa posición, políticamente eres derrotado. Porque, si estás impotente y te pruebas incapaz de transformar tu posición en una práctica de masas, entonces obviamente políticamente no estás justificado. Eso es una cosa. Lo segundo es que no todos han sido derrotados ni tampoco lo han sido en la misma medida. Quiero remarcar eso. Pienso que era absolutamente crucial que la batalla interna en Syriza se desatara…» (ver más de su opinión en pág. 14)
Por todo esto debemos seguir el pulso de las peleas que se vienen en Grecia,y alentar con fuerza a todas y todos aquellos que se sigan jugando, apoyados en la movilización popular, a construir amplia y firmemente desde la izquierda. Lejos del oportunismo reformista y del sectarismo.
Sergio García
